Señalan productores oaxaqueños que para ellos "no existe un futuro promisorio"

Más de 10 mil caficultores, afectados por el desplome del precio del grano

MATILDE PEREZ U.

En algunos tramos de la carretera de Teotitlán a Huautla de Jiménez, Oaxaca, se ven lajas amontonadas y junto a ellas pequeñas montañas de grava. Bajo un nailon delgado, sostenido por cuatro varas, están dos hombres golpeando las piedras con un cincel. Es un trabajo que durante 12 horas, en promedio, llevan a cabo algunos caficultores de la región mazateca en busca de un ingreso extra.

La vida de más de 10 mil caficultores y sus familias se alteró por la caída del precio del grano y la incertidumbre en el mercado. Quienes antes cosechaban una tonelada en dos a tres hectáreas ahora sólo recogen 300 kilos, explica Norberto García García, uno de esos caficultores que buscan diversificar su producción.

Pero García García, al igual que un pequeño grupo de 2 mil productores, logra un pago de mil 200 pesos por cada 58 kilos de café, porque el grano es orgánico y por ello su ingreso anual llega a 25 mil pesos. Se considera afortunado en comparación con la mayoría de los caficultores, quienes empujan a sus hijos adolescentes a buscar trabajo en las ciudades de Puebla, Oaxaca y de México para "sobrevivir de las remesas".

"El futuro promisorio no existe para nosotros", dice García García, ex líder de los caficultores de la región. Sin embargo, no se ha dado por vencido en la búsqueda de alternativas para que los productores tengan mayores ingresos y adquieran la cultura del ahorro.

Y mientras los caficultores como los de la región mazateca buscan alternativas para sobrevivir, en la ciudad de México el presidente del Consejo Mexicano del Café, Roberto Giesemann, asegura que con el programa de apoyo a la competitividad se logrará aumentar la participación de éstos en los mercados nacional e internacional, ya que beneficiará a 95 por ciento de productores inscritos en el padrón cafetalero y cubrirá 79 por ciento de hectáreas.

Agrega que los productores no contemplados en la población objetivo de dicho programa -principalmente de Chiapas, Veracruz, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo, Nayarit y San Luis Potosí- podrán acceder a otros apoyos mediante la presentación de proyectos productivos o de esquemas de fomento que puedan ser aplicados en cada entidad.

El programa de apoyo a la competitividad contempla la entrega de recursos por hectárea y productor. En el primer caso se entregarán para el fomento productivo 900 pesos por hectárea -la superficie no debe rebasar 10 hectáreas- al caficultor cuyo predio se localice arriba de 600 metros sobre el nivel del mar; para la reconversión se darán 600 pesos por hectárea a quien tenga un predio que esté por debajo de los 600 metros.

En el segundo caso, el apoyo a los productores que tengan hasta media hectárea será de 300 pesos, que deberán destinar a actividades culturales y mejoramiento del cultivo. Quienes tengan una superficie mayor y hasta una hectárea recibirán 600 pesos.

En el capítulo "Transformación de la actividad cafetalera en los años 90" del libro El sector agropecuario mexicano frente al nuevo milenio, Cristina Martínez asienta que el retiro del soporte técnico y financiero, la apertura comercial que permitió las importaciones libres de arancel de café verde y la caída del precio internacional del grano impidieron a los productores llevar a cabo negociaciones directas para obtener apoyos gubernamentales adecuados. Los recursos que entrega el gobierno mediante los programas son magros y sólo sirven para paliar necesidades inmediatas. Entre esos productores han aumentado la pobreza, la migración y el abandono de los cafetales, advierte, y descarta que a corto plazo desaparezca la producción cafetalera en zonas indígenas, ya que es una mercancía atractiva para las grandes comercializadoras por los bajos precios.