Herrerías se opone

En breve, serie de novilladas en la placita de Arroyo

LUMBRERA CHICO

Muy pronto, durante la primera quincena de agosto, comenzará con el entusiasmo de siempre la temporada de novilladas en la placita llamada antiguamente Antonio Velásquez del conocido restaurante Arroyo, en Insurgentes sur, muy cerca de la salida a Cuernavaca. Será sin duda un respiro para los aficionados a la fiesta brava, que languidecen por el cierre indefinido de la Monumental Plaza Muerta (antes México).

Habrá, al menos, 12 festejos, los sábados a partir de la una de la tarde, como es ya costumbre, y serán lidiados novillos de buena casta y presencia, con un peso promedio de 400 kilos. De acuerdo con un informe de la Comisión Taurina del Distrito Federal, la empresa del célebre taquero Jesús Arroyo, que actualmente dirige su hijo José, está cumpliendo al pie de la letra con todos los trámites y requisitos que señalan tanto el Reglamento Taurino del Distrito Federal como la Ley de Espectáculos Públicos, todo ello ante la delegación Tlalpan.

Sin embargo, para no variar, los Arroyo no han podido ponerse de acuerdo con la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, cuyo secretario general, el varilarguero Beni Carmona, insiste en aumentar los salarios de sus agremiados, no por mejorar las condiciones de trabajo de éstos sino, dígase llanamente, por joder.

Sí, el gordo Carmona, ya se sabe, es un incondicional de Rafael Herrerías y lo que está haciendo no es más que obedecer las instrucciones de su amo. Este ha dicho en repetidas ocasiones que todos los novilleros que actúen en Arroyo quedarán vetados para torear en el embudo de Mixcoac. Por ello, el pica-pica trata de boicotear de manera sutil el esfuerzo de quienes luchan por ofrecer una alternativa sana al negocio de Herrerías, quien no sólo no da espectáculo sino que además se empeña en impedir que otros lo den. Es por ello el enterrador de la fiesta brava en nuestro país y no se comprende por qué las autoridades capitalinas no lo colocan en su sitio: la calle o la cárcel.

Mientras los Arroyo negocian con el Fidel Velázquez de los subalternos, un grupo de ganaderos, por su parte, hace sumas y restas tratando de armar una temporada de corridas con matadores alternativazos en la plaza del Rancho del Charro, sita en la avenida Ejército Nacional. A los criadores de reses de lidia, que son más de 300 en el país, también les urge que se reanuden las actividades en los ruedos mexicanos, porque tienen muchos encierros de cuatro años de edad listos para ser estoqueados, pero ante la agresión que para todos los actores de la fiesta representa la actitud intolerable de Herrerías, ven con angustia que sus bravos animales se van a pasar de tueste y todo lo que invirtieron en darles pastura y forraje se irá a la basura.

Fuentes altamente confiables señalan, entre tanto, que el cacique de Mixcoac no ha conseguido aún los dineros necesarios para pagar la renta de la México en el ciclo 2004-2005 y esa es una noticia que sólo puede llenarnos de alegría. Por el bien de la afición y de los toreros, ojalá lo veamos caer por su propio peso.