México D.F. Lunes 28 de junio de 2004
Es un problema que ha rebasado a gobierno, Iglesia y sociedad, advierte el cardenal
La inseguridad no se resuelve con la pena de muerte, dice Rivera Carrera
Es real, no inventada por un grupo o por otro, y requiere la atención de todos, señala
Participantes en la marcha contra la violencia le pidieron tañer las campanas del templo
JOSE ANTONIO ROMAN
La inseguridad pública es un problema que ha rebasado no sólo a las autoridades gubernamentales sino a la sociedad entera, a la familia, a la Iglesia y a todos los que formamos esta comunidad nacional, afirmó el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, quien dijo que la solución no está en establecer la pena de muerte, como plantean algunos grupos sociales.
Entrevistado al término de la misa dominical, celebración a la asistieron mayoritariamente personas vestidas de blanco, que aprovecharon su participación en la marcha contra la violencia que concluyó en el Zócalo capitalino para asistir también a orar a la Catedral Metropolitana, el prelado señaló que la inseguridad pública ''es un problema real, no es inventado por un grupo o por otro''. Este ''problema social'' requiere la atención tanto de las autoridades como de todos aquellos que tienen alguna responsabilidad en la sociedad.
Globos negros y blancos y tañer de campanas
Aunque las preguntas de los reporteros giraron todas en torno a la marcha, el cardenal Rivera fue cauto en sus respuestas. Incluso, en su mensaje a los fieles no hizo ninguna referencia a la manifestación. No obstante, al finalizar la celebración religiosa el prelado se trasladó hasta el atrio de la Catedral para soltar medio millar de globos negros y otra cantidad similar de color blanco.
Por su parte, desde el altar mayor, el sacristán José de Jesús Aguilar Valdés dijo que los primeros globos representaban el ''sufrimiento y dolor'' de quienes han sido víctimas de la inseguridad, mientras los segundos significan las oraciones para que los delincuentes y malhechores ''se conviertan'', y por que la sociedad mexicana recupere la armonía, la convivencia pacífica y la solidaridad. En el atrio, cuando el cardenal soltaba los cientos de globos, decenas de voces de los asistentes le empezaron a gritar una y otra vez ''šcampanas, campanas!'' Minutos después, la petición fue concedida.
Mientras tanto, en las escalinatas que llevan a la sacristía, el cardenal Rivera respondió las seis preguntas de las que en esta ocasión constó la breve entrevista que cada domingo concede a los reporteros que cubren la fuente religiosa. De entrada dijo que la Iglesia católica no está de acuerdo con la pena de muerte.
''Creo que no resolveríamos nada, se cometerían más injusticias y se vería como una venganza contra aquellos que han violado la ley; yo pienso que la violencia nunca se combate con la violencia, sino que es necesario el perdón y es necesaria la reconciliación'' entre todos.
Consideró que las exigencias del pueblo, expresadas durante la marcha, deben ser atendidas y escuchadas por todos, pues la inseguridad pública y todos los males que rodean este problema se sienten profundamente. ''Es un problema real, no es inventado por un grupo o por otro, sino es un sentimiento del pueblo (que) se siente indefenso, siente que la delincuencia va creciendo, siente que hay impunidad en el país y por lo tanto pide no solamente a los gobernantes, sino a todos los que tenemos alguna responsabilidad, que hagamos algo para que los valores de México cambien.''
Atender el reclamo social, prioridad de todos
El arzobispo primado de México insistió en que éste no es un problema sólo de las autoridades, sino social. ''Si ha crecido la violencia quiere decir que también se da la violencia intrafamiliar; quiere decir que hay resentimiento social; quiere decir que las inquietudes del pueblo no han sido atendidas y no solamente por las autoridades, sino por todos aquellos que debiéramos estar más atentos.''
Respecto a la marcha, el prelado consideró que esta manifestación no es solamente un grito o un reclamo de la sociedad. Sugirió que ante esta manifestación tan decidida de la población, las autoridades y la sociedad entera deben poner atención a este fenómeno ''que nos ha ido rebasando, y repito, no solamente a las autoridades sino a toda la sociedad, a la misma familia, a la misma Iglesia católica y a todos los que formamos esta comunidad mexicana''.
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