México D.F. Viernes 20 de agosto de 2004
Refuerza el ejército estadunidense la
ofensiva contra rebeldes chiítas en todo Irak
Bombardean el centro de Najaf; no nos rendiremos: Moqtada
Sadr
El cementerio sagrado e inmuebles civiles, incendiados
tras el ataque; "es la última llamada", advierte el premier Allawi
Disparos contra la embajada de EU en Bagdad; no hubo heridos
REUTERS, AFP Y DPA
Najaf, viernes 20 de agosto. Al entrar en la tercera
semana los combates por el control de Najaf, donde se ubica el cuartel
general del Ejército del Mehdi, aviones AC-130 Hércules
bombardearon el centro de esta ciudad santa horas después que el
líder de los rebeldes, el clérigo chiíta Moqtada Sadr,
se negó a deponer las armas en un abierto desafío al gobierno
interino iraquí, que este mismo jueves dio un ultimátum a
los disidentes para que se rindan o de lo contrario enfrenten una ofensiva
"de gran alcance".
El
ataque aéreo comenzó la noche del jueves y se extendió
a las primeras horas de la madrugada del viernes, en un reforzamiento de
la ofensiva contra los rebeldes chiítas en distintos puntos del
país, que incluyó la ocupación de Ciudad Sadr -con
tanques y tropas de infantería estadunidenses apoyadas por helicópteros
y aviones que bombardearon la zona, en la periferia norte de Bagdad-, donde
un marine falleció y 50 presuntos combatientes iraquíes
perdieron la vida, según el comando central del ejército
de ocupación.
También en la capital, dos disparos de mortero
cayeron este jueves en la embajada estadunidense, pero sólo ocasionaron
daños materiales y heridas leves a dos empleados.
Los AC-130 bombardearon Najaf durante más
de una hora y causaron incendios en el antiguo cementerio -considerado
parte del complejo de instalaciones sagradas-, de acuerdo con un despacho
de la agencia Reuters.
El cementerio Wadi Salam (Valle de la Paz) y la mezquita
de Alí -ambos en el centro histórico de Najaf- están
cercados desde el 12 de agosto por 2 mil soldados estadunidenses, apoyados
con tanques Abrams M1A, y respaldados por mil 800 guardias civiles
iraquíes.
Los disparos aéreos también impactaron en
inmuebles civiles y mientras caían la metralla y los proyectiles
20 milímetros de los AC-130, desde la mezquita de cúpula
dorada, donde se refugió un número indeterminado de mujeres
y niños, se emitía una oración que decía: "Dios
es el más grande".
Previamente, durante el día el ejército
y la aviación estadunidenses lanzaron otra ofensiva que estremeció
con decenas de explosiones a esta ciudad ubicada 160 kilómetros
al sur de Bagdad. Los milicianos del Mehdi respondieron con proyectiles
de mortero que cayeron sobre la comisaría de la policía local,
donde murieron siete agentes y 21 resultaron heridos.
Desde Bagdad, el primer ministro interino Iyad Allawi
y otros miembros de su gabinete lanzaron ayer advertencias al Ejército
del Mehdi para que desista de su lucha inmediatamente.
"Esta es la última llamada para que se desarmen,
desalojen el recinto sagrado, se comprometan a trabajar políticamente
y consideren los intereses de la nación", dijo Allawi en una conferencia
de prensa.
Poco después, el ministro de Defensa, Hazeem Chaalan,
dio a conocer que las fuerzas de seguridad iraquíes hacían
preparativos para atacar a los milicianos de Sadr. "Las próximas
horas serán decisivas. Vamos a darles una lección que no
olvidarán jamás".
El ministro de Estado, Kasim Daoud, dijo a su vez que
el gobierno agotó todos los medios pacíficos para convencer
al clérigo chiíta atrincherado en Najaf. Son las "horas finales"
de Sadr, sentenció.
Durante
la jornada surgió la versión de que Sadr llamó a los
milicianos a entregar el mausoleo, pero no fue confirmada la autenticidad
de la carta en la que supuestamente pidió a los rebeldes "entregar
las llaves" del recinto.
La rebelión chiíta se inició a finales
de abril, pero se interrumpió a principios de junio cuando fue pactada
una tregua con emisarios del gobierno interino que asumió el 28
de junio pasado, en sustitución de la Autoridad Provisional, encabezada
por Paul Bremer e impuesta igualmente por Estados Unidos, tras la toma
de Bagdad en abril de 2003.
El rebrote que viene desde hace dos semanas y que ha incluido
sabotajes a la infraestructura petrolera, contribuyó a impulsar
los precios del crudo, que este jueves llegó a una marca histórica
de 47.95 dólares el barril.
El recrudecimiento de los enfrentamientos con el Ejército
del Mehdi, que en las dos últimas semanas también se han
desarrollado en otras ciudades de Irak, ocurrió mientras que en
Washington una auditoría encontró que no hay justificación
del gasto de unos 8 mil 800 millones de dólares entregados a ministerios
iraquíes por la Autoridad Provisional de ocupación, encargada
de hacer la investigación.
La información sobre el gasto no justificado fue
dada a conocer en un sitio de Internet dirigido por un coronel jubilado
llamado David Hackworth. Un funcionario de la administración de
George W. Bush confirmó los datos, pero pidió el anonimato.
El dinero formó parte del llamado Fondo de Desarrollo para Irak,
que se formó con ganancias de las ventas petroleras de Irak, así
como con valores congelados de gobiernos extranjeros y el superávit
del programa de Naciones Unidas Petróleo por alimentos impuesto
a Irak durante el gobierno de Saddam Hussein, después de la invasión
a Kuwait en 1990.
Desde El Salvador, mientras tanto, 150 soldados del ejército
de ese país, que forman parte de un contingente de 380 militares,
salieron la madrugada del jueves rumbo a Irak para remplazar a otro batallón
de 374 efectivos.
El envío de estas tropas fue hecho a pesar de la
amenaza de una organización de Al Qaeda, que advirtió que
creará un infierno alrededor de los soldados salvadoreños,
los únicos que restan de la brigada Plus Ultra, otrora integrada
por Honduras y República Dominicana, bajo el mando de España.
En Ankara, una canal de televisión mostró
un video en el que apareció un rehén turco en Irak, Aytula
Gezmen, de 23 años, a quien sus secuestradores amenazan con ejecutar
si dos empresas turcas que abastecen a las fuerzas estadunidenses no abandonan
el país en las próximas 72 horas.
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