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México D.F. Martes 26 de octubre de 2004
La coleccionista inaugura su exposición
Rastros, small memory
Yani Pecanins sigue las huellas de las personas mediante
artefactos cotidianos
Mostrará 147 obras de arte objeto-instalados
y collages trabajados con hilos y amarres
MERRY MAC MASTERS
Una persona deja huellas a lo largo de su vida en los
objetos que utiliza. Estos artefactos cotidianos, que Yani Pecanins suele
reunir en cajas o enmarcar, ahora han reforzado su presencia al trabajarse
como ''objetos sueltos", para instalarlos a la manera de un puesto de mercado
de pulgas, en el que a veces, al ir a chacharear, uno no ve nada
o ve mucho porque el ojo se afila.
De
hecho, 147 objetos trabajados, ya sea con hilos y amarres, o escrituras,
animan de manera discreta buena parte de la Galería Pecanins (Durango
186, colonia Roma), donde hoy a las 19:30 horas será inaugurada
Rastros, small memory (pequeña memoria), exposición
de arte objeto-instalados y collages, de Yani Pecanins.
El título de la muestra contrasta la intimidad,
inclusive la fragilidad, de las personas con la ''gran memoria" de sucesos
o personajes. Yani atribuye la elección del nombre a sus pensamientos,
lecturas en los periódicos, las guerras y las consecuentes muertes
que dejan rastros. No es un tema nuevo para la expositora, sin embargo
ahora le ha dado otro tratamiento al instalar los objetos de modo que las
huellas tengan ''otro sentido", ya que al juntarse estos objetos sueltos
requieren de otras lecturas.
La obra de Yani va a contracorriente de la sociedad que
compra un objeto, lo usa y lo desecha. Explica: ''La historia de las personas
está en los objetos. En los últimos tiempos los objetos son
algo pasajero. Muchos de los objetos aquí presentados son viejitos,
viejitos. Hablan de una época, de la necesidad de las personas,
de miedos, pérdidas. Son la pérdida de alguien. Al encontrarlos,
retomarlos y hacerlos míos, se recuperan un poco esas pérdidas.
También se aprenden cosas de los demás, ya que hablan de
las personas".
Más que hablar de instalaciones, Yani considera
haber instalado sus objetos que, en conjunto, funcionan de otra manera:
''Siento que es parte de una especie de lenguaje o abecedario que trato
de hacer con mis objetos, en el que las piedras, los hilos, quieren decir
algo. Todo esto forma un lenguaje particular. Muchos son objetos cotidianos
que hablan de comer, vestirse, trabajar, de lo simple de la vida. Pero
que luego acaban no siendo tan simples, porque en esa simplicidad también
hay algo complejo".
El plástico no es un material de su preferencia:
''Me interesa una estética en particular. Hay unas cajas que son
de un plástico duro, pero que está más viejito. Es
el que soporto porque en general el plástico se me hace un material
muy feo, frío. Si quiero escribir algo sobre un plástico,
por supuesto no se va a ver bien. No es un material que comunique cosas.
Para mí, por ejemplo, los platos tienen una magia particular, sobre
todo porque son con los que uno come a diario. Mis materiales, primero
me tienen que atraer, hacer ojos, decir, ven. Tienen que prestarse a esto.
Lo nuevo habla de los rastros que me interesan".
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