México D.F. Martes 7 de septiembre de 2004
Arturo Azuela presentará volumen de ensayos
Falta indagar al Agustín Yáñez
''en su etapa de joven escritor''
CARLOS PAUL
Ceguera
roja (1921), Divina floración (1926) y Llama de amor
viva (1927) son los títulos de las tres primeras novelas cortas
''poco conocidas", escritas por Agustín Yáñez en su
juventud.
Esos volúmenes, de acuerdo con el investigador
y escritor Arturo Azuela, deberían ser ''rescatados y estudiados
a profundidad", pues aunque en su momento el autor de alguna manera renegó
de ellos, hoy forman parte de la historia literaria de quien llegaría
a ser un gran escritor.
El propio Yáñez reconocía como el
inicio de su bibliografía sus cuentos Baralipton y Sangre
de sol escritos en 1929, sin embargo su primera etapa como escritor
''está muy poco estudiada, porque el propio autor la silenció",
explica Azuela, quien mañana presentará su libro de ensayos
Agustín Yáñez en las letras y la historia,
en el Seminario de Cultura Mexicana.
Esa etapa -abunda Azuela- se refiere a cuando Yáñez
tenía entre 17 y 19 años, periodo que se podría definir
como de ''intimidad católica" del entonces joven escritor.
En la revista Ahuehuete (marzo-abril, 2004), cita
Azuela, ''Juan José Doñan habla un poco de Ceguera roja.
Novela corta que cuenta la historia de un obrero que pertenece a un sindicato
de católicos laicos y que es seducido por los rojillos, por
los bolcheviques, teniendo un fin trágico".
Ese texto, Yáñez ''lo publicó en
el periódico El Obrero, en 1923, aunque está firmado
en Guadalajara el 25 de diciembre de 1921".
Divina floración ''es un homenaje en el
centenario de la muerte del padre Cabañas. Es una obra que narra
la historia de un personaje que fue honesto y que nunca sacó provecho
personal de las causas de la fe.
''Don Agustín -apuntó Doñan- se podría
decir que renegó de esos libros, ya que se trata de obras de un
autor muy joven, que tienen en común el ser inspirados en la Eucaristía;
de una etapa en la que Yáñez fue un joven activista católico,
muy comprometido con las causas de los cristeros. Don Agustín llegó
a tener un nombramiento, que no pasó de honorario: jefe político
de ese movimiento en Zapotlanejo."
Llama de amor viva, dice Azuela, ''es la que tuvo
mayor resonancia y está dedicada a un congreso eucarístico.
No sabemos qué razones, si literarias, políticas o religiosas,
llevaron a Yáñez a silenciar esas tres obras. El reconocía
como su primera publicación el cuento Baralipton, (1929),
cuando su vida ideológica empieza a cambiar. Su etapa como joven
escritor es la que hay que estudiar, pues lo que hizo fue como ejercicios
prologales antes de llegar a Al filo del agua".
''Aunque nuestro interés por Yáñez
-agrega Azuela- es más por su labor literaria, cuya madurez alcanza
en los años 40, otra etapa que ha sido estudiada a medias, por difícil,
es su vida política. Es cuando funge como titular de la Secretaría
de Educación Pública, en el régimen de (Gustavo) Díaz
Ordaz, porque entra en constante pugna con el presidente, a quien presenta
su renuncia luego de la matanza en Tlatelolco en 1968."
En el volumen Agustín Yáñez en
las letras y la historia, coeditado por la Academia Mexicana de la
Lengua, el Seminario de Cultura Mexicana y la Secretaría de Cultura
de Jalisco, Azuela analiza dentro de un contexto histórico-literario
la labor creativa y personal del autor de Archipiélago de mujeres
y su proceso académico y político.
El libro incluye cronología y bibliografía
actualizadas y será comentado por Gabriel Yáñez, Luis
Mario Cadavieco, Enrique Cárdenas, Sergio Nudelstejer y Jorge Souza,
mañana a las 19 horas, en Presidente Masaryk 526, Polanco.
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