| México D.F. Domingo 17 de octubre de 2004
Ojos, oídos y voz para México
Desde
antes de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Francia había comprendido
ya la importancia de informar a los ciudadanos con un enfoque propio y,
al mismo tiempo, hacer llegar al resto del mundo la opinión francesa
sobre los acontecimientos. Durante ese mismo conflicto, un grupo importante
de inmigrantes italianos residentes en Argentina decidió colectivamente
no depender de las fuentes de noticias de otros países y creó
una agencia de noticias italiana. Primero Hachette, ligado al grupo editorial
perteneciente a esa familia, y después France Presse nos dan así
desde hace casi un siglo el enfoque francés sobre lo que pasa en
todo el mundo, tanto desde el punto de vista de la selección de
la información como desde el de su tratamiento. Igualmente, desde
hace más de 90 años la agencia italiana ANSA, hoy propiedad
de los medios de información peninsulares, pero subvencionada por
su gobierno, ofrece la visión italiana. Igual función tenía
la agencia soviética TASS o tiene la inglesa Reuters. En cuanto
a la visión de Estados Unidos se encargan de difundirla varias agencias
particulares que tienen relación estrecha con las agencias gubernamentales
de ese país. Notimex, en cambio, es agencia noticiosa paraestatal
de nuestro país, pero carece de los medios, el personal especializado
y las estructuras que son indispensables para recoger información
fresca y verídica en los países que más interesan
al nuestro y para hacer llegar al mundo, en forma competitiva, una información
ágil y desburocratizada. Para colmo, cada cambio de gobierno trae
aparejado un terremoto organizativo en Notimex, lo cual atenta contra la
continuidad del personal más experimentado y capacitado, y hace
pesar sobre la cabeza de los periodistas el temor de la censura oficial.
Por eso debe ser saludada la presentación en la Cámara de
Diputados de una iniciativa de reforma a la Ley Federal de Entidades Paraestatales
con el fin de convertir a Notimex en una agencia estatal independiente
del Ejecutivo federal, provista de suficientes recursos para informar al
país, porque éste ahora está obligado a abrevarse
en las fuentes de las agencias estadunidenses mediante, sobre todo, cadenas
televisivas también de ese país o la televisión privada
mexicana. La información, se sabe, es también formación,
y una información nacional creíble es igualmente una barrera
a la dominación ideológica y cultural -o sea, a la colonización-
de las mentes de los mexicanos por las grandes trasnacionales y los estados
que las sirven. Invertir en una buena agencia de información independiente
es, por tanto, invertir en la defensa civil y de la independencia nacional.
México debe romper su semiaislamiento y saber lo que pasa en las
demás partes del mundo, pero sin depender para eso del sesgo que
le dan a las noticias las grandes empresas trasnacionales que operan en
el campo de la información y de la comunicación, o de las
zonas
negras que las mismas crean.
| |