Demanda "plenos derechos políticos" para religiosos

Los clérigos, "ciudadanos de segunda", considera obispo

Si bien la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público representó "un gran avance", a 12 años de su aplicación en México aún se vive un proceso inconcluso, en el que existen "ciudadanos de primera y de segunda, pues los ministros de culto no podemos ejercer plenamente nuestros derechos civiles", sostuvo José Trinidad Medel, arzobispo emérito de Durango, quien aseguró que hoy se percibe "más que un Estado laico donde se respeten todas las religiones, uno que está contra la religión y sus valores".

El prelado señaló que a pesar de los avances alcanzados en los últimos años, "todavía hay muchas cosas que no se han resuelto y que generan que no todos los mexicanos puedan ejercer sus plenos derechos, por lo que seguimos haciendo el ridículo a escala internacional al establecer en la Constitución que los ministros de culto no podemos formar parte de un partido político".

No obstante, enfatizó que "no es del interés de la Iglesia católica meter las narices en asuntos de política. Ese no es nuestro terreno, pero tampoco podemos continuar limitando los derechos civiles de algunos ciudadanos sólo porque son ministros de culto".

Al respecto, Francisco Moreno Barrón, obispo auxiliar de la arquidiócesis de Morelia y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Juvenil, aseguró que con la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público "dimos un paso para salir de un tiempo de simulación a enfrentar la realidad que vivimos".

La insistencia en un Estado laico, agregó, ha generado "un rechazo a las enseñanzas de la Iglesia católica, cuando lo que significa en verdad un Estado laico es estar abierto a todas las iglesias y sus enseñanzas".

En ese sentido, el arzobispo emérito de Durango, insistió en que la educación religiosa en las escuelas públicas y privadas "debe ser una elección que tengan los padres de familia para formar a sus hijos, pues la libertad religiosa es un derecho fundamental para la existencia humana".

En México, agregó, deberíamos "seguir las enseñanzas de otros países que han dejado abierta la posibilidad a los padres de elegir si desean o no que sus hijos reciban la enseñanza del Evangelio en sus escuelas, para lo que se podrían contratar profesores, mientras que aquellos que no lo deseen podrían tomar clases de educación física o cualquier otra actividad". Insistió en que esta "alternativa" no significaría perder la laicidad en la escuela, sino "respetar un derecho que es fundamental para todo ser humano: su religión".

LAURA POY SOLANO