México D.F. Miércoles 14 de julio de 2004
El 11 de junio de 1971 solicité la renuncia
al jefe del DDF, señala el ex presidente
No estoy arrepentido; el gobierno tiene muchos niveles
de mando: Echeverría
Llama el PRI a que las indagatorias sobre la guerra
sucia no vulneren instituciones
CIRO PEREZ SILVA
El
ex presidente Luis Echeverría Alvarez aseguró ayer no estar
arrepentido ''de nada'', en lo que toca a su actuación como titular
del Ejecutivo federal durante la llamada guerra sucia, y dijo sentirse
''tranquilo'' ante el anuncio de que la Fiscalía Especial para Movimientos
Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) solicitará el ejercicio
de la acción penal en su contra, así como del ex secretario
de Gobernación Mario Moya Palencia y del ex titular de la Procuraduría
General de la República (PGR) Julio Sánchez Vargas, por su
presunta responsabilidad en la matanza del 10 de junio de 1971.
''Ese día yo estaba trabajando, revisando el problema
del agua en la ciudad de México, cuando fui informado de que había
problemas. Al día siguiente le pedí la renuncia al jefe del
Departamento del Distrito Federal'', justificó el ex mandatario,
luego de precisar que en el gobierno hay ''muchos niveles'' de mando, para,
acto seguido, excusarse por la brevedad de la charla: ''Es que voy a ver
a uno de mis hijos que está enfermo''.
Mientras tanto, la dirigencia nacional del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) advirtió que no se pretende conseguir impunidad
para quienes pudieran estar involucrados en hechos ilícitos, sino
que es imprescindible evitar que se vulneren las instituciones.
Esta inquietud llevó al presidente de la Comisión
de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados y miembro del Consejo
Político Nacional (CPN) del tricolor, general Guillermo Martínez
Nolasco, a puntualizar que esta situación, sumada al hecho de ''tener
50 millones de pobres, nos puede deshacer el país'', en tanto que
se reiteró el rechazo ''a cualquier intento de justicia selectiva''.
El documento que aprobó por unanimidad el CPN priísta
se genera en momentos en que la dirigencia del tricolor se empeña
en buscar un diálogo con el Ejecutivo, diálogo que encuentra
resistencias en grupos del propio PRI y presiones para modificar la estrategia
y las relaciones que Roberto Madrazo pretende construir con el Presidente
de la República y otros partidos.
Como antecedente destaca el hecho de que, apenas un par
de meses atrás, miembros de las fuerzas armadas le reclamaron a
Madrazo una mejoría en sus ingresos, ya que una vez concluida su
carrera militar y contando incluso con los más altos grados, ven
reducidos sus salarios hasta en 90 por ciento.
En ese momento los propios militares cuestionaron la persecución
en el contexto de las investigaciones de la guerra sucia. La presión
castrense no es menor en el caso del Revolucionario Institucional, por
la vinculación que este sector ha tenido a lo largo de su historia
con ese partido. Basta recordar que al menos 11 de los presidentes del
tricolor son de origen militar y, como el resto de los dirigentes
nacionales, ocupan un lugar en la galería de un salón de
la sede priísta de Insurgentes centro.
El reclamo más grave que han planteado a Madrazo
es el que tiene que ver con el interés del gobierno foxista por
llevar hasta sus últimas consecuencias las investigaciones en torno
a la guerra sucia y ''la casi obsesión de 'entregarle' a las familias
de los desaparecidos que participaron en las guerrillas de esa época
la 'cabeza' del ex presidente Luis Echeverría Alvarez''.
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