México D.F. Miércoles 25 de agosto de 2004
La política consiste en cuidar los centavos
y gastar los pesos, dice Mario Molina a Science
El Conacyt priva a los estudiantes de una mejor preparación:
investigadores
CLAUDIA HERRERA BELTRAN
La revista estadunidense Science publicó
un reportaje sobre la política del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyt) de recortar becas para hacer estudios de posgrado
en el extranjero, con comentarios críticos de investigadores prestigiados,
entre ellos el premio Nobel de Química Mario Molina.
La prestigiada publicación de la Asociación
Americana para el Avance de la Ciencia confronta los argumentos del Conacyt
en favor de la medida con los cuestionamientos de investigadores, en el
sentido de que esta política priva a los estudiantes mexicanos de
mejor preparación y podría afectar a la comunidad científica
nacional del futuro.
La
nueva política consiste en cuidar los centavos y gastar los pesos,
afirma Molina en el reportaje del número más reciente, publicado
el 20 de agosto de 2004, y que se titula El gobierno utiliza el palo
y la zanahoria para retener estudiantes de posgrado.
Science recoge el argumento del Conacyt, reiterado
en varias ocasiones en México, en el sentido de que esta política
no está basada en la necesidad de ahorrar dinero sino en la creciente
disponibilidad de instituciones mexicanas para ofrecer programas de posgrado
comparables con los mejores del mundo.
Explica que desde 2000 el Conacyt ha recortado más
de la mitad del número de becas que ofrecía cada año,
de mil 469 a 691 este año. Mientras que el número de apoyos
nacionales ha crecido de 4 mil 806 en 2001 a 8 mil 100 este año.
También incluye declaraciones de funcionarios del
consejo diciendo que la calidad de los estudios de posgrado ha mejorado
mucho en los años recientes en México, lo que hace menos
necesario para los estudiantes salir del país, a diferencia de lo
ocurrido con una generación anterior.
Señala que el director del programa de Becas del
Conacyt, Luis Gil, sustenta este dicho en que el número de programas
de posgrado de calidad pasó de 431 en 2000, a 654 en 2002. Adicionalmente,
la cantidad de inscripciones en ciencias y en ingenierías se incrementó
de 43 mil 700 en 2000, a 47 mil 300 en 2002, lo que muestra que los programas
domésticos han ganado atractivo para los estudiantes mexicanos.
Cita declaraciones de René Drucker Colín,
coordinador de Investigación Científica de la Universidad
Nacional Autónoma de México, en el sentido de que "los posgrados
en el exterior son una opción necesaria sólo en algunos campos,
por ejemplo las ciencias del espacio, donde México no cuenta con
la infraestructura", y que "las universidades mexicanas se pueden ocupar
de lo demás".
Añade que si bien hay consenso entre las comunidades
científica y académica de México sobre que el país
ha hecho grandes progresos en esta materia, muchos argumentan que en no
todos los campos están bien representados.
"Carecemos de una masa crítica de expertos en muchas
disciplinas avanzadas, como las ciencias del genoma y la nanotecnología",
dice el biotecnólogo Octavio Paredes López, presidente de
la Academia Mexicana de Ciencias.
Agrega: "es bueno atraer a más estudiantes a los
programas nacionales, pero también necesitamos enviar más
para prepararlos en el extranjero".
El Nobel en el ramo de la química atmosférica
Mario Molina -quien nació y creció en México, pero
es naturalizado estadunidense- indica a la revista que el problema real
es hacer a México más atractivo para los jóvenes científicos,
sin importar dónde hayan estudiado.
"Podría ser una muy buena inversión para
México continuar enviando a buenos estudiantes al extranjero", dice
Molina, profesor del Instituto Tecnológico de Massachuetts. Agrega
que esto debería ser parte de una estrategia mayor con el propósito
de edificar una infrestructura científica para que los estudiantes
puedan regresar a encontrar oportunidades satisfactorias con su carrera.
Como ejemplo de la ausencia de oportunidades, Science
refiere el caso de José Alvarez, becario del Conacyt, quien recientemente
terminó su doctorado en física en fribras ópticas
en la Universidad South Hampton, en Inglaterra, y que no ha encontrado
empleo en ninguna universidad mexicana.
El becario sostiene, según la publicación,
que aun si consiguiera empleo en una universidad, tendría dificultades
para tener los recursos para hacer trabajo experimental. Sin embargo, añade,
Alvarez Chávez busca hacer una carrera de investigador en Europa
o en Estados Unidos.
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