México D.F. Lunes 25 de octubre de 2004
Presentan el tercer tomo de Obra reunida
JEP: Pitol desarrolló con la traducción
su vena literaria
DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL
Monterrey, NL, 24 de octubre.
A Sergio Pitol nunca se le ha reconocido como el gran traductor que es,
a pesar de que un buen trabajo de traducción implica crear de nuevo
cualquier obra literaria, señaló José Emilio Pacheco
al presentar el tercer tomo de Obra reunida, que incluye, entre
otros títulos, La casa del abuelo, Cuerpo presente y El
hilo de los hombres.
Durante
la 14 Feria Internacional del Libro del Tec, Pacheco comentó
que el escritor nacido en Puebla y radicado en Veracruz tuvo en la traducción
su mejor escuela y mejor ejercicio literario. Hilando a través de
los años, fue haciendo sus propios libros.
''Creo que sólo por imitación se aprende
a escribir, como antes aprendimos a hablar; sin imitación no hubiéramos
aprendido a hablar'', señaló el autor de Batallas en el
desierto.
El joven Pitol, que aún no nos había descubierto
la literatura europea, logró hacer con su traducción algo
muy personal y los cimientos de un trabajo que se ha basado en convertir
en propio lo ajeno y en acercar lo lejano.
''Las traducciones son parte de su trabajo literario,
aunque no se mencionan. No existe hasta el momento, que yo sepa, una bibliografía
de los más de 50 libros que ha convertido en prosa española",
destacó Pacheco.
Sergio Pitol, expresó, "no se ha limitado a traducir,
porque no se puede traducir simplemente una novela, una poesía,
una obra de teatro; hay que hacerla de nuevo en español".
Expresó que, como para Jorge Luis Borges y Julio
Cortázar, la traducción es para Pitol la mejor escuela y
el mejor ejercicio literario. ''Para nosotros como lectores nos ha dado
el regalo de novelas, cuentos y ensayos que no son nada más equivalentes
aproximados, sino verdaderos textos en castellano, creados, por ejemplo,
a partir del ruso y el polaco.
Explosivo humor
Afirmó que el autor de El tañido de una
flauta introdujo en el vocabulario crítico la presencia del
carnaval y su mezcla de lo sublime y lo ridículo, pero sobre todo
el derrocamiento de las jerarquías.
Recordó que una ocasión, allá por
los años 70, Margarita García Flores le preguntó a
Sergio Pitol, por qué el humor explosivo de su conversación
no se miraba reflejado en su literatura, pues era muy divertido en su charla,
pero su literatura era muy seria.
Quizá, dijo, esa interrogación fue uno de
los estímulos al gran cambio que se dio en su narrativa. Igual,
agregó, una historia que pocas personas conocen es cómo nació
la gran producción de Jorge Ibargüengoita cuando dejó
de escribir reseña teatral para producir sus grandes novelas.
Ese cambio, afirmó, pasó por un incidente
trivial, porque Ibargüengoita se burló del Andrú
de Alfonso Reyes, una obra inconclusa, pero muy divertida por la música
de Rafael Elizondo.
''Monsiváis salió en defensa de Reyes. Jorge
se dio por ofendido, porque entre más críticos seamos más
sensibles somos ante los señalamientos de los demás, y a
partir de ahí renunció a la crítica teatral y se dedicó
a escribir novela.''
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