México D.F. Viernes 16 de julio de 2004
En su lugar ahora se adopta una religiosidad
patriarcal, deplora
Raúl Herrera incita a venerar los árboles,
''esas catedrales naturales''
El pintor presenta en la galería Pecanins su
exposición Por las ramas
Captura en sus obras la contundencia del tule, abuelo
vegetal de Oaxaca
MERRY MAC MASTERS
Una ''catedral natural" es como Raúl Herrera (DF,
1941) califica al milenario árbol del tule. Radicado en Oaxaca desde
hace 12 años, para el pintor ''una de las cosas que ha desencadenado
la destrucción que vivimos en la actualidad, es que dejamos de venerar
a los árboles como dioses.
''Y
empezamos a meternos en una religión muy abstracta que tiene que
ver con la mentalidad patriarcal. Un poco una estructura muy agresiva de
las religiones en general, porque en la actualidad la mayoría son
patriarcales.
''El árbol es la reminiscencia de lo que debían
haber sido las veneraciones. Es una especie de representación de
la naturaleza como la fuerza fundamental. El árbol del tule la encarna
de una manera increíble, porque si uno se mete debajo de su follaje
en definitiva hay una energía particular. En Oaxaca hay varios pueblos
que tienen un tule como árbol sagrado."
Por las ramas se titula la exposición de
acrílicos y tintas sobre papel, así como papel hecho con
pulpas naturales, que Raúl Herrera presenta en la galería
Pecanins (Durango 186, colonia Roma).
Una parte de las piezas fueron hechas en el Taller de
Arte de San Agustín Etla, fundado por Francisco Toledo. Otras, en
el taller de Alberto Valenzuela, y algunas en el taller del artista.
Al respecto Fernando Gálvez, director del Instituto
de Artes Gráficas de Oaxaca, escribe que en el campo de las tintas
Herrera es un maestro y los dos trípticos monumentales que presenta
en torno del milenario árbol del tule, ''muestran su virtuosismo".
Las piezas fueron realizadas con ''anchas brochas chinas que le permitieron
capturar en forma inmejorable la textura canalada de la corteza del tule".
A decir de Gálvez, nadie había logrado capturar
con tal contundencia la inmensidad de este abuelo vegetal de Oaxaca.
Técnica difícil
Herrera empezó a trabajar con el papel en los años
60 durante una estancia de 11 años en Europa: ''Vivía en
un cuarto muy pequeño donde trabajaba al óleo. Como me intoxiqué
por las pinturas, empecé a trabajar con otros materiales para los
cuales el papel era esencial.
''Comencé con los papeles franceses, los de algodón
gruesos, de lino. Poco a poco me fui hacia el papel oriental. Me tardé
algunos años en empezar a trabajar con las tintas chinas, porque
es una técnica muy difícil.
''En Londres encontré una tienda que tenía
papeles de todo el mundo. Allí me compré una gran cantidad
de Japón, con colores naturales y texturas diferentes, con eso empecé
a hacer collage y papeles quemados, porque a veces me gusta pirograbar
el papel, hacer formas y luego pegarlas para hacer diferentes espacios
y texturas."
Ya en Oaxaca, Alberto Valenzuela, quien fue ayudante de
Toledo en el taller de San Agustín, invitó a Herrera para
trabajar en un taller de papel que había abierto por su cuenta.
Cuando Toledo vio esos papeles, relata el entrevistado,
''me invitó a trabajar en su taller de papel donde estuve tres meses".
A diferencia de Toledo -en 1962 ambos coincidieron en
Europa-, que ''recorta papeles y luego los pigmenta con colores naturales",
Herrera dibuja directamente con las pulpas y las fibras.
El expositor piensa seguir con las tintas chinas, ahora
en papeles de algodón, con colores y tierras.
En Oaxaca, señala, ''podemos conseguir con facilidad
tierras de todos los colores. Basta salir a la carretera".
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