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México D.F. Domingo 15 de agosto de 2004 |
Ecuador: el FMI quiere su libra de carne
El
Fondo Monetario Internacional (FMI), como el famoso Shylock de William
Shakespeare, reclama a Ecuador, país ya desangrado, una libra de
carne. La receta es siempre la misma: reformas en la industria petrolera
para permitir la participación en ésta de la iniciativa privada
(léase las trasnacionales del ramo), autorizar la participación
privada en las empresas telefónica y eléctrica, liquidar
los bancos quebrados creando una especie de Fobaproa, mantener la austeridad
fiscal (o sea, suprimir obras públicas y servicios asistenciales),
destinar recursos a pagar la deuda externa pública con el dinero
de todos.
El FMI había impuesto ya a Ecuador la dolarización
de su moneda, quitándole el instrumento monetario para tratar de
equilibrar su economía y ahora intenta, en resumen, controlar todas
las palancas económicas del país, convirtiéndolo en
un protectorado con sólo las apariencias formales de una república
independiente.
El resultado de las política prohijadas por el
FMI está a la vista: el consumo popular sigue cayendo, los sectores
más pobres se precipitan en la pobreza extrema y en el autoconsumo
en las zonas rurales, y el monto promedio del consumo de las clases medias
urbanas también se reduce constantemente. Son de imaginarse entonces
las consecuencias económicas y sociales que podría tener
la eventual aceptación por el gobierno neoliberal de Lucio Gutiérrez
de las leoninas exigencias del FMI.
En efecto, independientemente de la cooptación
por el mismo de parte de las direcciones indígenas, ni la organización
india -CONAIE- ni el movimiento indígena han desaparecido. Simplemente
se han retirado a las comunidades, para reforzar el contacto con las bases
y hacer un balance de su desastroso paso por el gobierno habituado a responder
yes
al
FMI. La situación social y política es, por consiguiente,
altamente explosiva.
Ecuador, por otra parte, no está situado en los
Alpes suizos sino en los Andes, junto a la convulsionada Colombia, a Perú
y a Bolivia, sacudidos por agudas crisis políticas y de dominación.
Quien, en su soberbia y su ignorancia de la historia, cree poder cobrar
la libra de carne a un país rebelde, olvida que la economía
no es una relación entre cifras, sino entre gente, y que una explosión
social en Ecuador podría resultar contagiosa en todo un arco estratégico
de países..
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