México D.F. Viernes 27 de agosto de 2004
Fundó el SNTE y contribuyó a la creación de la UPN
Falleció Víctor Hugo Bolaños, impulsor de las normales rurales
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
El deseo de mantener vigentes las normales rurales y la educación nacionalista le valió al maestro Víctor Hugo Bolaños que en alguna época fuera llamado el "bombero" de estas escuelas. Formó a generaciones de normalistas y profesores convencidos de la importancia del sindicalismo, y hasta los últimos días de su vida impartió clases.
A los 75 años de edad murió víctima de una enfermedad cardiaca. Perteneció a una estirpe de educadores herederos de la filosofía de la escuela rural mexicana.
Fue fundador y hasta el final de su vida asesor del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Además, ocupó diversos puestos en la Secretaría de Educación Pública y se desempeñó como embajador de México en Ecuador.
Falleció en la ciudad de México el martes pasado en su domicilio, cuando se disponía a cumplir su labor cotidiana: acudir a sus oficinas de la calle de Donceles, donde despachaba como presidente del Colegio Nacional de Maestros de Educación Primaria.
El diputado del Partido de la Revolución Democrática Miguel Alonso Raya, egresado de la normal rural de El Mexe y uno de sus discípulos, lo definió como maestro tolerante y abierto al diálogo, a quien no se le valoró lo suficiente por haber tenido gran cercanía con el ex líder del SNTE Carlos Jonguitud Barrios.
Bolaños, originario de Acapulco, Guerrero, siempre militó en la corrriente institucional del sindicato magisterial y defendió su postura. "Pugnó por la formación nacionalista en el contexto de la época de la educación posrevolucionaria", afirma Alonso Raya.
Ejerció la docencia en todos los niveles, desde la primaria rural hasta la educación universitaria, y contribuyó a la creación del proyecto original de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
En el gobierno del presidente Luis Echeverría estuvo a cargo de la educación normal de la SEP, y en respuesta a las exigencias de los pobladores de Amilcingo, Morelos, accedió a crear la última normal rural del país, la escuela femenina General Emiliano Zapata. En esos años también dirigió el proyecto que permitió la fundación de las 42 normales experimentales, destinadas a formar maestros para las zonas marginadas.
A partir de esa época y hasta principios de los años 90 era común que lo llamaran de algunas normales rurales para que dialogara con los estudiantes o participara en la creación de proyectos de reformas. En los tiempos más difíciles de la educación usó la pluma para detender al movimiento normalista y la enseñanza laica y gratuita.
Tenía una memoria privilegiada y escribió varios libros sobre educación, filosofía y didáctica. Su cuerpo fue cremado y sus cenizas serán esparcidas en el mar, en el puerto de Acapulco.
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