| México D.F. Sábado 16 de octubre de 2004
Racismo inaceptable
El
racismo contra los indígenas es un flagelo que sigue vigente en
México. El viernes, el diputado panista Raúl Chavarría
Salas sostuvo que, según cifras del Banco Mundial (BM), la pobreza
en el país ha disminuido, y afirmó que la miseria es mínima
y que el programa Oportunidades -para combatir la pobreza alimentaria-
tiene una amplia cobertura, por lo que negó que ocurran muertes
por desnutrición en el territorio nacional. Adicionalmente, consideró
que si los indígenas son pobres y carecen de alimentos es porque
no se acercan a los programas establecidos por el gobierno federal y porque
les falta cultura para satisfacer sus necesidades básicas. Es decir,
que "tienen todos los elementos para comer y, sin embargo, no los aprovechan".
Estas declaraciones, formuladas durante la inauguración
del primer Encuentro Nacional sobre Nutrición Médica en Patologías
Respiratorias, son falsas, ya que deja de lado cifras y datos que contradicen
sus afirmaciones. A finales de agosto, la titular de la Secretaría
de Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, dijo que 51 millones
de mexicanos viven en algún nivel de pobreza y que los 3 millones
de personas que supuestamente mejoraron su calidad de vida, según
el BM, no han abandonado necesariamente su condición de pobres.
Por otra parte, el líder de la Confederación Nacional Campesina,
Heladio Ramírez López, informó apenas el jueves pasado
que más de 40 millones de personas padecen hambre en México.
De hecho, las cifras proporcionadas por el dirigente cenecista son escalofriantes:
más de 50 por ciento de los niños del medio rural sufren
problemas de desnutrición, procentaje que se eleva a 70 por ciento
en el caso de la población infantil indígena, principalmente
en el sureste del país. A su vez, la Organización de Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas
en inglés), aseguró que en el país hay 380 mil familias
que padecen hambruna, cifra que resulta "bastante optimista, porque la
realidad es que son muchas más", a juicio de Ramírez López.
Por otra parte, los comentarios de Chavarría Salas,
basados en datos que no corresponden con la realidad, expresan añejos
prejuicios de algunos sectores de la sociedad mexicana en contra de los
pobladores autóctonos del país y denotan una actitud despectiva
hacia los pueblos indígenas, que ya no tiene cabida en estos tiempos
modernos. El hecho de que un legislador, que además es presidente
de la subcomisión de Medicina Preventiva y Bioética de la
Cámara de Diputados, haga este tipo de declaraciones, habla de lo
profundo y extendido que está el racismo en México. Esta
situación es inadmisible y es cuanto más escandalosa si se
tiene en cuenta que las afirmaciones del panista ocurren en vísperas
del Día Mundial de la Alimentación (que se celebra el 16
de octubre) y unos cuantos días después del 12 de octubre,
el llamado Día de la Raza, fecha en la que los indígenas
recuerdan el genocidio del que fueron objeto. Al parecer las palabras del
diputado panista tienen un doble propósito: por un lado, buscan
maquillar el hambre y la pobreza que existe en México, dos males
que el gobierno de Fox se comprometió a combatir con prioridad.
Por otra parte, pretende culpar a los mismos indígenas por las condiciones
de marginación en las que viven. Se trata de la vieja y reprobable
actitud de que "los indígenas son pobres porque quieren", postura
que no sólo se da en suelo mexicano. Baste recordar que el pasado
día 12, el cónsul español en la cuidad argentina de
Córdoba, Pablo Sánchez Terán, lanzó públicamente
la puntada de que "mucho peor estarían o estaríamos bajo
las civilizaciones incaicas, aztecas, mapuches, sioux, apaches, que han
sido idealizadas por historiadores y antropólogos, cuando es bien
conocida su división de castas y su carácter imperialista
y sanguinario".
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