México D.F. Lunes 28 de junio de 2004
Mala campaña y posible reticencia de
electores a votar por una mujer, apuesta de sus oponentes
"Derrota al machismo" si Amalia García gana,
dicen sus partidarios
Aliancistas afinan ya su segunda fase de ataque: impugnar
en busca de otra elección, consideran perredistas
ARTURO CANO/ II Y ULTIMA ENVIADO
Zacatecas, Zac., 27 de junio. "Esta es la peor
campaña electoral que el PRD ha hecho aquí." Esto dice un
dirigente perredista local. Se explica: el acuerdo que despejó el
camino a Amalia García trajo cola. Para dar una imagen de unidad,
Tomás Torres, su adversario, fue nombrado coordinador de la campaña.
Pero es un secreto a voces que Torres no maneja ni los recursos ni la agenda.
No lo hacen tampoco otros locales. El entorno de Amalia es un pequeño
equipo "que trajo de México". Y el cemento que une a todos estos
grupos dispersos, y aun enfrentados, no es otro sino el gobernador Ricardo
Monreal, "el jefe indiscutible de la campaña", reconoce otro líder
del PRD.
Las habilidades del mandatario no han podido evitar cierto
desorden en la campaña, ni mucho menos que la andanada de la Alianza
por Zacatecas (PRI, PVEM y PT) haya tumbado varios puntos a la candidata
favorita en la recta final, sin que el PRD ni el gobierno monrealista atinaran
una respuesta eficaz. Y sin que lograra, tampoco, remontar la gran ventaja
de la candidata perredista.
Porque a pesar de la mala campaña, en las encuestas
recientes Amalia García se mantiene arriba entre 9 y 12 puntos.
Por esto, los perredistas calculan que la alianza afina
ya la segunda fase de su ataque: la impugnación de la elección
capitaneada por el PRI nacional y una demanda por "inelegibilidad" contra
Amalia García. Todo, para buscar una nueva elección.
Candidata en tierra de machos
"Hay
una candidatura oficial, con toda la estructura del gobierno en su favor."
Las palabras de Amalia García, dichas en los últimos meses
del año pasado, las repiten ahora hasta el cansancio los aliancistas
que el próximo domingo la enfrentarán en las urnas.
No es el único flanco débil que sus adversarios
ven a la ex presidenta del PRD. Se cuidan de mencionarlo, pero tienen una
secreta confianza en el rechazo de muchos electores varones a votar por
una mujer. Algunos de sus propios correligionarios creían que tener
una candidata era un punto en contra.
Por esto, dice el subsecretario de Gobierno, Enrique Laviada,
su triunfo electoral marcará "un importante cambio cultural aquí,
donde hay un machismo del tamaño de la Catedral".
Un cambio ya más perceptible en el escenario nacional.
"No es una demagoga que ande vistiéndose de feminista, para hablar
a nombre de la mujer... es una persona con gran autonomía intelectual
y de enorme compromiso social", definió a García, de visita
aquí, el historiador Arnoldo Córdova.
Pero esa imagen nacional de García le ha costado
más de 30 años de carrera política lejos de su entidad
natal. Aquí se le ve como una política de izquierda con éxitos
en el centro del país, hija de un ex gobernador priísta,
y con muy buenas ligas entre la elite local.
Los aliancistas padecen el "posicionamiento en los medios
nacionales" de su adversaria, pero le ven la "debilidad" del desarraigo
y de una campaña gris.
Los perredistas zacatecanos que vienen de la izquierda
le reprochan no haber participado en ninguna de las batallas locales y
haber llegado "impuesta" a sus dos candidaturas recientes, a diputada federal
y gobernadora. De ahí su lejanía, por ejemplo, de sectores
de la universidad y el magisterio locales.
Hasta antes de que lograra la candidatura, los monrealistas
"puros" también la combatieron. Trataron de cerrarle el paso a la
diputación y, ya en la Cámara, votaron por Pablo Gómez
y no por ella para la coordinación del grupo legislativo.
Para ganar, Amalia García aprovechó su imagen
y sus apoyos nacionales, pero también su pasado. En 1998, como integrante
del comité nacional perredista de Andrés Manuel López
Obrador, fue la encargada de negociar la candidatura de Ricardo Monreal,
apenas se desprendió éste del PRI. Ahora va la suya.
Las ventajas del productor
José Eulogio Bonilla es un priísta de pura
cepa. Sucesor de Jesús González Gortázar en la dirección
de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales, Bonilla atribuye
muchos de los problemas de Zacatecas a que ninguno de sus gobernantes ha
vendido ni comprado nada.
El se reclama comerciante y productor exitoso. Es distribuidor
de la Good Year, dueño de tres estaciones radiofónicas, aserraderos
e inmuebles, además de pionero en la cría de búfalo
de agua en el país.
El jueves pasado, el PRD amenazó con exigir al
gobierno federal revocar la concesión de una estación radiofónica
propiedad de Bonilla, con gran audiencia en el norte de la entidad. Bonilla
se negó a transmitir anuncios perredistas porque maltrataron a uno
de sus empleados. Cuando se retomaron las negociaciones, García
recibió a Guadalupe Loaeza frente a un auditorio local: la escritora
se lanzó contra Bonilla, a quien "acusó" de tener 73 años
y teñirse el pelo para aparentar 33, y de tener tres familias. "Es
el típico macho mexicano, un cacique, un machista", dijo Loaeza,
el 17 de junio.
Esa declaración propició que Bonilla rechazara
nuevamente los anuncios. Y todavía no se le pasa el coraje: "Me
metió en problemas con mis seres queridos. ¿Por qué?
Yo no me he metido con su vida".
Con fama de atrabancado, José Bonilla llegó
a la candidatura con el apoyo de algunos personajes del PRI nacional, pero
prácticamente no hay gobernadores priístas de otras entidades
que lo apoyen. Tampoco lo hacen los ex gobernadores de Zacatecas.
A Genaro Borrego, Bonilla le mandó decir que él
necesitaba dinero, no ideas. Y el también ex gobernador José
Guadalupe Cervantes Corona de plano se sumó a García, "porque
es de una familia que quiero mucho".
Aunque la alianza PRI-PVEM-PT, admiten los perredistas,
"era una apuesta ganadora", pues sus votos sumaban 38 por ciento, el candidato
Bonilla no alcanzó esa cifra en ninguna encuesta.
De ahí el cálculo "realista" de los operadores
del PRD: que ganarán 16 de 30 diputaciones y 35 de 57 alcaldías,
entre ellas las plazas más importantes de la entidad. No el carro
completo de 2003, cuando se llevaron las cinco diputaciones federales,
pero sí un triunfo "holgado". La alianza apuesta a un milagro. Y
a la bronca postelectoral.
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