Javier Aranda Luna

Teotihuacán: identidad vs perversión

Tal parece que, en el marco de la ley, todo es posible. Justificar, por ejemplo, la demencia de Augusto Pinochet para eludir la cárcel, o la prescripción de los crímenes cometidos en 1968 y 1971, o regalar a un particular 38 cuadros de Remedios Varo pertenecientes al patrimonio de la nación y, por si algo hiciera falta, permitir la construcción de un supermercado Wal-Mart a un costado de las pirámides de Teotihuacán.

Con seguridad la investigación de este último caso, como ha ocurrido con los otros que mencioné, resultará jurídicamente impecable. Saldrán contratos hipotecarios, permisos de uso de suelo, planos debidamente registrados, pagos puntuales. ƑSerá que nuestras leyes tienen tantas lagunas que verdaderamente urge actualizarlas?

No es improbable que la ley sobre el patrimonio necesite ciertas reformas. Ya los especialistas, en su momento, darán cuenta de ello. Pero lo que más nos hace falta es, me parece, que el sistema judicial tome más decisiones de principios que políticas, porque decisiones de este tipo deben ser necesariamente políticas. Sólo así se podrá impedir que triunfe lo perverso con un puñado de tecnicismos legales.

No es poca cosa que el juez Baltasar Garzón haya sentado en el banquillo de los acusados al dictador Pinochet. Tampoco lo es la defensa del Instituto Nacional de Bellas Artes para impedir que un particular se convierta en el heredero de un conjunto de obras de la pintora Remedios Varo, propiedad de la nación. Pero se requiere más que eso.

Se necesita más para evitar que un dictador eluda la justicia o que en estos días un camión de mudanzas llegue al Museo de Arte Moderno (MAM) con una orden judicial para cumplir el fallo de la corte. ƑSe imagina usted esa escena?

Esa escena impúdica, como la llamaría Juan Soriano, es absolutamente posible gracias a nuestro sistema judicial. Sólo imagine usted a ese camión de mudanzas con tres macheteros, una orden judicial en mano de un policía para hacer cumplir la sentencia, los funcionarios del MAM atrincherados a piedra y lodo convocando a todos los medios posibles para denunciar mediante transmisiones en vivo, ese despojo histórico. Jurídicamente esta escena de caricatura es posible. Y si ocurriera tal y como la imagino sería la caricatura de nuestro propio sistema judicial: un esperpento que sólo en México es posible.

No es improbable que en estos días los representantes de Beatriz Varo, la heredera de la famosa pintora, anden buscando salidas qué proponer a sus contrincantes vencidos, antes de llegar con el camión de mudanzas. Podrían ofrecer a nuestras autoridades culturales un ''paquete" económico por el lote de cuadros, pues todos sabemos que, aquí o en China, siempre resulta más barato comprar por docena.

En el caso Wal-Mart Teotihuacán el gobernador del estado de México, Arturo Montiel, ofreció reubicar la construcción del supermercado y ampliar la zona arqueológica para evitar conflictos futuros. Qué bueno que así lo hizo, pues de lo contrario se crearía un negro precedente y en algunos años las famosas pirámides podrían convertirse en el centro de un concurrido perímetro comercial. ƑSe imagina un inmenso mall techado con un domo para proteger de la erosión a las pirámides del Sol y de la Luna?

Sabemos que apostar por la legalidad es apostar, en última instancia, por el bien común. También sabemos que una ley mal aplicada es una de las formas de la violencia. Violentar el estado de derecho con la ley en la mano es una de las más terribles perversiones. No por su significado, sino por lo que puede desencadenar. Tal vez se podría instalar legalmente un table dance a un lado del santo sepulcro, un MacDonald's en las ruinas de Montealbán, un Hard Rock frente a las pirámides de Egipto.

Ojalá eso nunca ocurra. Ya sabemos que la ley es buena si se usa legítimamente. Una de las señas de identidad de México en el mundo son las pirámides de Teotihuacán. Ojalá lo sigan siendo.