La investigación, en unas cuantas manos: Soberón Mainero

Conabio: México debe desarrollar transgénicos

ANGELICA ENCISO L.

El problema de la tecnología de los transgénicos es que se trata de una investigación pagada con dinero privado y no está en manos de la sociedad, sino de unos cuantos grupos que quieren recuperar pronto su inversión y la promueven "a como dé lugar", señala Jorge Soberón Mainero, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Biodiversidad (Conabio).

El especialista sostiene en entrevista que los organismos modificados genéticamente son una tecnología que para un campesino es difícil de absorber económicamente, ya que tiene que depender de quien se la vende. "Para los agricultores industriales, que ya están acostumbrados a eso, no es problema", dice.

Tras la expansión del uso de transgénicos en el mundo y luego de la detección de la presencia de éstos en cultivos tradicionales de Oaxaca (en 2001), el tema ha sido centro de debate en el país, donde existen dos posiciones encontradas: la de quienes apoyan su introducción y la de quienes están en contra. También la opinión de los científicos está dividida.

Ante este panorama, Soberón Mainero considera que en México hay desarrollos transgénicos prohibidos para cultivo comercial y experimental. "Mucha gente no los quiere, ante lo cual es válido decir que no los queremos y punto", expresa.

Sobre los riesgos del uso de estos productos, destaca que existen peligros biológicos por la posibilidad de que los genes se "muevan, pasen de una planta a otra", pero acota que se debe examinar caso por caso. Agrega que en la actual generación de transgénicos, que contienen elementos contra plagas, no se sabe lo que podría ocurrir y se trata de adoptar un principio de precaución elemental. Advierte que son de mayor riesgo las siguientes generaciones de transgénicos, porque producen sustancias químicas, plásticos o fibras, y utilizan a la planta como reactor para que genere un producto de interés industrial. "Si esos genes pasan al medio ambiente, sería muy grave. Tenemos que ser radicalmente duros respecto a que no se desarrollen en México ni en Estados Unidos, porque tarde o temprano van a encontrar su caminito hacia acá.

"Hay riesgos, hay que tener cuidado. Es una tecnología muy fuerte y poderosa, con muchas consecuencias. Ojalá estuviera en manos de la investigación pública, de la sociedad, pero el problema es que está pagada con grandes inversiones privadas por unos cuantos grupos que la promueven a como dé lugar, pese a cualquier oposición."

Sin embargo, indica, en México debería hacerse investigación al respecto y desarrollar transgénicos para las necesidades nacionales. Por ejemplo: "el maíz BT está hecho para Kansas, no para Oaxaca, Guerrero o Michoacán. Aquí hay problemas como el de los suelos pobres o salinos y se requeriría tecnología especial para ello". En cuanto al planteamiento de que los organismos modificados genéticamente elevan la productividad, menciona que hay prácticas agrícolas sencillas que producen rendimientos mayores y reducen el uso de plaguicidas.

Asimismo se refiere al planteamiento de organizaciones ambientalistas de que los transgénicos destruirían el centro del origen del maíz, que es México: "En los últimos 50 años el modelo industrial de agricultura, que consiste en desmontar grandes extensiones de terrenos, meter tractores, riego, fertilizantes, ha destruido biodiversidad. Los transgénicos no son más que una cerecita en el pastel de este modelo agroindustrial. También sucede que las consecuencias son irreversibles.

"La tecnología transgénica espanta, porque en teoría si se escapan los genes quizá ya no regresen. Si se trata de un gen que no confiere ventajas a la población, lo más probable es que se pierda. Es un tema complicado y es difícil decir sí o no. Aunque es peor lo que pasa por el uso de plaguicidas, fertilizantes o el pastoreo. Los transgénicos son una tecnología poderosa. Ojalá la tengamos controlada por nuestras instituciones públicas", plantea el especialista.