Datos del Conapo * Tienen mayor nivel educativo que los hombres pero
no mejor salario Nora Sandoval 舠La decisión fue fácil. En México estaba desempleada, nunca ejercí mi profesión y lo que me ofrecían era a cambio de un salario muy bajo; no había perspectivas de mejorar舡, dice Pilar Rodríguez, de 40 años. Hace 18 años fue a San Francisco, California, a visitar a su hermana Berta, quien desde hacía dos años radicaba en esa ciudad. Iba por sólo 15 días, pero desde 1986 vive en Estados Unidos y no tiene ninguna intención de regresar a México 舠¿Para qué? Aquí pude estudiar una carrera, hacer una maestría, estoy cursando el doctorado y tengo un trabajo que corresponde a mi profesión y muy bien remunerado舡, afirma Pilar. Vivía en Pedregal de Santo Domingo, adonde sus padres habían llegado hacía décadas con un grupo de invasores de terrenos. Cuando salió de México era pasante de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y estaba cansada de deambular pidiendo trabajo y de padecer muchas carencias. En Estados Unidos tiene un vehículo nuevo, vive en un departamento amplio y propio, y ha viajado por casi todo México, lo que nunca hizo cuando su hogar estaba aquí. Su vida dio un giro. Como Pilar, que se fue buscando mejores horizontes, hay 3.6 millones de mexicanas que viven en Estados Unidos. De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), de las mujeres que emigran a EU, la mayoría -41 por ciento- tiene entre doce y 24 años de edad, mientras que en los hombres predomina el grupo de 35 o más años de edad, con 41 por ciento. En un análisis sobre las características de las mujeres que cruzan la frontera, el Conapo señala que la migración se relaciona con la situación conyugal y la posición en el hogar. Así, 舠la gran mayoría de los varones están unidos (69 por ciento) y se reconocen jefes de hogar (74 por ciento), mientras que las proporciones respectivas son 44 y 40 por ciento para las mujeres舡. Esto significa que 56 por ciento de las trabajadoras temporales en Estados Unidos son solteras y 60 por ciento no son jefas de hogar. La situación es diferente con quienes se asentaron permanentemente en el país vecino del norte. 舠Gran parte de los inmigrantes de 12 años y más, tanto varones como mujeres, están casados o unidos (63.1 por ciento y 62.6 por ciento, respectivamente). La proporción de mujeres que alguna vez estuvieron unidas (9.9 por ciento), donde se considera a las separadas, viudas y divorciadas, es prácticamente el doble de la correspondiente a la población masculina (5.2 por ciento). Hay una proporción mayor de inmigrantes varones solteros (31.7 por ciento) que de mujeres (27.5 por ciento). Estas, por el contrario, son predominantemente cónyuges (45 por ciento) o hijas (21.5 por ciento), aunque es importante señalar que aproximadamente una quinta parte (17.9 por ciento) son jefas de hogar舡, se apunta en el estudio Hombres y Mujeres 2004, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). En esa estadística se encuentra Imelda Posadas, quien emigró a Washington en 1995, porque 舠a Jorge le ofrecieron trabajo aquí, y representaba una mejoría profesional y económica, además de que en la decisión pesó mucho el futuro de nuestros dos hijos y las oportunidades de desarrollo que podían tener en este país舡. Las mujeres que emigraron tienen un mayor nivel educativo que los hombres, lo que no se traduce, en mejores salarios para ellas; es decir, que en Estados Unidos sufren también discriminación por sexo. 舠En el nivel de educación media superior, la proporción de mujeres (23.8 por ciento) es notoriamente mayor a la de los hombres (18.1 por ciento). Por su parte, en el nivel superior y posgrado, también ellas tienen una mayor proporción que los varones (20.2 por ciento y 17.7 por ciento, respectivamente)舡. En el estudio elaborado por el Conapo se indica que 舠las mujeres están teniendo menos dificultades que los varones para encontrar trabajo en Estados Unidos, pues 95 por ciento de ellas encontró ocupación, mientras que en los hombres la cifra fue de 85 por ciento. Asimismo, es importante señalar que 39 y 35 por ciento de las y los migrantes, respectivamente, se ocupan en los servicios舡. En contraparte, el análisis del INEGI reconoce que 舠por cada dos varones económicamente activos hay uno no activo, y en las mujeres la relación es de tres inmigrantes no activas por cada inmigrante activa舡. En Mujeres en la migración a Estados Unidos, el Conapo señala que 舠si bien en promedio las mexicanas laboran 37 horas a la semana, cabe destacar que 28 por ciento trabajó menos de 35 horas, pero sin duda lo más relevante es que 63 por ciento trabajó entre 35 y 44 horas a la semana, y nueve por ciento, más de 45 horas. Una segunda cuestión relevante de la participación económica de la mujer mexicana que vive en Estados Unidos, es que la mayoría (94 por ciento) es asalariada y su sueldo promedio mensual asciende a mil 100 dólares. Se trata de una cifra próxima al ingreso ganado por las trabajadoras mexicanas temporales (con mil 24 dólares)舡. Si a esto se suma el hecho de que las mujeres perciben en promedio 520 dólares menos que los hombres 舑ellos ganan aproximadamente mil 620 dólares al mes-, tenemos dice el Conapo en la investigación, que 舠la suma de ingresos obtenidos por las y los trabajadores mexicanos que viven en Estados Unidos, así como las percepciones derivadas de negocios propios y otras prestaciones, determina que 31 por ciento de las mujeres pertenezcan a hogares situados por debajo de la línea de la pobreza estadunidense舡. Aun con eso, emigrar a EU resulta muy atractivo para las mexicanas. 舠Hay muchas ventajas, una de ellas es que aquí no importa la edad, porque siempre existe la oportunidad de prepararte y de tener un empleo y bien remunerado. El nivel de vida es otro舡, comenta Imelda Posadas. Sin retorno 舠Si bien las trabajadoras temporales comparten características sociodemográficas y económicas con los varones migrantes, las distinguen otras relacionadas con una edad promedio menor, la mayor escolaridad y proporción de solteras. También se observan rasgos como una subpoblación de mayor vulnerabilidad, como es la mayor proporción de quienes carecen de experiencia migratoria o la percepción de ingresos inferiores a los varones舡. De las radicadas en Estados Unidos, la mitad llegó después de 1985 y 25 por ciento tiene la ciudadanía de ese país. Para la mayoría de las mujeres que emigraron, regresar a México ya no resulta atractivo. 舠La disminución más notable de la migración de retorno fue experimentada por el sexo femenino, cuya proporción bajó poco más de ocho puntos porcentuales, en tanto que el porcentaje de los varones decreció en alrededor de cinco puntos舡, se precisa en Hombres y Mujeres 2004, elaborado por el INEGI. Así, del total de migrantes de retorno, 78 por ciento son varones y 22 por ciento son mujeres. Los jóvenes de 15 a 29 años de edad representan más de la mitad de quienes regresan, con 55.2 por ciento, de los cuales 43.8 por ciento son varones y 11.4 por ciento son mujeres. La cifra se reduce aún más entre los adultos de 30 a 49 años, que representan casi la tercera parte, con 31.3 por ciento de la corriente migratoria de retorno; aquí los varones participan con 26.7 por ciento y las mujeres únicamente con 4.6 por ciento. 舠A México ya no regreso.
¿Para qué? Aquí tengo todo: trabajo, mi familia
emigró ya a San Francisco, vivo bien y en mi país difícilmente
tendría el mismo nivel de vida que tengo aquí舡,
expresa Pilar Rodríguez. Imelda Posadas, a su vez, asegura: 舠regresaremos
al Distrito Federal, pero no en un futuro próximo; tal vez en
unos 15 años. La razón son las oportunidades profesionales
para toda la familia; ahora pienso iniciar mis estudios de diseño
del vestido, cualquiera a mis 48 años diría que ya es
tarde, pero es lo maravilloso de este país: aquí siempre
hay algo que aportar y algo que aprender, nunca es demasiado tarde,
nunca es demasiado temprano. Y mis hijos van a empezar la universidad
y quiero que la estudien aquí舡. |