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México D.F. Lunes 2 de agosto de 2004
"La única que no creyó en nosotros
fue Xóchitl Gálvez", expresa Victoria Santos
Incursionan productores forestales de Quintana Roo
en servicios ecoturísticos
Si logramos conservar la selva "habrá mayor rentabilidad
para todos", reconocen
MATILDE PEREZ U.
Tras dos décadas de experiencia como productores
forestales, lapso en el que instalaron un aserradero para incursionar directamente
en los mercados nacional e internacional, y afrontando altibajos comerciales,
ahora la Unión de Productores Forestales de Felipe Carrillo Puerto,
Quintana Roo, afina los detalles para iniciar actividades como prestadores
de servicios ecoturísticos, "es un esfuerzo para que la gente reciba
más por su superficie", explicó Victoria Santos.
Los
productores forestales tienen en su favor la cercanía de la superficie
comunal con el área natural protegida de Sian Kaan, Quintana Roo.
"El atractivo son las lagunas, selvas y fauna silvestre; además
en los ejidos Laguna Kaná, Nueva Loría y X-Naben hay vestigios
arqueológicos; a partir de septiembre iniciamos actividades y para
diciembre ya tendremos experiencia para atender al turismo, que creemos
será principalmente europeo", abundó Santos, quien durante
más de una década ha alentado a los ejidatarios para que
mantengan su organización.
El reglamento interno, los señalamientos, sistemas
de seguridad, higiene, administración y preparación de los
guías -los hijos de los ejidatarios e incluso algunos de ellos-
están preparándose. Paralelamente está el equipamiento
de las cabañas con muebles elaborados con el material de la región.
En esta etapa se generarán directamente 30 empleos. "Convencer a
las autoridades para obtener el financiamiento fue difícil; finalmente
la Secretaría de Desarrollo Social y la Comisión Nacional
Forestal aprobaron el proyecto. La única que no creyó en
nosotros fue Xóchitl Gálvez, encargada de la Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, quien promovió
en otros ejidos la introducción de borregos, alterando el frágil
equilibrio de la región, pues se están cazando a los pocos
jaguares con el argumento de que están en riesgo los borregos",
dijo Santos.
Valor agregado
La selva es más que madera, allí también
hay chicle, guano, orquídeas, agua, fauna silvestre y "si logramos
conservarla habrá mayor rentabilidad para todos. No nos negamos
a vender madera, pero hacerlo a precios y condiciones más justas
y dándole un valor agregado", ese es el reto, explicó Victoria.
La Unión de Productores Forestales de Felipe Carrillo
Puerto se fundó en 1984: desde entonces sus integrantes han sostenido
una larga batalla para vender a precio justo la madera y lograr una explotación
equilibrada, con el respaldo técnico y con un programa de explotación
sustentable. El acuerdo es sólo comercializar hasta 35 por ciento
de los 40 mil metros cúbicos que se tienen aprobados anualmente,
explicó durante una larga plática sostenida en una visita
que realizó a la ciudad de México.
De las 200 especies maderables existentes en la región,
sólo ocho tienen atractivo para el mercado: caoba, cedro, zapote,
chacal rojo, granadillo, chechen, tzalam, zac chaca. Cuando nos constituimos
como unión -señala- no tuvimos necesidad de salir a vender
la madera porque Ferrocarriles Nacionales la compraba para los durmientes,
era una venta segura. O cuando se terminó "nos dimos cuenta que
habíamos cometido un error y que no nos consideraban personas solventes,
porque carecíamos de los documentos fiscales, registro y de la infraestructura
-aserraderos, maquinaria, equipo de arrastre, grúas, secadoras-
para cumplir con las medidas y estándares de calidad que exige el
mercado.
"¿Cómo comercializar directamente?, los
empresarios locales, sabíamos, no iban a compartir sus experiencias
con nosotros. Después creímos que el mercado internacional
era la salida y tratamos de llegar a Estados Unidos. Realizamos los estudios
y evaluaciones y nos dimos cuenta que el precio no cubría nuestros
costos de operación y que enfrentábamos una competencia muy
fuerte", recordó. A manera de ejemplo indicó que de la caoba
-una de las especies de mayor demanda- se obtienen 240 pies de tabla por
metro cúbico, sin embargo el precio del mercado es de sólo
50 por ciento del costo de extracción.
Pero, destacó Santos, "no nos dimos por vencidos.
Pedimos información a Comisión Nacional Forestal y ratificamos
que en el mercado hay mucha competencia y que había dos opciones:
obtener la certificación de madera sustentable e incursionar en
el mercado regional. Actualmente, vendemos cataloch a 40 pesos por pie-tabla,
el cual se utiliza para recubrimientos y muebles; el siricote a 3 mil pesos
por pie cúbico, el costo es por su calidad".
En este momento, mencionó, "en el mercado regional
hay una locura por el chechen, el tzalam (especies parecidas a la caoba),
palizada (considerada rara y por la que se paga 3 mil pesos por metro cúbico,
pues es la más utilizada para las palapas de las construcciones
turísticas de Quintana Roo) y palma de guano; por las dos primeras,
incluso, están ofreciendo anticipos por estas especies y hay fuertes
presiones para que se incremente la oferta. Pero la gente de la mayoría
de los 24 ejidos que conforman la unión no se precipita por 10 o
20 pesos más, ni por las motosierras que ofrecen los compradores,
ellos saben que su esfuerzo de estar organizados y de una explotación
sustentable de la selva les brindará mayores beneficios.
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