México D.F. Viernes 16 de julio de 2004
Según se revela en documentos confidenciales
del gobierno federal
El cambio de pagarés Fobaproa, para mantener
sólido el sistema financiero
México vuelve a obtener el liderazgo latinoamericano
como país más endeudado "Ruta" diseñada desde hace
por lo menos dos meses; la deuda pública representará 70%
del PIB
ISRAEL RODRIGUEZ, JUAN ANTONIO ZUÑIGA Y VICTOR
CARDOSO
Con el argumento de "mantener la solidez del sistema financiero
nacional", el gobierno federal oficializó una deuda adicional por
107 mil 193 millones de pesos, correspondientes al cambio de los llamados
pagarés Fobaproa por bonos IPAB, último tramo del rescate
bancario, según revelan documentos confidenciales del gobierno federal
entregados a La Jornada por el asesor económico del Partido
de la Revolución Democrática, Mario Di Costanzo.
En los documentos, que a su vez fueron obtenidos por el
diputado perredista César Chávez, secretario de la comisión
para investigar las operaciones del IPAB, se precisa la estrategia para
concretar la "ruta para el canje de pagarés Fobaproa por pagarés
IPAB" y donde se establece la propuesta del gobierno federal a los cuatro
principales bancos del país que prevé, primero, asumir los
pasivos y después llevar a cabo las investigaciones y auditorías
para determinar su legalidad.
El monto del valor de los pagarés Fobaproa que
se intercambiarán por bonos IPAB, que originalmente sumaba 223 mil
millones de pesos, es ahora de 107 mil 193 millones de pesos, debido a
descuentos pactados entre el gobierno y los bancos Banamex, Bancomer, Banorte
y Bital (ahora HSBC).
El monto económico del canje contrasta con la mostrada
para asignar mil millones de pesos al combate a la delincuencia en el país,
cifra 107 veces menor al monto de los pagarés Fobaproa.
De acuerdo con los documentos en poder de La Jornada,
no se prevé ninguna sanción para las instituciones bancarias.
Sólo se establece que los llamados créditos relacionados,
inexistentes o "los que no debieron de incluirse", podrán ser sustituidos
por otros.
Además se pactó con los bancos pagar los
nuevos pagarés IPAB en tramos entre 2005 y 2006, o liquidarlos anticipadamente
durante éste y el próximo año, sin que se precisen
los montos, la forma y el turno en que cada banco recibirá los recursos
que le correspondan.
Nuevo liderazgo
Con esta operación, México vuelve a convertirse
en la economía latinoamericana más endeudada con un monto
total de unos 500 mil millones de dólares, los cuales representan
71 por ciento del valor del producto interno bruto (PIB). Con esto sólo
el débito interno llegará a un billón 179 mil millones
de pesos.
Durante los pasados nueve años la deuda derivada
del rescate bancario ha gravitado en las finanzas públicas y ni
ahora se le reconoce como deuda pública, pues aunque se prevé
que el gobierno deje de ser "avalista" de esa deuda, el IPAB se mantiene
como un organismo público y responsable del pago de esa deuda.
De esta forma los pasivos asumidos por el gobierno federal
mediante el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) -primero-
y traspasada al Instituto para la Protección al Ahorro Bancario
(IPAB) -después- continuará distrayendo importantes recursos
económicos necesarios para fortalecer el desarrollo nacional.
Aún así, el gobierno federal prefirió
"mantener la solidez del sistema financiero nacional" y anticipar el cambio
de los pagarés Fobaproa, cuyo vencimiento inicial estaba previsto
para septiembre de 2005.
El camino amarillo
El cambio de los pagarés Fobaproa, oficializado
ayer, ya tenía toda una estrategia estructurada desde hace por lo
menos dos meses. En el documento "Ruta para el
canje de pagarás Fobaproa por pagarés IPAB",
clasificado como confidencial, el anuncio de ayer representa la segunda
etapa y en ésta se establece el compromiso para que los bancos apoyen
"a que los despachos Leal y Martín Contadores Públicos, SC,
y Galaz, Gómez Morfín, Chavero Yamazaki, SC, entreguen los
papeles de trabajo de la auditoría de Michael W. Mackey a la Cámara
de Diputados. La ASF (Auditoría Superior de la Federación)
apoyará para que se entreguen a su vez al IPAB".
Una vez hecho el cambio de bonos por pagarés, se
llevarían a cabo las revisiones de "gestión, existencia y
legalidad" (identificadas con las siglas GEL en los documentos) con la
supuesta supervisión de la ASF. En los escenarios oficiales, esto
dará como resultado la sustitución de créditos o la
reducción del importe de la nueva obligación a cargo del
IPAB.
A partir de esta etapa también se estima "encapsular"
en un fideicomiso aquellas obligaciones (créditos) cuya legalidad
no hubiera quedado totalmente determinada y sólo se definiría
su futuro una vez concluidos los litigios y controversias.
No sin cierta candidez, en los documentos se asienta la
advertencia de que "en los casos que la junta de gobierno (del IPAB), de
acuerdo con sus facultades determine la sustitución de los créditos,
se deberá pactar en el contrato de canje la metodología para
la valuación y sustitución de los créditos. La sustitución
deberá ser a plena satisfacción del IPAB o de lo contrario
se llevará a cabo la reducción correspondiente del nuevo
pagaré".
Una vez realizado ese trámite de auditoría,
los resultados deberán informarse a la ASF y a la Secretaría
de la Función Pública para pasar a la cuarta etapa, consistente
en la emisión de nuevos instrumentos de pago "aplicando el efecto
de encapsulamiento y de los resultados de las revisiones GEL".
Ya en ese último tramo, cuando no existan diferencias
que dirimir, en la estrategia se abre la posibilidad de que el IPAB pueda
delegar la administración y cobranza de la deuda "a un tercero",
así como la "venta o transmisión de la cartera al vencimiento
(2005 y 2006) o continuación de administración por parte
de los bancos".
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