TUMBANDO CAÑA

Ernesto Márquez

Quinto Festival Internacional de Jazz de Veracruz

Medalla Juan José Calatayud a Enrique Nery
Faculty Ensemble y Yahuba

VERACRUZ, VER. La quinta edición del Festival Internacional de Jazz que empezó el 3 de agosto en la ciudad de Xalapa con el encuentro y seminario entre estudiantes de música y músicos profesionales, arribó el jueves pasado a puerto con buen tiempo e inmejorable recepción.

DE ENTRADA, LA asistencia de un público gozón y entendido que casi llena la planta baja del Teatro de la Reforma tiró por la borda del buque jazzístico aquel prejuicio de que "el jazz en el puerto jarocho no gusta ni interesa", Con la presencia de ese gentío que pagó 50 pesillos por escuchar jazz, y los aplausos y "šbravos!" de aceptación, queda demostrado que el género sincopado tiene en la ciudad y puerto de Veracruz un futuro del que tanto la Universidad Veracruzana (UV), el Instituto Veracruzano de la Cultura ( IVEC), organizadores del evento y público en general se encargarán de fortalecer.

CON LA ENTREGA de la medalla Juan José Calatayud al maestro Enrique Nery dio inicio la fase porteña en la que participaron las agrupaciones Faculty Ensemble, integrada por maestros del seminario de jazz, y Yahuba, colectivo de jóvenes puertorriqueños que se desempeñan en el jazz fusión combinando elementos provinientes del ámbito afromestizo con las formas sincopadas de la música estadunidense, quienes fueron la gran sorpresa de la noche.

Merecido reconocimiento

LA ENTREGA DE la Medalla Juan José Calatayud, así como el pergamino de reconocimiento a la labor musical del maestro Enrique Nery, fue entregada en sencilla ceremonia protocolar por el secretario de Educación y Cultura Juan Maldonado Pereda y la directora del Instituto Veracruzano de la Cultura, Leticia Perlasca.

CABE SEÑALAR QUE la medalla Juan José Calatayud fue instituida el año pasado, justamente después del lamentable deceso del pianista veracruzano a quién le fuera otorgada dicha distinción a manera de homenaje post mortem en el cuarto Festijazz veracruzano.

CONMOVIDO, EL MAESTRO Nery aceptó la distinción de ser el primer músico mexicano en recibir la presea "que lleva el nombre de un gran amigo y defensor del jazz nacional en los escenarios y fuera de ellos".

ENRIQUE NERY, TODO un personaje en la escena musical nuestra, es un esplendido pianista, compositor, arreglista, productor y director musical, que ha contribuido en la exploración de la música mexicana consiguiendo un sonido actual y una propuesta nueva. Valores estos que al igual que su labor docente y gran impulso de variados proyectos musicales le valieron para que un selecto grupo de jurados decidieran por él para tales reconocimientos.

FUERA DE PROGRAMA y con tan sólo el apoyo del guitarrista Cristóbal López, Nery se hizo del piano para demostrar al público el por qué está considerado uno de los mejores representantes de jazz en nuestro país. En un gesto de admiración y reconocimiento a don Mario Ruiz Armengol, a quien dedicó su premio, evocó Silenciosa, pieza antológica creada por Mayito a principio de los años 50 y al que Nery da un tratamiento inusual en el que combina suavidad y hondura armónica.

Una banda de generales

LA VELADA DE esa noche calurosísima de jueves estaba dedicada a la presentación de los principales actores de estas dos semanas: los maestros del seminario de jazz. La acogida reservada por el público a la llamada Faculty Ensemble Jazz fue muy efusiva. Y razón había, si no mire usted que personal: en el piano Rafael Alcalá, reconocido como uno de los nuevos talentos del jazz latino, graduado con honores en los apartados de composición, arreglo y piano del Berklee College of Music de Boston; en la guitarra el admirado Cristóbal López, de amplia trayectoria y experiencia musical; el bajista Oscar Stagnaro, virtuoso de su instrumento quien además de su reconocida labor docente es elemento vital en la agrupación de Paquito D' Rivera; Matt Marvuglio, maestrazo de la flauta y asiduo participante de los principales circuitos jazzísticos del mundo; los bateristas Alexandre Kautz, originario de Sao Paulo, y la mexicana Rosa Avila, orgullo de Xalapa y gran revelación de la noche.

SOBRE ESTA INEDITA agrupación habría mucho qué decir pero que baste, por el momento, lo que se apreció de cada uno de ellos en esta su primera actuación en público. Alcalá es el pilar más visible del sexteto, su comportamiento es el de un instrumentista con la sensibilidad ajustada al propósito de lo que se está tocando. Posee un touche delicado y una imaginación armónica de sutil belleza que encaja perfectamente con la refinada manera de hacer de Cristóbal López, quien, educado en todos los palos de la música popular, ha llegado a establecer un dominio casi total de su instrumento, conduciéndose en los tempos lentos o medios con un fraseo verdaderamente admirable y en los rápidos con soltura desconcertante. Stagnaro, por su parte, resuelve con su bajo las frases más inesperadas, con una simplicidad de efecto que hace parecer al público que está y no está pero se deja sentir, y tan se deja sentir que si acaso por una trampa o azar se le eliminara el audio todo el esfuerzo de los demás no tendría lógica.

EN LA FLAUTA, Matt Marvuglio da lo mejor de si, sus alumnos le están viendo (nos dice en broma) y no puede insuflar mal, así que el resultado es satisfactorio. Claro, él es un músico excepcional aunque de una sensibilidad rara, con algunas veces más inspiración que técnica y en otras más técnica que inspiración. En la sección rítmica destaca Rosa Avila -recién retornada de Estados Unidos dónde radica-, una chica que toca con soltura, precisión y técnica sin iguales. Caso diferente el del paulista Kautz a quien le falta alegría y vivacidad.

Para escuchar o para bailar

''EN EL ORIGEN si, el jazz era para bailar y nosotros los de Puerto Rico somos muy bailadores, esa es la primera coincidencia", nos dice de entrada Rubén Amador Medina, baterista y director de Yahuba, la agrupación boricua que brindó un concierto fuertemente inspirado en la tradición musical y danzaria afro de la isla del encanto.

"LAS OTRAS COINCIDENCIAS parten de la libertad que te da el jazz y la libertad que nos proponen nuestros ritmos y danzas", abunda el también director del Conservatorio de Artes del Caribe. "Nosotros al jazz, le hemos agregado las diferentes formas de plena, bomba y seises de nuestro país con la intención de demostrar que todo es posible en la música y que se puede ser universal al tiempo de ser muy local".

EN EL ESCENARIO los tambores abarrilados de la bomba, las panderetas de la plena y el cuatro, con que se hace y se recrea el seis puertorriqueño, avisan de lo que se tratará: Una música distinta pero gozona. El matrimonio de expresiones de una y otra orilla ya que también intervendrán instrumentos eminentemente reconocidos en el jazz tales como los saxofones y drums.

"ESTA IDEA DE fusionar nuestro folclor con el jazz nos vino cuando éramos estudiantes en Boston", detalla el reconocido músico y pedagogo. "No queríamos seguir los patrones establecidos del jazz, ni coger un estándar jazzistico y ponerle un ritmo de bomba y decir que se está haciendo bomba-jazz. Lo que nos planteamos fue tomar lo nuestro como base para hacer cosas distintas y buenas.

"NUESTRO CONCEPTO TIENE clara su base: es música del folclor puertorriqueño que al combinarse con el elemento jazzístico no pierde su esencia, más bien se enriquece".

INTEGRADO POR ANGEL Mani Trinidad y Ricardo Villanueva en el cuatro puertorriqueño; Aida Encarnación, guitarra, percusiones y voz; Bernardo Hernández en el bajo; Luís Rodríguez, saxofonista y los bailarines Carla y Sheila Mojica, José Aquino y Raúl Ramos de la Paz, el grupo Yahuba dejó clara, con mucha alegría, su intención de llevar su música a otros niveles timbritos y armónicos por medio de la fusión musical. Tema, que no está por demás decirlo, es al que dedica su estudio y exposición el FestiJazz veracruzano.

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