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México D.F. Sábado 31 de julio de 2004
"Pensar en Atenas me parecía absurdo;
ahora aquí estoy, y más fuerte ", señaló la
remera
No califiqué porque las otras fueran peores;
los resultados no son mágicos: Martha García
La deportista retornó a las competencias luego
de un retiro de 10 años
ABRIL DEL RIO
Mientras estuvo retirada del remo, Martha García
practicó cuanto deporte se le cruzó en el camino, y luego
de pedalear en bicicletas de montaña, competir en triatlones, dos
maratones y diversas carreras pedestres, consiguió por accidente
la calificación a Atenas 2004.
Licenciada en informática y administradora inmobiliaria,
Martha regresará a la experiencia olímpica que vivió
por primera vez en Barcelona 92, donde se ubicó en el duodécimo
lugar en el doble par abierto, al lado de Lourdes Montoya.
Martha Aurora García Mayo, de 39 años y
representante del Club España, había alcanzado el noveno
puesto mundial; sumaba cinco medallas panamericanas y ocho centroamericanas,
cuando decidió, justamente en la edición de los juegos regionales
de Ponce 93, que lo indicado era poner fin a su paso por el alto rendimiento.
"Cuando
me retiré, conservaba la inquietud de ir a un Mundial más,
pero ya no tenía ganas de hacer lo que había que hacer para
lograrlo, y ahí terminé", recordó la atleta, quien
daba por terminado un ciclo tal vez en edad temprana, dado que el remo
da margen a largas trayectorias, por fuerza y resistencia que se requieren.
Habría soportado un ciclo más, Atlanta 96
y aun Sydney 2000. "¿Atenas 2004?, me parecía absurdo pensarlo
cuando inicié en el remo, pero ahora aquí estoy, y más
fuerte que nunca", señaló la remera, clasificada en el primer
lugar de Latinoamérica en la prueba de skeef, y será
una de las tres mexicanas en remo. En doble scull asistirán las
jóvenes Gabriela Huerta y Aline Olvera.
"Los resultados no son cosa de magia. Hay mucha preparación
atrás, aunque yo nunca hubiera pensado calificar a los Juegos un
año antes", expuso Martha, y afirmó que "no califiqué
porque las otras fueran peor que yo, sino porque ando muy bien; de hecho,
una semana después de la regata de calificación rompí
un récord que llevaba más de doce años, por cuatro
segundos".
Recordó entonces su retorno: "Fue casi sin querer,
porque en principio fue para ayudar a mi club en una regata. Después
fue más por curiosidad, al presentarse una toma de tiempo para un
viaje a la regata Henley, en Canadá. Entré para ver cómo
andaba luego de tres meses entrenando, y resulta que hice el mejor tiempo
que habían hecho aquí (en la pista de Cuemanco) en cinco
años.
"Me fui a Henley, donde estuve a dos segundos de pasar
a las finales, pero me quedé picada y luego fui al Mundial de remo
bajo techo en Boston y gané. Cada vez mis tiempos eran mejores,
hasta que llegó la calificación, y me dije: voy a probar,
no pierdo nada, y lo logré el primer día", dijo en torno
a la calificación que se anotó en mayo pasado en El Salvador.
"No te digo que ha sido fácil, pero se me ha dado
mejor de lo que se pudiera esperar, y lo cierto es que competir es algo
que disfruto mucho", indicó la atleta, quien espera ubicarse de
nuevo entre las 12 mejores, y de ser posible, disputar la final olímpica.
A la vez que destaca "la ayuda invaluable" de su entrenador,
el ucraniano Nikolai Chuprina, lamenta que no haya sido debidamente remunerado.
De hecho, en contraste con la entereza que denosta en
torno a su disciplina y al compromiso olímpico, Martha lamenta las
trabas burocráticas que dice haber encontrado en la Federación
Mexicana de Remo, en torno a la inclusión del técnico en
la delegación, así como la asignación de un delegado
que revise los pormenores en torno a la competencia, e incluso de falta
de ropa especial para presentarse a la competencia.
"Siento que se han puesto muchas piedritas en el camino.
La verdad es que me he tenido que encargar de cosas que no me tocaría,
lo que me distrae y es lamentable. En el agua ando muy bien, afuera no
tanto", exclamó la atleta, que aunque no resignada a admitir fallas,
el martes emprenderá el viaje a Atenas.
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