México D.F. Martes 26 de octubre de 2004
A tambor batiente cerró el Cervantino
Guanajuato, Gto., 25 de octubre. A tambor batiente, en términos literales, concluyó anoche la versión 32 del Festival Internacional Cervantino (FIC).
El delirio visual, pero sobre todo sonoro del ensamble de percusiones Yamato transformó la Alhóndiga de Granaditas en un gigantesco miocardio pétreo de fulgurantes latidos.
Estamina pura fueron 80 minutos de un espectáculo entre ancestral y futurista, cautivante, a cargo de 10 músicos japoneses provistos de un amplio y vistoso set de más de 20 tambores de diferentes formas y dimensiones, uno de ellos enorme, con una altura como de dos metros y un diámetro de casi el doble.
Wadaiko es el nombre genérico que atribuyen a ese tipo de instrumentos en aquel país y el empleo que Yamato hace de ellos tiene como punto de partida cierto sentido ritual y aspectos de la tradición musical japonesa; sin embargo se enriquece con estructuras sonoras y rítmicas contemporáneas.
La fusión es enérgica y energética. Puro poder puro. Las poco más de 5 mil almas que desbordaron la Alhóndiga se conectaron de principio a fin en una especie de trance hipnótico.
El aspecto visual también fue impactante, con un despliegue escénico atractivo desde la vestimenta de los músicos -especie de kimonos rojos con apariencia futurista-, los tamaños y figuras de los diferentes tambores y su distribución sobre el escenario, hasta las evoluciones coreográficas que los intérpretes realizaron al tocar sus instrumentos.
Y sonaron los tamborazos toda la noche... 80 minutos en tiempo efectivo y lo demás en el recuerdo. Un hechizo de voces profundas, graves, ancestrales, voces de trueno y de vida con las que el ensamble japonés cerró el programa cervantino y de paso abrió promisorias expectativas de lo que acaso podrá apreciarse en la versión del próximo año, toda vez que ayer fue confirmado que Japón y China serán los países invitados de honor. ANGEL VARGAS, ENVIADO
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