México D.F. Lunes 25 de octubre de 2004
Según la OEI, en la década pasada
aumentaron los desempleados con preparación académica
En AL, estudiar no garantiza obtener empleo, revela
estudio
La educación se convierte en una forma de discriminación;
las mujeres, las más afectadas
LAURA POY SOLANO
A pesar de que en la década pasada la escolaridad
de los jóvenes se elevó en la mayoría de los países
de América Latina y el Caribe, el impacto de ciertos niveles educativos
en el mercado laboral, en especial la secundaria, no se percibe ya que
tener estudios no garantiza la obtención de empleo ni el acceso
a trabajos bien remunerados, lo que significa que "mayores logros educativos
no implican necesariamente mejor calidad de vida", señala un análisis
del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América
Latina de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (OEI).
El
informe sobre educación y mercado laboral afirma que a consecuencia
del deterioro generalizado de éste en los años recientes,
las remuneraciones económicas cayeron pese a que aumentó
el promedio en los años de estudio de la población latinoamericana.
El estudio, realizado en seis naciones de la región,
entre las que se encuentra México, indica que en la década
pasada "no sólo aumentaron los años de escolaridad de la
población, sino que la tasa de trabajadores asalariados se redujo
sistemáticamente", lo cual indica que se incrementó la población
con empleos precarios pero con niveles educativos más elevados.
Al respecto, el documento indica que en América
Latina y el Caribe más de 45 por ciento de los jóvenes de
25 años de edad o más que logran conservar un empleo laboran
en condiciones precarias, sin seguridad social ni acceso a salarios bien
remunerados. Situación, asegura la OEI, que afecta en mayor medida
a las mujeres, lo que indica que "los logros educativos alcanzados por
las mujeres no están atenuando las brechas de género en los
ingresos, ya que las mayores disparidades en la percepción salarial
de hombres y mujeres se produce en aquellos sectores que terminaron o superaron
el nivel universitario".
El acceso a empleos de mayor calidad, agrega el estudio,
exige a las mujeres más años de especialización que
a los hombres, pues aun cuando logran acceder a relaciones más formalizadas
de empleo, "las disparidades de ingreso siguen operando y se acentúan
a medida que aumentan sus logros educativos".
El aumento de la escolaridad en la población de
la región "no siempre logra revertir el deterioro de las condiciones
de vida" ante un mercado de trabajo inestable, pues en la década
pasada, "a medida que se incrementó la proporción de quienes
accedieron a la educación superior, descendió su nivel de
inserción en el mercado laboral", lo cual indica que los países
con mayores niveles de educación "no necesariamente muestran una
colocación laboral adecuada y de mejor calidad".
Ante el deterioro del mercado de trabajo, agrega la OEI,
la educación deja de determinar la inserción laboral y "pasa
a ser un instrumento para discriminar la asignación de los puestos
disponibles, ya que los jóvenes tienen menos oportunidades de acceder
al empleo, y cuando lo hacen logran puestos de menor calidad, lo que se
refleja en el hecho de que la tasa de desocupación juvenil duplica
la tasa promedio del desempleo en adultos".
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