Guillermo Almeyra

ƑUnidad nacional? šLo que nos faltaba!

El señor Carlos Slim, gran empresario, hablando ante sus colegas menores, sugirió la unidad nacional, "bajo el liderazgo del presidente Vicente Fox", para construir proyectos de nación. Le hicieron eco el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Andrés Manuel López Obrador -quien "tendió una mano franca para el amigo sincero" (ƑFox sería su amigo?)- y varios dirigentes del Partido de la Revolución Democrática (PRD), entre ellos Jesús Ortega, quienes hablaron en el mismo sentido, creyendo crear problemas al faccioso gobierno nacional cuando en realidad se hacían un tremendo autogol y ponían la política como lazo de cochino.

Es lógico que Slim recuerde con añoranza a Avila Camacho y sus sucesores, o sea al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de los empresarios, dedicado a enterrar todo lo que fuera posible del nacionalismo revolucionario, y al PRI nacionalista y dirigido hacia los sectores sociales de Lázaro Cárdenas, pero menos lógicas son esas posiciones en quienes en sus campañas electorales hablan de los pobres o condenan un gobierno que favorece a los banqueros y roba a los jubilados.

El reclamo de la llamada unidad nacional en otras partes del mundo ha aparecido siempre cuando las naciones están en peligro de desaparición (como en la Unión Soviética invadida por los nazis, que Trotsky llamó a defender independientemente de la represión staliniana, o la Francia semiocupada por el káiser alemán en la guerra de 1914-18). ƑLlama Slim a la unidad nacional frente a Estados Unidos, o el liderazgo de Fox, por el contrario, significa la unidad pero en una política de sumisión a Washington, de desnacionalización del petróleo y de la energía eléctrica? ƑPuede haber unión nacional cuando una parte de la nación se esfuerza por reducir aún más el nivel de vida y de civilización de la otra parte, la mayoritaria, intentando acabar con todas las conquistas históricas de los trabajadores, hace la contrarreforma del Instituto Mexicano del Seguro Social, la contrarreforma en la enseñanza, destruye a los pequeños y medianos campesinos y se alegra de la creciente emigración de millones de mexicanos que no pueden trabajar en su patria?

Una cosa es exigir que todos los ciudadanos gocen de iguales derechos y que el aparato estatal, al servicio del partido de la derecha histórica, no sea utilizado como maza, con chicanas de todo tipo, para golpear a los opositores, pero otra cosa es cuando éstos niegan toda diferencia de fondo con la derecha social y la llaman a trabajar conjuntamente con el programa y el proyecto de país de los grandes empresarios trasnacionales y de la gran finanza.

ƑCuáles proyectos nacionales pueden hacerse en común y bajo el liderazgo de Fox? ƑDefender el agua, por ejemplo? ƑPara quién? ƑPara los campesinos, las comunidades y los ejidos, o para las empresas lecheras? ƑEncarar el problema del campo? ƑEn cuál sentido? ƑAcabándolo y forzando una ola de migración masiva hacia las ciudades y hacia Estados Unidos, cosa que está implícita en las posiciones de la Coparmex cuando dice que sobran 7 millones de campesinos? ƑO respondiendo al movimiento El campo no aguanta más? ƑCómo es posible una línea común para explotados y explotadores?

ƑY para qué sirve un partido que tiende su mano franca a "amigos" que están hundiendo al país y ofrece a sus votantes populares una política común con los partidos del capital, o sea, ofrece la política de ellos que el pueblo legítimamente repudia? La oferta misma, Ƒno refuerza acaso la sensación de que "todos son iguales", de que hay una "clase política" de "amigos" que pertenece al grupo de los patrones del barco y está a años luz de la gente común?

En el PRD da igual aliarse con el Partido Acción Nacional que con una u otra fracción del PRI. No existen las clases ni la historia, porque no existen principios sólidos ni análisis social, sólo la más pragmática lucha por posiciones de poder. Pero ese partido nació, precisamente, de una división de clase, a finales de los años 80, entre la izquierda social y política del PRI, a la que se sumó una parte de la izquierda tradicional, y en sus orígenes hay centenares de activistas muertos por buscar un cambio social. Abandonar ese pasado en pro de resultados electorales equivale a suicidarse y a rendirle un gran servicio a la siempre consecuente derecha histórica y a los grupos más corruptos de la política mexicana.

La unidad que se necesita es la de los oprimidos, sus organizaciones campesinas, sindicales y hasta políticas para luchar por una alternativa a la política del capital. Una unidad en torno a un programa común, a la organización de acciones con propósitos y plazos bien definidos, una unidad no con los grandes empresarios sino con el zapatismo, los indígenas, los campesinos en agitación. Es una unidad absolutamente opuesta a la que piden los jilgueros de la política: una unidad para salvar al país, no a sus clases dirigentes.

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