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México D.F. Miércoles 6 de octubre de 2004
Insta en Casa Lamm a reflexionar en torno a la nación que queremos
Los caracoles zapatistas, la opción viable ante la crisis de gobierno: Luis Villoro
Esa vía autogestiva reconstruye el tejido social en un mundo de guerras, dice antropóloga
MATILDE PEREZ U.
Los caracoles zapatistas y su experiencia de gobierno autónomo constituyen una alternativa posible a la situación actual de crisis de gobierno en el país y son ejemplo de la ruptura con toda burocracia política, apuntó el filósofo Luis Villoro en el foro México después del 2 de julio y el mundo actual, que organizan La Jornada y Casa Lamm. Antes de hablar de los caracoles zapatistas, Villoro advirtió que la falta de gobernabilidad, los congresos enfrentados y la ausencia de acuerdos reflejan la crisis nacional, de la cual "los ciudadanos todavía no tienen conciencia", por ello -abundó- urge reflexionar en torno a la nación que queremos.
Y el caso de los caracoles es un proyecto de nación que están construyendo, poco a poco y con mucha dedicación, los zapatistas, el cual se desarrolla bajo cinco acciones colectivas: no busca el poder personal; es la aceptación por la comunidad de una sociedad liberada del poder; es un autogobierno liberado de los partidos políticos; una democracia donde todos pueden ser escuchados, y una comunidad donde se da prioridad a las necesidades básicas.
"Los zapatistas saben que su lugar está en la construcción de un país nuevo", agregó el filósofo de origen catalán naturalizado mexicano, ante un público que ocupó hasta los pasillos de acceso al salón Tarkovsky de Casa Lamm. Subrayó que las comunidades zapatistas no buscan el poder, ya sea por la vía electoral, el fraude o la vía armada, sino la democracia, la justicia, la equidad y la libertad; es la sociedad del contrapoder que se autogobierna con una participación comunitaria y no basada en los partidos políticos. "Es la sociedad participativa de mandar obedeciendo; la subversión ante el interés económico, particular, el lucro" y, por eso, consideró Villoro, es una alternativa posible a los daños que tiene actualmente la sociedad.
Las juntas de buen gobierno, expresó la antropóloga Adriana López Monjardín, son "islotes cuidadosamente levantados desde una guerra contra la guerra; no son sólo una utopía ni un referente ético, es una manera de reconstrucción del tejido social en un mundo de guerras, donde prevalece el interés de grupo".
Esas formas de gobierno, expuso, sirven para promover la paz y la justicia, muestran que sí se puede gobernar respetando a los diferentes, que nada tienen que ver con la clase política que se cierra en sí misma y donde se disimulan las dinastías hereditarias. Son, resumió López Monjardín, el ejemplo de la resistencia al modelo neoliberal, porque miles de personas están en un aprendizaje colectivo, donde se reconocen los errores.
Gilberto López y Rivas, ex asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, refrendó que los caracoles están enseñando a la nación que se puede gobernar con un proceso participativo y autonómico; sus integrantes están demostrando que ellos sí tienen un proyecto de nación a partir de la "concientización y cambio" de los pobladores.
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