México D.F. Miércoles 25 de agosto de 2004
Samuel Ponce de León R. *
El IMSS: un pronóstico de la batalla
Soy médico y conozco desde hace mucho tiempo muy de cerca las actividades del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esta institución es la mayor organización de atención médica sin fines de lucro del continente americano y atiende a más de la mitad de la población del país. Desde una situación cada vez más adversa, sus trabajadores, a pesar de los obstáculos económicos que imponen desde la secretaria de Hacienda, procuran cuidados médicos satisfactorios en la gran mayoría de los casos. No habrá forma de solventar o siquiera mitigar una huelga del IMSS. Será un desastre más que nuestro pueblo asumirá como hace todo, estoicamente.
José Blanco dibuja en su articulo "Tambores de guerra" (La Jornada, 10/8/04) lo que no ven o no quieren ver tirios y troyanos. La demografía, la aritmética, la estadística, las hormonas y la sique se han confabulado de tiempo atrás para modificar radicalmente nuestro panorama social y resulta que hoy los esquemas y beneficios contractuales no pueden permanecer estáticos, sino que han de cambiar. La evolución de la población, su crecimiento y su extendida supervivencia obligan en la lógica más elemental a replantear posiciones. La situación es clara como el cristal o como el aire en la región más transparente y es conocida desde hace muchos años, pero sexenio tras sexenio se ha preferido no asumir la responsabilidad. Este problema es desde luego agravado por la corrupción de todas las partes, de la que sólo es posible excluir como responsables a los enfermos.
Hoy ya no hay más espacios y, en un ambiente muy cargado políticamente, la institución enfrenta al sindicato y el sindicato enfrenta a la institución. El ambiente es enrarecido por ex directores que en su momento y con la posibilidad de corregir el rumbo prefirieron conservar puesto, prebendas y quizás participación en el negocio (por aquello de la caja chica del gobierno federal). Aquellos que fueron corresponsables de la situación actual hoy vociferan y derraman ríos de tinta aduciendo argumentos en los que entonces no creían.
El sindicato está hoy en una situación muy difícil, pero ahí llegó por su propio pie. Dejó pasar oportunidades de negociación y se cerró a los cambios hasta que ya no era sostenible la espera y los "representantes populares" plantean hoy cambios sin concesiones.
Durante décadas el mismo sindicato que hoy se preocupa por el recorte de prestaciones ha cedido en salarios y se hizo de la vista gorda en los manejos político-administrativos. Este sindicato ha corrompido trabajadores y ha dificultado el funcionamiento de las actividades médicas. Este sindicato ha favorecido a individuos irresponsables y peligrosos. Este sindicato poco cuida la salud de sus propios miembros ante riesgos laborales. Simultáneamente, este sindicato es uno de los últimos reductos para defender los derechos laborales. Menudo lío.
Ante la suspensión de actividades se abrirán las vías para la participación de instituciones de atención privadas subrogando servicios. Los contratos facilitarán el crecimiento de la capacidad instalada mientras el IMSS perderá capacidades y financiamiento. La privatización de la seguridad social se pondrá en marcha a toda vela.
Mucho se perderá en una huelga y ganarán los de siempre. Los que más perderán, no sólo en lo económico o en prestaciones, serán los enfermos, a quienes les duele y quienes mueren. Así las cosas, en beneficio del país, todos tendrían que ceder.
Si ha ocurrido y se ha justificado el Fobaproa, si hubo rescates carreteros, de ingenios y otros más, si ahora hay dinero para invitar médicos extranjeros o para viajar fuera del país para que los políticos reciban cuidados médicos, deberá ser ahora el momento de organizar el rescate del IMSS, deuda que en este caso todos pagaríamos con gusto. * Médico del Instituto Nacional de Nutrición
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