*Enrique Florescano*
El segundo rasgo que distingue
a la revolución de 1910 es la fuerza de su torrente, el empuje incontenible del oleaje que arrastró consigo a individuos, grupos, clases y comunidades pertenecientes a todos los sectores del espectro social, confundiéndolos y enfrentándolos por primera vez en la revoltura revolucionaria. Así como la explosión rebelde mezcló en las regiones a campesinos con rancheros, mineros y trabajadores urbanos, y a éstos con profesores, licenciados, periodistas, militares, médicos, ingenieros, pequeños comerciantes, funcionarios y políticos de todos los niveles... |