México D.F. Miércoles 14 de julio de 2004
Tomas Golka, ganador del premio internacional
Eduardo Mata
Hacer música verdadera es imposible si se interponen
''vanidad y soberbia''
El secreto de los monstruos de la dirección consiste
en la capacidad de compartir el poder con los atrilistas, dice Dirigirá
dos conciertos con la Sinfónica Puebla Instrumenta Verano
ANGEL VARGAS ENVIADO
Puebla, Pue., 14 de julio. Hacer ''música
verdadera" es imposible si existen de por medio la vanidad y la soberbia,
sostiene el director de origen polaco Tomas Golka, quien este fin de semana
realizará un par de conciertos en México, en su carácter
de ganador del primer Premio Internacional Eduardo Mata de Dirección
de Orquesta.
''Existen muchos músicos y directores, así
como cantantes de ópera que se sienten estrellas o divos.
Pero lo cierto es que se encuentran un peldaño por debajo de los
grandes maestros.
''Son personas que tienen mucho talento, saben mucho,
pero tan carecen de algo para ser completos que deben remarcar su existencia
mediante una actitud con la que buscan situarse por encima de los otros",
considera.
A sus 28 años y con una carrera que apenas comienza
a consolidarse, el también violinista agrega en entrevista con La
Jornada que el secreto de las monstruos de la dirección está
en la capacidad de compartir el poder con los músicos de la orquesta,
así como en saber manejar su personalidad.
''Es un aspecto mucho más filosófico que
simplemente tratar de hacer la música de tal o cual forma. Esto
tiene un poco de budismo zen, porque el único tiempo cuando puede
sentirse la música pura es cuando menos puede percibirse la personalidad
de un director", precisa.
Como ejemplo de lo anterior menciona lo realizado por
Claudio Abbado al frente de la Filarmónica de Berlín: ''La
música existe tanto en él, que él casi no existe.
Más que sentirse como la figura principal, se asume sólo
como el medio entre los músicos y el pensamiento musical y la intención
del compositor".
Así, remarca que el creador será siempre
el compositor: ''Como directores sólo nos corresponde servir de
enlace. La música verdadera está lo más lejana de
toda vanidad y soberbia. Para mí, los grandes músicos no
tienen un ego exacerbado".
El arte sonoro como acto vivo
Convencido de la ''abismal" diferencia entre los directores
contemporáneos y los de hasta hace dos o tres décadas, Golka
subraya que las orquestas, al ser espejo de su tiempo, no pueden ya tolerar
que el poder se concentre en una sola persona.
''Quien
se siente dictador cree que es perfecto todo lo que hace. No creo eso de
mí. Estoy muy feliz de no vivir en esa época en que los directores
eran unos tiranos. Creo que en el mundo de hoy, y no sólo en el
ámbito de la música, lo que está pasando es que todos
pueden externar su opinión", prosigue
''Siempre he creído que 80 cabezas son mejores
que una. La función del director artístico es hacer que las
cosas sean más fáciles. Aunque es cierto que en algunas ocasiones
no se pregunta ni se pide consulta a nadie, pero son las menos, y eso tiene
el fin de mantener la disciplina mínima para cumplir con la misión
final, que es hacer música y hacerla lo más perfecta posible.
''Fuera de ello, creo en la democracia, en lo necesario
que es la participación de los músicos. Lo ideal es que todos
contribuyan con ideas. Si lo hacen, estarán dando al mismo tiempo
su corazón y en consecuencia la orquesta mejorará mucho."
De acuerdo con Golka, así como ha cambiado la relación
del director con los músicos de la orquesta, también resulta
necesario modificar el formato de los conciertos, al considerar que se
trata de un modelo no sólo anacrónico, sino aristocrático
y antidemocrático, ajeno de la sociedad.
''Lo más importante para mí es que la música
sea cada vez más cercana y accesible al mayor número de personas.
Considero que el futuro de la música clásica está
en hacer de los conciertos actos en los que prevalezca la variedad y la
diversión. Hacer atmósferas mas relajadas", indica.
''Desconozco porqué, pero el problema de la música
clásica es que todos la creen una expresión muy elevada,
digna sólo de elites. No creo que Mozart, Beethoven, Sibelius o
Piazzolla la hayan pensado de esa manera. Estoy seguro que la visualizaban
como algo para todas las personas."
Al respecto, explica una paradoja: ''Todos en esta profesión
queremos que la música sea un acto vivo, pero al mismo tiempo reproducimos
conductas añejas, del siglo XIX, que deberían estar muertas.
Es algo que no entiendo, aunque por fortuna muchos grupos comienzan a cambiar
esa concepción".
Estreno mundial de pieza de Panisello
Golka asume que como director mantiene una relación
primero intelectual y después emocional con el ejercicio musical.
''Al estudiar, sólo pienso en cosas técnicas,
para aplicar ese conocimiento a la orquesta cuando estoy frente a ella.
Es como una especie también de budismo zen, porque el grado de estudio
es tal que llega un momento en que no pienso en nada, sino que lo siento.
Soy alguien que hace un trabajo muy intelectual para después poder
transmitir emociones."
Como ganador del primer concurso de dirección Eduardo
Mata, el músico de origen polaco dirigirá la Orquesta Sinfónica
Puebla Instrumenta Verano 2004, integrada por los estudiantes que acuden
al encuentro de educación musical que desde el pasado día
5 se realiza en esta ciudad.
Al frente de esa agrupación, Golka ofrecerá
un par de conciertos: el sábado 17, en la capital poblana, con lo
que se clausurará dicho encuentro, y el domingo 18, en el Palacio
de Bellas Artes, a las 17 horas.
Ambas presentaciones servirán para hacer el estreno
mundial de Cuadernos para orquesta, del argentino Fabián
Panisello, una de las dos obras ganadoras del primer Premio Iberoamericano
Rodolfo Halffter, también organizado por el programa Instrumenta.
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