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México D.F. Lunes 25 de octubre de 2004

Genocidio tolerado en el norte de Uganda

Un ejército de fanáticos ha plagiado y obligado a miles de niños a servirlo y asesinar

TIM JUDAH THE INDEPENDENT

Kitgum, Norte de Uganda. Se suponía que la guerra, el canibalismo, la esclavitud sexual y las masacres eran cosa del pasado en Uganda. Se ha mostrado al país como una de las historias de éxito en Africa por el combate al sida y la relativa prosperidad de la capital, Kampala. Pero lejos de esa ciudad una horrorosa guerra civil cobra las vidas de miles de niños, advirtió la Organización de Naciones Unidas (ONU).

''La del norte de Uganda es la más grande de las crisis humanitarias olvidadas en el mundo", señaló Jan Egelund, subsecretario del organismo para Asuntos Humanitarios. "Es un escándalo moral."

Pocas personas fuera de esa nación africana saben que en el norte el gobierno se enfrenta a una secta fanática y asesina, el Ejército de Resistencia del Señor (ERS), cuya fuerza de combate está integrada en gran parte por niños secuestrados. Alrededor de 95 por ciento de la población de esas zonas ha sido expulsada de sus hogares por esa guerra. Casi dos millones de ugandeses, de una población de 24.7 millones, viven ahora en campos de refugiados por miedo de ser atacados y asesinados en sus aldeas.

Niños ugandeses han relatado cómo los rebeldes los obligan a punta de pistola a secuestrar y asesinar a otros niños y a beber su sangre. Un ex comandante del grupo rebelde narró que había obligado a aldeanos a destazar, cocinar y comerse a sus vecinos y después los mató también.

El ERS está encabezado por Joseph Kony, quien se proclama profeta y afirma que Uganda debe regirse por los Diez Mandamientos. El y la mayoría de sus combatientes pertenecen a la tribu acholi, al igual que la mayor parte de sus víctimas. Kony asegura estar guiado por espíritus que le dicen qué hacer y a quién matar. La ONU estima que ha secuestrado más de 20 mil niños, los cuales forman 90 por ciento del ERS.

En los campos de refugiados prácticamente todo el mundo tiene una historia que contar. Pamela Aber, de 18 años, fue secuestrada por los rebeldes en febrero; estuvo cautiva cinco meses y pudo escapar. Su trabajo era cocinar y recoger leña, a la vez que servía de esclava sexual al comandante. Tal es el destino de la mayoría de las jóvenes y muchachas capturadas por los rebeldes, muchas de las cuales tienen hijos de sus captores. Poco después de ser plagiada, la obligaron a tomar parte en el asesinato de una chica de 14 años llamada Adok, a quien sorprendieron tratando de escapar. A otras 10 muchachas que acababan de secuestrar les ordenaron matarla "a mordidas".

"Comenzamos a morderla, pero no se moría. Cuando la estábamos mordiendo imploraba a los rebeldes que la perdonaran, que no volvería a escapar. Sangraba por todas partes, pero no moría. Luego nos dijeron que la pincháramos pero seguía viva. Después nos dijeron que le pegáramos con un tronco, una tras otra, hasta que murió."

Cuando le preguntaron qué sintió al hacerlo, dijo: "Tenía miedo, pero nos dijeron que si no la mataban nos matarían a nosotras. Tuvimos que fingir que no teníamos miedo".

Richard Abonga, de 12 años, había pasado un tiempo con los rebeldes, quienes lo hacían llevar a cuestas pesadas cargas de comida robada. Cuando otro chico, de 11 años, se quejó de cansancio, los rebeldes le dijeron que pusiera su carga en el suelo y ordenaron a otros niños juntarse a su alrededor. "Comenzaron a tajarle los pies con un azadón, luego le cortaron las manos y los párpados con navajas de rasurar, y luego le ataron las manos a la espalda. Todavía estaba consciente. Lo colgaron de un árbol, cabeza abajo, y nos dijeron que la golpeáramos como pera de box hasta que murió."

El capitán Vincent Okello Pakorom tenía 16 años cuando fue capturado por el ERS, en 1991. Ascendió hasta ser uno de los guardaespaldas de Kony, a quien describió como un "ser humano común y corriente", pero que "tiene el poder": la capacidad de predecir el futuro.

El dirigente de la secta parece amistoso, relató, hasta que los espíritus comienzan a hablar por medio de él. Cuando hablan, alguien escribe lo que dice. "El más cruel", recordó Pakorom, "es Quién eres tú, el espíritu congolés que ordena las matanzas."

Desde que Uganda obtuvo su independencia, en 1962, su política se ha caracterizado por la brutalidad. En más de 40 años jamás ha habido una transferencia pacífica del poder. De 1971 a 1979 estuvo gobernada por el ex sargento del ejército británico Idi Amín, quien asesinó a decenas de miles. ¿Por qué ha durado tanto esta rebelión? Muchos acholis creen que el presidente Museveni subestimó a los rebeldes. Otros sostienen que no le molesta tener una insurgencia continua de bajo nivel, porque mantiene ocupados a los acholis, quienes así no se inmiscuyen en las políticas de Kampala.

Bajo la condición del anonimato, muchas personas dan una explicación diferente de la guerra. Trabajadores humanitarios afirman que demasiadas personas tienen fuertes intereses económicos en esta guerra y no quieren que termine pronto. El conflicto se vincula también con la crisis en Darfur, Sudán, al otro lado de la frontera. Jartum ha apoyado al ERS por razones propias, pues durante años Uganda ha respaldado al Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés (ELPS), que opera en el sur de ese país. El gobierno sudanés arma al ERS y lo usa para combatir al ELPS.

El médico Lawence Ojom ha sido director del hospital St Joseph's de Kitgum durante 15 años, e insiste en que el fin de la guerra no está próximo. "Esta es la peor. Jamás hubo una igual."

Cada semana el hospital da abrigo a "huéspedes nocturnos", algunos de los 45 mil niños que por miedo de ser secuestrados se desplazan cada noche a Gulu, Kitgum y otras ciudades para dormir en la seguridad de los hospitales. Muchos coinciden en que no sólo se necesita acción militar, sino también medicinas y alimentos para salvar vidas. Para 2004, la ONU ha solicitado 61 millones de dólares en fondos de ayuda, en su mayoría para el Programa Mundial de Alimentos en el norte de Uganda.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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