México D.F. Martes 7 de septiembre de 2004
José
Blanco
Lo mejor está por venir
Frente al cuasi estancamiento de la economía desde 2000 hasta el último trimestre de 2003, a retrocesos en términos del PIB per cápita y al repunte de los dos primeros trimestres del presente año, Fox en su último Informe de gobierno (me refiero al último que ha presentado) prefiere dejar atrás los resultados de la política económica pasada, exitosa en términos de estabilidad y de fracaso completo en términos del ingreso por habitante, y poner el acento en el futuro: lo mejor está por venir, dice, y ojalá resulte cierto, porque los peros abundan.
Por otra parte, que lo mejor esté por venir en la economía está vinculado con el dogma del gobierno, según el cual la economía no puede sino ser dependiente de lo que ocurra a la industria estadunidense. Nada haremos nosotros mismos ("šqué esperaban, si soy mexicano!", dijo un paisano competidor en Atenas). Esperaremos el goteo que pueda escurrir de una reactivación del sector manufacturero del país vecino.
"La economía crecerá este año en torno a 4 por ciento (...) y esperamos para el próximo año una tasa parecida", dijo Gil Díaz el pasado 2 de septiembre en la reunión de ministros de Finanzas del Foro de Cooperación de Asia Pacífico (APEC), celebrada en Santiago de Chile. Agregó que "el crecimiento económico de México está basado en la recuperación del sector industrial manufacturero de Estados Unidos..., junto a una reactivación del consumo y la inversión interna".
En contraste Ricardo Lagos apremió a los organismos financieros internacionales a proteger a las economías "emergentes" de la volatilidad de los flujos de capital. "Tenemos restricciones en el área de la financiación externa. Nuestra arquitectura (financiera) internacional no es lo suficientemente fuerte para enfrentar la volatilidad ni para dar soluciones a nuestras economías", señaló el presidente chileno. En efecto, esta volatilidad es una amenaza permanente que ha obligado a las economías subdesarrolladas -para evitar una crisis financiera- a actuar con "prudencia" en el manejo de los fundamentals, lo que provoca la parálisis de la economía real y nos obliga a mantener a grandes sectores en la economía informal o en el desempleo y la pobreza.
La solidez de la recuperación estadunidense, por otra parte, continúa a debate. El crecimiento de los últimos trimestres ha sido errático y Bush no ha dejado de adoptar algunas acciones con intención electoral que han aumentado la actividad económica. Mientras ese país no resuelva seriamente sus problemas de déficit fiscal y comercial externo, esa economía continuará pendiendo de un hilo.
En su más reciente edición del informe Perspectiva económica mundial, el Fon-do Monetario Internacional (FMI) indicó que "la evolución positiva de la economía mundial aún está llena de riesgos geopolíticos, entre ellos los relacionados con fluctuaciones del precio del petróleo, posibles ataques terroristas y tensiones en Medio Oriente, especialmente en Irak". Según cálculos del Fondo, por cada cinco dólares de aumento del precio del barril de petróleo mantenido durante un año, el crecimiento de la economía mundial disminuye cerca de 0.3 por ciento. El FMI también insistió en ese informe en que las situaciones de déficit fiscal en Estados Unidos y en Asia amenazan la recuperación de la economía mundial.
Surgen cada vez más evidencias, por otra parte, de que la correlación positiva entre el crecimiento de la industria estadunidense y el crecimiento económico de México está dejando de funcionar. No hay mucho secreto en ello: la productividad laboral de las manufacturas entre 2000 y 2003 creció en México 2.1 por ciento anual, mientras en Estados Unidos lo hizo a 3.8, a un ritmo 80 por ciento más alto. Otras economías, China principalmente, penetran con más eficiencia en los mercados estadunidenses: su productividad creció a 9.8 por ciento anual entre 1990 y 2001.
Por si este cuadro no fuera suficientemente incierto para México, el gobierno tiene la (más que dudosa) convicción de que "la economía ha descontado los conflictos políticos" que crecen como espuma. En su último informe, Fox insistió en que cada uno debe asumir la responsabilidad de sus acciones en el marco del estado de derecho. Sólo Andrés Manuel López Obrador no se dio por aludido. Pero el gobierno volvió a mostrar su decisión de llevar hasta sus últimas consecuencias su fruslería jurídica para desaforar y enjuiciar al tabasqueño. Entre tanto, los ásperos púgiles parlamentarios del PRD dieron muestras sobradas durante el informe presidencial de que llevarán su defensa del gobernante capitalino también hasta sus últimas consecuencias. Por supuesto que los empresarios mexicanos y extranjeros pueden meter en un problema de inestabilidad financiera al país -Claudio X. González dixit- frente a la incertidumbre creada por la clase política, como las que hemos vivido al final de varios sexenios priístas.
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