Onésimo Cepeda asegura que su valor supera 100 mdd

Obras de Orozco, Rivera y Chagall, en contienda judicial

DE LA REDACCION

Piezas de arte que figuran en el catálogo de obra plástica considerada tesoro nacional, de autores como Diego Rivera, José Clemente Orozco y Frida Kahlo, entre otros, son motivo de disputa judicial entre dos miembros de la familia Azcárraga: Rogerio y Patricia.

Al conjunto plástico sujeto a querella se añaden trabajos del oaxaqueño Rufino Tamayo, el francés de origen ruso Marc Chagall, así como del impresionista español Joaquín Sorolla, con un valor que supera los 100 millones de dólares, se informó la tarde de ayer en el noticiario radiofónico De 1 a 3, que conduce el periodista Jacobo Zabludovsky.

Acerca de este asunto, en el que también se ha involucrado a la Iglesia católica, habló el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda Silva, quien precisó que se trata de 24 cuadros: ''Los mejores de Orozco que hay en México (Crucifixión y Mendigo), también las famosas sandías de Tamayo, dos Diego Rivera y cuatro Frida Kahlo".

Las piezas eran propiedad de Olga Azcárraga Madero, fallecida el año pasado, quien las heredó a la asociación civil Acción Generosa en Regiones Especiales, que preside su sobrina Patricia Cortina Azcárraga. La institución auxilia a sacerdotes en condiciones de marginación.

Sin embargo Rogerio, hermano de Olga y presidente del grupo Radio Fórmula, impidió que esas obras se entregarán a la asociación y se las llevó a su casa.

Este hecho propició acciones legales en su contra, ''o de quienes resulten responsables", proceso que inició Acción Generosa en Regiones Especiales.

A su vez, en la prensa se informó que el empresario radiofónico demandó a los directivos de la asociación por la sospecha de que manipularon a su hermana Olga -presidenta en su momento de esa instancia- con el propósito de apoderarse del acervo artístico.

Onésimo Cepeda recalcó a Zabludovsky que la asociación no pertenece a la Iglesia, por lo que no se puede involucrar al clero en ese litigio. No obstante aclaró que debido a la relación de amistad que él mantuvo con Olga Azcárraga, ''haré todo lo necesario para que la voluntad de ella se cumpla''.

El obispo acusó, sin dar más detalles, que Rogerio Azcárraga no sólo sustrajo los cuadros, sino que los puso a la venta.

De acuerdo con la ley, las obras que han sido declaradas monumento artístico, no pueden abandonar de manera permanente el país.