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México D.F. Lunes 2 de agosto de 2004
José Cueli
El remate de los pases
Joselito, David Silveti y José Tomás han sido toreros que siguieron la escuela de trianero, Juan Belmonte, el torero que revoluciono la forma de torear y se fue de los toros y de la vida sin juntar los pies, ni dar el paso atrás para dejar pasar al toro y luego arrimarse al castillar, o dar el pase y salir por piernas en busca de colocación al siguiente. Belmonte llegó al toreo con la revolución que implicaba el no mover los pies, sólo los brazos. Mas su toreo, en lo esencial, siguió siendo clásico. Toreó, hasta la última tarde, vestido de luces con la pierna adelantada, que es como mandan los cánones y cuesta trabajo torear agregado, dar el medio pecho, y la muleta adelante al embarcar al toro a la justa distancia, o atrasada esperando al burel de acuerdo con las condiciones y rematándolos debajo de la cadera.
Juan Belmonte no supo correr y tuvo que hacer con los brazos lo que le negaban las piernas. Por eso no pudo limitarse a que los toros pasaran, tenía que dejarlos en el sitio preciso, lo que resolvió con el mando de su toreo. Lo opuesto al toreo perfilero y ratonero, tan en boga hoy en día. Así, afirmaba don Gregorio Corrochano, "lo más extraordinario en Belmonte al torear, no eran los pases que daba, si no los remates de los pases, ese momento en que el toro vuelve y el torero sigue toreando".
La revolución de Belmonte se ha perdido en las plazas. Queda sólo -en ocasiones- lo lento, lo lánguido, lo exagerado, repetido hasta la hueva, tornándose vulgar. Ese toreo ballet, un interminable pegar pases y pases; derechazos -en los que se salvaban Tomás, Silveti- que casi logran acabar con la fiesta por lo tedioso de ese toreo, máxime si se realiza a novillines descastados. "Lo bien toreado es lo bien rematado." ƑEn dónde estará ese novillero que siga la escuela del Trianero, o ese otro con "pellizco", que cimbren los cosos?
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