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E C O N O M I A
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México D.F. Miércoles 25 de agosto de 2004

Alejandro Nadal

Violencia y poder en Irak

ƑQuién tiene el poder en Irak? Algunos piensan que el poder está con los que manejan los instrumentos de violencia más destructivos. Pero violencia y poder no son la misma cosa. La capacidad de desatar la más feroz de las ofensivas en contra de un adversario, con la tecnología más avanzada, no es sinónimo de poder. De hecho, el ejercicio de la violencia remplaza la pérdida de poder.

Estados Unidos ejerce la violencia en Irak, pero no el poder. Su superioridad tecnológica es una leyenda para sus admiradores. Pero sólo corrobora una vieja idea: la violencia es puramente instrumental, y como tal necesita justificarse por los medios que persigue. Como necesita ser justificada por algo que le es ajeno, no puede ser esencia de nada. Mucho menos del poder.

Hay otras leyendas en juego en Irak. Muqtada al-Sadr dice que el Mahdi pronto regresará a Irak. En la tradición chiíta, el Mahdi es el duodécimo Imam, que por el momento permanece oculto. Los rumores de su advenimiento son centrales en la escatología chiíta.

Pero en la versión de Muqtada al-Sadr los estadunidenses ya estaban enterados del advenimiento del Imam y por esa razón invadieron Irak. Su misión es matarlo. Para protegerlo están sus milicias, autodenominadas Ejército del Mahdi. Por eso al-Sadr alega que no puede disolverlas porque no son "suyas". A diferencia de otras milicias privadas, el Ejército del Mahdi no puede desaparecer mientras estén las fuerzas de ocupación en Irak. El arraigo popular de al-Sadr entre los jóvenes y los pobres urbanos se deriva de la esperanza en la llegada del Mahdi, una creencia poderosa.

The New York Times se alarma de que los comandantes de regimientos de marines han tomado decisiones importantes "sin consultar" a la Casa Blanca o a funcionarios en Bagdad. Como si Rumsfeld, Negroponte o el "primer ministro" Allawi tuvieran el poder en Irak. Una de esas decisiones fue la incursión de abril contra Falluja, que degeneró en una revuelta generalizada y se saldó por la retirada estadunidense. La otra fue la que tomó un regimiento en Najab para terminar con el desafío de Muqtada al-Sadr. A principios de agosto el regimiento violó la zona de exclusión alrededor de la mezquita del Imam Ali (el santuario más sagrado del chiísmo) y desencadenó una batalla que todavía no termina.

En realidad las decisiones de los comandantes militares sobre el terreno no ponen en peligro los planes de la ocupación estadunidense. Las decisiones de los jefes de regimiento de marines son parte de la estrategia diseñada en los círculos más altos del Pentágono y la Casa Blanca. Estrategia hueca la de la ocupación, sólo puede colmarse de violencia.

Las batallas por Bagdad, Falluja y Najab muestran que el ejército de ocupación no tiene el poder. Ya se cuentan más de mil muertos entre las tropas estadunidenses. Ayer había 965 soldados muertos, además de otras 41 fatalidades reconocidas por el Pentágono, pero que no han podido ser identificadas. En total son mil 6 los soldados estadunidenses que han muerto, a los que hay que añadir 6 mil 568 heridos, muchos de ellos graves, y otras 122 muertes de tropas de la coalición con alrededor de 500 heridos. Realmente se trata del paseo por el parque más peligroso del mundo.

ƑEl siniestro Negroponte, con su súper embajada de 3 mil estadunidenses, tendrá el poder? La realidad es que no puede salir de su escondrijo sin una escolta bien armada. Puede ejercer violencia, pero no tiene poder.

El poder es la esencia de un gobierno. No un instrumento para tal o cual finalidad. Aunque en nuestras sociedades ya no se entiende así, el poder es un fin en sí mismo. Desgraciadamente hoy domina el pensamiento tecnológico y la racionalidad instrumental. Se dice "hay que tomar el poder para hacer tal o cual cosa", como si el poder fuese una especie de instrumento o una técnica. No hay nada más alejado de la esencia del poder.

La violencia necesita una justificación externa y se la pueden proporcionar los fines que se persiguen (por ejemplo, "la guerra contra el terror"). El poder no se justifica así; es como la paz, dice Hannah Arendt, y no necesita una justificación externa. El poder es la esencia de cualquier comunidad política. Lejos de ser parte de una simple relación instrumental entre "fines y medios", es la condición que hace posible establecer la relación entre esos fines y medios.

El poder es la condición de una comunidad que puede actuar en concierto. Decir que las fuerzas de ocupación tienen el poder es un contrasentido. Mientras no se termine la ocupación en Irak, ese territorio será un espacio para la violencia pura del que será excluido el poder. Y el espacio de la violencia pura es el terreno más fértil para el terror.

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