México D.F. Lunes 28 de junio de 2004
CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
La mentira como recurso
Aznar, Fox y Barrios
Creel: una contribución a la desinformación
HARA FALTA que pase un muy buen tiempo para que
la gente de España olvide que la figura más importante de
su política, José María Aznar, manipuló la
verdad, como es sabido ahora, como lo sabe todo mundo, para posibilitar
que la derecha siguiera en el poder.
EL 11 de marzo será una fecha que pesará
en la memoria de España como una enorme losa, porque después
de las explosiones que segaron la vida de muchas personas en la estación
de trenes de Atocha, se jugó con la verdad para orillar a los ciudadanos
de ese país a mantener, por medio del voto inducido, una forma de
gobierno que casi instintivamente seguía las órdenes de Washington
sin importar lo que pensaba la población.
Y NO era la primera mentira: una guerra de invasión
se montó también en otra falacia, la de la amenaza de las
armas de destrucción masiva en Irak. No obstante, la gente salió
a las calles de Madrid y Barcelona, entre otras, para pedir al gobierno
de derecha que no participara en la invasión.
LOS ESPAÑOLES, aún sin tener en claro
el tamaño de la mentira, manifestaban su desacuerdo con el gobierno
del Partido Popular (PP), perfectamente bien identificado con la derecha
franquista de aquel país, pero no eran escuchados, por el contrario,
las autoridades seguían el manual de la invasión de George
Bush.
PARA ENTONCES la verdad seguía dando tumbos.
Las posibilidades de que el PP siguiera en el poder era real. Pero tuvo
que ocurrir el estallido en Atocha para que los españoles despertaran
de su sueño y cayera el peso de la mentira.
ERA, SIN duda, un estilo de gobierno. Nada nuevo:
la mentira convertida en arma política es una especie de herramienta
de uso común, por ejemplo, para el gobierno de Bush, y ha sido usada
para cumplir la metas de gobiernos de ese corte.
COSA DE recordar. En diciembre de 1947, en el National
War College, George Kennan, experto en cuestiones diplomáticas,
a quien se considera el arquitecto del Plan Marshall y también uno
de los padres de la CIA, dio a conocer el concepto "mentira necesaria"
como componente esencial de la diplomacia estadunidense. Eran tiempos de
la guerra fría, pero la realidad ha demostrado que hasta nuestros
días, tal vez con fuerza extraordinaria, sigue vigente.
ES POSIBLE, por qué no, que la embajadora
de España en México, Cristina Barrios, hubiera cometido un
error después de recibir información sesgada del secretario
de Gobernación, Santiago Creel, al señalar como sus connacionales
a los mexicanos víctimas del delito.
A FIN de cuentas esta señora poco o nada
sabe de los españoles que viven en México, nada más
hay que recordar a los vascos que se encuentran desde el año pasado
recluidos en una cárcel de la ciudad, sin que esta embajadora, tan
preocupona, les hubiera hecho, cuando menos, una visita.
EN FIN, el asunto es que tanto la señora,
como Vicente Fox, descendientes ambos del mismo signo ideológico,
heredaron y practican la mentira como forma constante de intentar cambiar
la realidad para su propio beneficio.
POR ESO, aunque el secretario totalmente palacio
no le hubiera dado información falsa, la diplomática estaba
lista a honrar las formas políticas a las que ha servido sin mayores
miramientos.
HABRA QUE medir, dentro de no mucho tiempo, cuáles
fueron los daños que causó a la diplomática y -desde
luego- la respuesta del gobierno mexicano a la actitud de la española,
que no parece haber guardado ni la menor de las formas a que obliga su
investidura.
Y EN esto, que ha sido deliberadamente ignorado
por los defensores de la embajadora española, no cabe ni la menor
discusión, aunque se pretenda que nada pasa con la grave falta de
la representante diplomática.
POR CIERTO, ¿se imagina usted qué
hubiera pasado si esas declaraciones hubieran sido emitidas por un diplomático
cubano? Por nuestra parte, no quisiéramos ni pensarlo.
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