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E S P E C T A C U L O S
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México D.F. Lunes 19 de julio de 2004

Contiene canciones con relatos de los capítulos más interesantes de su vida

La bruja y artista Caila Osorio es la protagonista del disco de Piedra del Sol

DE LA REDACCION

Metepec, Puebla, 18 de julio. La vida de Caila Osorio es la historia de una mujer artista, bruja, médica y poeta que vivió 93 años, tuvo tres maridos, filmó dos películas sin salir jamás de su pueblo, conoció la orfandad, la soledad, el amor y que, sobre todo, "hizo de su vida lo que quiso porque jamás se dejó amarrar como otras mujeres de su tiempo.

"Cailita fue un personaje popular fuera de serie. En la región de Atlixco era ampliamente conocida por su gracia y sus dotes de curandera tradicional, pero quien la conoció a fondo encontró a una mujer sabia con grandes dotes poéticas y filosóficas", dice Mercedes Aguilar Garduño, quien coordinó los fonogramas Caila Osorio, historia de una mujer de Metepec.

Para Mercedes y los otros miembros del Colectivo Piedra del Sol, la biografía de la señora Osorio es un ejemplo de tesón, creatividad e indomabilidad femeniles, pues de niña sufrió desamor maternal y orfandad, y para sobrevivir fue chivera, sirvienta, obrera, costurera y colectora de yerbas, oficio por el que llegó a la medicina tradicional.

Aprendió a leer por sí sola con un silabario y con sus escasos rudimentos de lectura cubrió por correspondencia un curso de herbolaria de la Escuela Botánica de Londres y estudió por el resto de su vida el Tiaxka, el gran libro de sabiduría azteca que le heredó su abuelo paterno, la única persona de quien tuvo amor y atenciones hasta los siete años.

Doña Caila Osorio, como se le nombraba en las poblaciones de la falda sur del Popocatépetl, se hizo popular porque desde niña cantó en tiendas, mercados y fiestas. En una ocasión, en 1918, los guerrilleros zapatistas le regalaron cuatro canastas en agradecimiento a los corridos que les dedicó a su paso por Metepec.

Todavía de anciana cantaba y el disco promovido por Piedra del Sol, con financiamiento del Programa de Apoyo a Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), contiene su voz con interpretaciones de las muchas canciones viejas y modernas que se sabía, además del relato de los capítulos más interesantes de su biografía.

Extraordinaria mujer

La idea de grabar la historia de Caila Osorio en un disco surgió del conocimiento que los miembros del colectivo cultural tuvieron de ella mediante la investigación antropológica de campo que Hilda Aguilar Garduño hizo sobre la vida de la extraordinaria mujer de Metepec, para obtener la licenciatura en esa especialidad en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Actualmente Hilda prepara su doctorado en sociología y es directora del Instituto de Estudios Sociales del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Puebla.

Se hizo un guión y se integró un grupo de escritores, actores, grabadores y editores que cada fin de semana, de 1998 a 2002, acudió a la casa de ese personaje para platicar con ella y recoger nuevas imágenes e impresiones. Marina Isolda y Javier Albores asumieron los papeles de Caila y su abuelo, respectivamente.

Las sesiones de trabajo con Cailita, cuenta Mercedes, fueron una "verdadera revelación poética, porque su casa estaba colmada de animales y plantas. Su sabiduría iletrada la hacía hablar con metáforas y frases de un contenido retórico y filosófico dilucidatorio. A Calpan, de donde era su madre, quien no la quiso, le decía Malpan. Decía que el águila de los billetes era Cristo; afirmaba haber hablado alguna vez con la Virgen de la Concepción y peleado con el diablo. Su lenguaje era muy musical y de un momento a otro pasaba de la risa desaforada a las lágrimas.

"Tenía sentido dramático y cada una de las sesiones, en las que de pronto se ponía a cantar o a escenificar lo que estaba contando, se convertía en un performance que nos dejaba maravillados y nos modificaba el guión, sobre todo cuando decidía que tenía que cocinar mientras contaba su vida", dice Mercedes.

Además de curandera con reconocimiento regional -la gente del rumbo de Atlixco decía que curaba la diabetes y ciertos cánceres- era excelente jinete, pertenecía a la asociación de charros de esta ciudad, cantaba ranchero en fiestas cívicas y religiosas y uno de sus caballos se hizo famoso porque iba sólo por el "mandado" al mercado de Metepec.

Caila Osorio fue de baja estatura y delgada, pero su mirada coqueta e inteligente y su enorme carácter la dotaban de gran personalidad. Nunca pudo recordar los títulos de los filmes en que actuó en los años 50, pero sí que una película era de "charros y otra de espantos, y que en la primera salió de reina y en la segunda de hija de un científico loco".

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