México D.F. Martes 7 de septiembre de 2004
Bolivia: ¿Logrará Mesa su reforma en hidrocarburos?
Economist Intelligence
Unit /The
Economist
El presidente boliviano Carlos Mesa salió fortalecido
por el resultado del referendo del 18 de julio, relativo a la política
futura de su gobierno respecto del privatizado sector de los hidrocarburos.
La consulta, que se refería al grado de control gubernamental que
debe ejercerse sobre el sector, fue apoyada por un promedio de 77 por ciento
de votantes (sobre una alta afluencia de alrededor de 60 por ciento), y
significará que probablemente los operadores privados enfrenten
mayores impuestos y un incremento en la participación estatal en
la industria, aunque no su nacionalización.
El resultado, que reflejó de cerca la tasa de aprobación
del propio Carlos Mesa, es un respaldo bienvenido para el presidente no
electo, quien asumió el poder en octubre de 2003 después
del derrocamiento de su impopular predecesor, Gonzalo Sánchez de
Lozada (2002-03), entre violentos disturbios sociales por demandas de la
oposición radical de volver a nacionalizar los hidrocarburos.
Tanto los grupos nacionalistas radicales, que buscan el
completo retorno de los activos petroleros a manos estatales, como los
partidos tradicionales, que tratan de conservar lo más posible el
statu quo, sostienen que el referendo fue una victoria para sus
respectivas demandas, lo cual muestra lo problemática que será
la traducción de la ambigua redacción de las propuestas del
referendo en medidas políticas. Sin embargo Mesa, que no tiene apoyo
formal de los partidos, ha obtenido una victoria táctica sobre la
oposición tanto de la derecha como de la izquierda del espectro
político.
Con la exitosa conclusión del referendo, el gobierno
de Mesa espera poner fin a un debate de tres años que polarizó
al país, sobre el desarrollo de sus recursos de hidrocarburos y
la industria de gas para exportación. La oposición popular
a los planes del sector privatizado de exportar gas vía Chile a
los mercados de México y EU ha puesto un dique a cuantiosas inversiones
y obstruido la expansión de la industria.
En una acción que en alguna medida debe atemperar
la hostilidad hacia la privatización de los recursos gasíferos,
el gobierno ha derogado un decreto de octubre de 2001 que permitía
a los concesionarios petroleros suspender la exploración y desarrollo
de campos en tanto no se abrieran nuevos mercados para el gas. Las compañías
alegaban que el gasto (sobre todo en el desarrollo de campos gasíferos)
era contraproducente si no existían mercados donde vender el gas.
El gobierno creía que los operadores explotaban el decreto para
evadir la prometida inversión en exploración y dejar improductivas
las áreas concesionadas.
Conforme a la vigente Ley de Hidrocarburos 1689, los concesionarios
están obligados a perforar nuevos pozos con base en la amplitud
y duración de la concesión. El gobierno reconoce que es ilógico
procurar una costosa inversión en exploración cuando hay
poca expectativa a corto plazo de monetizar las reservas desarrolladas.
Propone en cambio una cláusula en la nueva iniciativa (posterior
al referendo) que permitiría a las compañías reasignar
las sumas acordadas de inversión en exploración a proyectos
de desarrollo industrial.
A principios de junio se iniciaron exportaciones en gran
escala de gas a Argentina (en promedio 4 millones m3/día)
para ayudarla ante la escasez de energía que experimenta. La oposición
política a los nuevos acuerdos para explotar gas natural como materia
prima obligó a restringir el contrato a un término de seis
meses. Sin embargo, marchan bien las negociaciones para extenderlo después
del resultado favorable del referendo, el cual incluía una propuesta
de expandir las exportaciones. El acuerdo prohíbe expresamente la
reventa de gas natural a Chile, a causa de las históricas tensiones
con Bolivia. Argentina tiene contratos vigentes de suministro de gas a
Chile, pero en fecha reciente los suspendió debido a su propia escasez
del hidrocarburo. El sentimiento antichileno en Bolivia ha sido atizado
por Mesa, cuyo gobierno ha tenido cuidado en publicar que existen mecanismos
para evitar que las reservas bolivianas de gas sean desviadas de Argentina
a Chile.
El potencial exportador de gas natural de Bolivia seguirá
dominando las relaciones con sus cinco vecinos regionales y EU. Las relaciones
con Argentina cobrarán relevancia cada vez mayor en los próximos
meses, a medida que el gobierno de Mesa busque expandir un acuerdo bilateral
temporal de exportación de gas natural. Brasil, que desde hace tiempo
tiene un acuerdo en este renglón con Bolivia, puede volverse un
actor más importante si, como es probable, Mesa aplica una estrategia
de atraer la ayuda brasileña (y argentina) para industrializar el
gas.
Los esfuerzos por volver a emprender un muy retrasado
megaproyecto para exportar gas natural licuado a México usando un
puerto del océano Pacífico seguirán siendo complicados.
Si bien los inversionistas han favorecido desde hace tiempo el uso de un
puerto chileno, esta opción podría ya no ser viable a la
luz de los resultados del referendo, sin provocar una renovada inquietud
social. La opción peruana podría resultar demasiado costosa
para volverse realidad alguna vez, y el futuro de este proyecto sigue siendo
poco claro.
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