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México D.F. Viernes 16 de julio de 2004
Jorge Camil
Marta y "el gran solitario de palacio"
Más allá de posibles deslealtades, revelación de secretos o divulgación de asuntos de Estado, la renuncia de Alfonso Durazo muestra la descomposición de un gobierno que ha perdido la transparencia, el liderazgo y la confianza popular; un gobierno errático que comienza a operar, como en antaño, desde las sombras del poder, enfrascado en los mezquinos intereses de la sucesión presidencial.
Durazo confirma que se está perdiendo la oportunidad histórica, hecho que pudiese convertir la alternancia en "un mero accidente de nuestra vida política", y aunque reconoce en el Presidente (en tono casi compasivo) un estilo político "noble" y un espíritu "generoso", admite que su falta de liderazgo ha hecho posible que se comparta el poder, y que su ejercicio aleje al régimen de los "valores, principios y compromisos que impulsaron la alternancia".
Reconoce que el gobierno ha caído en el "pecado original" del antiguo régimen, donde se elegía desde el gobierno al sucesor y se decidía quién no podía ser presidente. Al perder la brújula, el gobierno ha creado muchas de las tensiones que "amenazan con hacerlo estallar". Para el ex secretario, la raíz de todos los males está en la decisión inconstitucional de compartir el poder presidencial. Por eso, considera obligado acabar con la idea generalizada "de que el poder presidencial se ejerce en pareja".
Los señalamientos de Durazo no hacen sino confirmar las sospechas populares sobre la llamada pareja presidencial, fenómeno inusitado en nuestra vida institucional, que está rebasando al sexenio, generando incertidumbre en las relaciones del Presidente con el partido que lo llevó al poder, y que después de la renuncia de Durazo se adivina detrás de los injustos reproches a Felipe Calderón y los ataques disfrazados de "aplicación draconiana de la ley" contra Andrés Manuel López Obrador.
Consecuencia de la participación importante de la mujer en todos los órdenes, los jefes de Estado contemporáneos se encuentren frecuentemente casados con mujeres que comparten sus merecimientos culturales y académicos. Hillary Clinton y Cherie Blair son dos ejemplos clásicos. Ambas, abogadas, igual que sus maridos, brillaron como estrellas fulgurantes en el firmamento profesional antes de que Bill y Tony arribaran al poder. En cierto modo, ambas contribuyeron a sostener económicamente sus carreras políticas en la época de las vacas flacas. Cherie no tiene intención de abandonar su carrera profesional. Hillary, en cambio, artífice de la carrera política del carismático ex presidente, abriga hoy aspiraciones legítimas a la Casa Blanca desde el poderoso puesto de senadora por Nueva York. No obstante sus reconocidos merecimientos, ninguna pretendió suceder al marido en funciones, y Hillary, discreta y elegante, comenzó a manifestar sus intenciones cuatro años después de que su marido abandonara el poder.
Marta, por el contrario, motivo de la renuncia de Durazo, aspiró a la Presidencia desde la Presidencia (atentando contra la no relección) y aprovechó el mandato constitucional del marido para aprender el oficio, compartir el poder y financiar su campaña. Vamos México fue concebida, obviamente, como una plataforma destinada a ser su partido, su lema de campaña y su fuente de financiamiento (Ƒquién le niega un favor a la esposa del presidente?). Es la otra cara de los Amigos de Fox. La jefatura compartida del Estado mexicano le permitió actuar (tal vez en forma inconstitucional) como presidenta de facto, imaginarse protectora de los "descamisados mexicanos", impartir "conferencias magistrales" en foros a los que ha asistido como esposa del Presidente, y la osadía de diseminar su "ideario político" en la cumbre de Guadalajara.
Para Durazo, el "coqueteo político" de Marta provocó muchos de los desencuentros que hoy conoce el gobierno, y sirvió para "despejar con mayor claridad la incógnita sobre cómo será su fin". Hoy, acosada por la prensa nacional e internacional, una Marta renuente anunció con una advertencia que abandona la contienda: "preservando íntegros todos y cada uno de sus derechos como mujer y como ciudadana" (eso, en derecho, se llama renuncia condicionada).
En una semana de presiones, The New York Times le dedicó un editorial ("La Evita mexicana") que la acusa de poner en riesgo nuestra incipiente democracia, y un artículo de fondo que la llama "La sombra sobre la sede del poder", culpándola de socavar el sexenio del marido. Muchos se resisten a creerle, porque en tres años ha convertido al Presidente en un hombre cercado, agobiado; incómodamente abrazado, tocado y besado por la primera dama, dentro y fuera del país y en foros públicos y privados.
Aprovechando la renuncia de Durazo, El País (7/7/04) escribió recientemente que el gobierno del presidente Fox vive una crisis interna provocada en parte por el poder y el protagonismo de Marta Sahagún; "una crisis interna que le deja cada vez más como el gran solitario de palacio".
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