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México D.F. Lunes 28 de junio de 2004
El encuentro de jazz, que festeja 25 años,
comenzará el miércoles en Quebec
El fin del apartheid y el Cirque du Soleil,
ejes del festival de Montreal
Johnny Clegg y Ladysmith Black Mambazo, luchadores contra
la segregación racial, algunos de los invitados El encuentro,
abierto a los ritmos del mundo, dice su fundador Alain Simard
JUAN TRUJILLO LIMONES ESPECIAL
El
Festival Internacional de Jazz de Montreal comenzará el miércoles
30 de junio su 25 versión en la provincia de Quebec, Canadá.
Para celebrar tan significativa ocasión, según fuentes oficiales,
se estima la asistencia de aproximadamente dos millones de visitantes.
Como parte de las actividades especiales se efectuarán dos espectáculos
masivos y gratuitos: la conmemoración del 10 aniversario del fin
del régimen segregacionista apartheid en Sudáfrica,
y del 20 aniversario de la fundación del Cirque du Soleil, celebraciones
que contribuirán a la efervescencia artística, calidad musical
y genialidad circense, que inundarán dicha ciudad.
En entrevista telefónica con La Jornada
desde Montreal, Canadá, el presidente y fundador del festival, Alain
Simard, expresa la misión del certamen, manifestada en su concepto
y el mensaje de resaltar el entusiasmo que implica celebrar 25 años
de constancia. La importancia radica en que el encuentro se ha convertido
en un "fenómeno social que -especialmente con la celebración
del fin del apartheid- acentúa la integración multiétnica,
experiencia multicultural en la que la música ayuda a hermanar a
los pueblos". Asimismo, destaca su interés por impulsar el género
en las nuevas generaciones, así como la promoción de la paz
mundial mediante la música.
Concepto universal
Simard agrega: "Esta es una ocasión para asimilar
eso en lo que el festival se ha convertido en América del Norte:
el mayor evento que difunde la diversidad musical, pues no sólo
está dedicado al jazz tradicional ni es un festival estilo estadunidense,
sino que abarca todos los tipos de música, pero con la inspiración
del jazz. Siempre ha estado abierto a los ritmos y música del mundo,
así como a todas las formas que han sido influenciadas por el género
y, de manera recíproca, lo que aquellas han contribuido al jazz,
pues nació en Estados Unidos, pero ha evolucionado gracias a los
músicos del mundo, que han ayudado a que sea una expresión
universal".
Resulta llamativo cómo el desarrollo del jazz se
ha acentuado en puertos, que constituyen la mezcla de personas, cultura
y música. En Montreal, y en su característico "puerto viejo"
afrancesado, el apoyo al género ha sido relevante. Simard explica:
"El Festival de Jazz de Montreal ha sido el puerto de entrada (...) para
muchos músicos internacionales que eran desconocidos en América
Latina, Africa, Europa y Cuba".
Entre los músicos participantes, este año
destacan Diana Krall, Wynton Marsalis, Chick Corea y Charlie Haden, entre
otros.
El hecho que preocupa a muchos amantes del jazz es que
la industria de la música ha tendido a cerrar espacios al género
por su falta de carácter estrictamente comercial. No obstante, Simard
parece tener la alternativa: "Cuando creamos este festival (1979), nuestra
misión se centró en ampliar los horizontes musicales para
el mayor número de personas y hacer disponible la música
que no era tocada en la radio. La programación es realmente amplia,
pues abarca todos los tipos de música. Inclusive tenemos series
con música electrónica y jazz jamming (improvisaciones)
con saxofones y músicos de free jazz, un tipo de jazz libre
que llegará a las audiencias jóvenes. La razón de
escoger el jazz como tema principal del festival es que no tiene lenguaje,
por lo general es música instrumental, y no tiene religión,
es universal".
El miércoles, en la inauguración, se llevará
a cabo el gran espectáculo gratuito y multitudinario para conmemorar
el aniversario del fin del régimen segregacionista en Sudáfrica
(1909-1994) con la participación de Johnny Clegg y Ladysmith Black
Mambazo, así como de los invitados especiales Zwelithini, Rey de
Zulus y Desmond Tutu, icono de la lucha contra el apartheid.
A la pregunta de qué tan importante es para el
festival fomentar una conciencia política y social, Simard reitera:
"El jazz no tiene barrera lingüística, religiosa, de países,
de nacionalidades, de color o de raza... es universal. Decidimos iniciar
con Johnny Clegg, pues de manera exitosa, en un show aquí
en 1988, invocó la libertad, inclusive en momentos en los que el
apartheid persistía en Sudáfrica y Nelson Mandela
continuaba en la cárcel. Así que, en esta ocasión
tendremos a Clegg y Black Mambazo, dos de los músicos sudafricanos
más famosos, uno blanco y otro negro, quienes mediante sus cantos
lucharon por la libertad de manera pacífica y democrática...
Considero que su presencia es el mejor símbolo de cómo la
música puede hermanar gente, pues, Nelson Mandela impulsó
un movimiento sin precedente, en el que la música y los artistas
fueron determinantes".
El encuentro del sol y la luna
El festival será clausurado el 11 de julio con
la suma de fuerzas del Cirque du Soleil, cuyo arte se fusionará
con el jazz y la música del mundo. Soleil de minuit (Sol
de media noche) es el enorme espectáculo que ofrecerá
esta compañía originaria de Quebec en el centro de Montreal.
Cuenta la historia de un soñador idealista y visionario que al vivir
en soledad con su viejo gramófono en ocasiones experimenta sueños
premonitorios. Metafóricamente se efectuará la conjunción
del sol y la luna, un eclipse poético en el que el soñador
invitará a la gente de las cuatro esquinas del orbe, para más
tarde recibir respuesta de los artistas circenses y actores, quienes representarán
los pueblos del mundo. "Es un encuentro entre el sol, que simboliza el
Cirque du Soleil, y la luna, que representa el jazz, pues éste es
la música de la noche. Se trata de un evento único en la
vida", señala Simard.
A la pregunta de cómo fue posible lograr una conjunción
de tal envergadura y dimensiones inimaginables (hasta ahora), en los terrenos
de la música, el teatro y la filosofía, comenta: "Fundamos
esas instituciones con la intención de usar la cultura como medio
para reunir a los pueblos. Nuestro deseo es difundir la cultura y música,
además de hacer que la gente del mundo abriera los ojos y se interesara
en las artes y la cultura y, de esta manera, le den importancia en sus
estilos de vida. Queremos rendir un homenaje al Cirque du Soleil por la
relevancia que Guy Laliberté (fundador y jefe ejecutivo del circo)
le ha dado a la música en sus espectáculos, en los que desempeña
un papel muy importante".
-Tomando en cuenta el concepto del soñador idealista
y actuales acontecimientos, como la guerra en Irak, ¿es posible
que mediante esos sueños premonitorios se intente fomentar una conciencia
sobre la paz mundial?
-Sí, creo que es obvio, pues el objetivo del festival
radica en celebrar el humanismo y la cultura (...) es una invitación
y tributo a la gente del mundo para involucrarla en este encuentro del
sol y la luna...
"En síntesis el festival se inicia con el show
del fin del apartheid, el cual representa la fusión de lo
blanco y lo negro, y finaliza con la fusión del sol y la luna, como
forma de tener conciencia de que nos encontramos en el mismo planeta y
debemos echar mano de todos los recursos para beneficio de la humanidad
y, así, extrapolar la expresión a la cultura y permanecer
en una constante conexión con lo que el soñador y la humanidad
experimentan", finaliza Simard.
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