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México D.F. Martes 7 de septiembre de 2004

ITACATE

Marco Buenrostro y Cristina Barros

Comer en Estados Unidos

CONOCIMOS SABOR A comida, sabor a libertad en su versión en inglés, gracias a Beatriz Harret; hoy podemos leerla en una buena traducción al español, pues ha sido publicada por Ediciones de la Reina Roja, en coedición con el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

EN EL CAPITULO ''Comer en Estados Unidos", Sydney W. Mintz, su autor, se cuestiona si existe una cocina (cuisine) estadunidense. Hace una rápida síntesis de la manera en que se configuró este país a partir de la colonización en el siglo XVII. Desde entonces ha sido una amalgama de culturas e individuos a los que se busca homogeneizar.

EN 1994 SE llevó a cabo una encuesta para conocer los 10 platos fuertes favoritos para la comida y la cena en el vecino país del norte. La lista incluyó pizza, sandwiches de jamón y de queso, hot dogs, hamburguesas y espaguetis. De acuerdo con su Departamento de Agricultura, las 10 principales fuentes de calorías en la dieta son: leche entera y descremada, pan blanco, panecillos y bollería de harina refinada; refrescos, margarina y azúcar; carne molida y queso amarillo.

MINTZ AFIRMA ADEMAS que dicho conjunto no puede constituir una cocina, aun cuando se incluyeran el pollo frito al estilo del sur, carne asada, asado de res y cerdo, varios platillos con maíz, chili, frijoles guisados estilo Boston, tortuga y langosta, almejas estilo Manhattan y papas al horno, junto con postres como el pastel de manzana. Pero si bien aprender a consumir helados, comida rápida y platos étnicos tiene el efecto de incrementar una especie de homogeneidad, escribe Mintz, no es lo mismo que aprender o crear una cocina.

LOS ESTADUNIDENSES gastan en restaurantes y en comida para llevar, casi la mitad de lo que invierten en alimentos, por tanto cocinan poco. Aunque podría pensarse que este tipo de alimentos ahorra tiempo, en realidad se trabaja más para poder adquirir estos alimentos procesados. Con solo ver menos televisión, considera, habría más tiempo para cocinar.

ADEMAS, DESARROLLAR nuevos productos comestibles industrializados modifica la manera de prepararlos, al simplificar o descartar pasos; el nuevo producto no será igual al que se trató de imitar, sin considerar los problemas de salud que causan. Así se destruyen los alimentos regionales que, en contraparte, tienen más probabilidades de seguir siendo auténticos, pues no se pueden mandar a otros lugares, no viajan bien o son difíciles o imposibles de copiar.

SE REFIERE TAMBIEN Mintz al gasto de ''cantidades inimaginablemente grandes de agua, tierra, cereales y combustibles fósiles que supone manejar autos y comer carne"; ambas cosas son muy valoradas entre los estadunidenses.

DE SEGUIR ASI, se calcula que en 2060 tendrán que modificar drásticamente su vida. Preocupa que aunque tenemos una verdadera cocina nacional, este modelo se difunda en México cada vez más.

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