México D.F. Sábado 26 de junio de 2004
Nuevo diálogo entre cocinas vasca y francesa
Del 28 de junio al 16 de julio, festival culinario en
el restaurante Alaia de la ciudad de México
LUIS HERNANDEZ NAVARRO
En el mapa de la gastronomía mundial, la cocina
vasca ocupa un lugar de excelencia. La buena mesa es allí una tradición
de larga data. Viejas y nuevas recetas se preparan por igual en los fogones
más humildes y en los más elegantes. Como en pocas regiones,
comida e identidad están profundamente imbricadas.
Esta cultura culinaria de excelencia proviene, en parte,
de la existencia de sociedades gastronómicas. Se trata de cofradías
donde sus miembros compiten preparando guisos para sus socios, conservando
e innovando antiguos platos.
Como
vecino de Francia, el País Vasco ha tenido la influencia constante
de la cocina de esa nación. Cuando, durante la Primera Guerra Mundial,
España declaró su neutralidad, la ciudad vasca de San Sebastián
se convirtió en zona de veraneo de la aristocracia europea. Con
ella llegaron sus sofisticados cocineros y el gusto por manjares refinados.
Años después, la influencia de la nueva
cocina francesa traspasó una vez más la frontera. El influjo
de los cocineros franceses impactó la cultura de las hornallas vascas
y estimuló la formación de una gastronomía de talla
excepcional. Su prestigio internacional creció aún más.
Un nuevo episodio del diálogo de estas dos tradiciones
culinarias se realizará en la ciudad de México. Entre el
28 de junio y el 16 de julio, el restaurante Alaia organizará el
Festival de Cocina Francesa. Alaia es uno de los establecimientos especializados
en servir comida vasco-mediterránea más reconocidos en el
país; uno de los lugares de moda para el bien comer. El festival
cuenta con la participación del reconocido chef francés Michel
Cassou Debat.
Alegría, más que una moda
El Alaia abrió sus puertas en el sur del Distrito
Federal en noviembre de 2002, hace tan sólo año y medio.
Con una atmósfera minimalista, mesas y espacios amplios, una cava
espléndida, ambiente familiar y atención personalizada, se
especializa en cocina vasco-mediterránea.
Su carta ofrece un amplio surtido en tapas, pescados y
ensaladas, aunque también pueden encontrarse carnes. Combina guisos
tradicionales vascos con otros más modernos: chipirones, pescado
en salsa verde, cordero, angulas, atún, bacalao, son algunas de
las delicias que allí se sirven. Muchos de estos platos son preparados
a las brasas. Asimismo, las raciones son abundantes.
Cuenta, además, con una buena carta de vinos, que
combina magníficos caldos clásicos españoles del estilo
del Pesquera, Protos o Ardanza, con vinos más modernos que están
pegando en España, como el Pago de los Capellanes y el Pago de Carrovejas.
Pueden encontrarse también vinos mexicanos de calidad.
Su chef es Alberto Ituarte, mexicano que estudió
en la Escuela Superior de Hostelería de San Sebastián, practicó
en reconocidos restaurantes del País Vasco, fue discípulo
de Juan Mari Arzak -uno de los más grandes cocineros contemporáneos-
y regresó a México para involucrarse en diversos proyectos
gastronómicos de alto nivel.
Según Ituarte, el principal concepto de su restaurante
"es el de tener una imagen de buena cocina, de una cocina fácil
de entender, sencilla. No muy elaborada, no muy sofisticada, no muy vanguardista.
Una cocina de producto. Para una gente que sale a comer a la calle llega
un momento en que pruebas tantas cosas fuera, que lo que quiere cuando
llega a un restaurante es degustar la comida casera. Para gente cansada
de siempre comer muchas salsas, y con ganas de probar cosas frescas, ligeras,
limpias. Eso es lo que ofrecemos".
La comida vasca en México se ha ganado la reputación
de ser necesariamente pesada. No en balde la mayoría de los restaurantes
de comida española -con la que usualmente se identifica sin diferenciarla-
cierran de noche. Se piensa que todo son platos del tipo de la fabada,
la paella, el cordero y el lechón. Ituarte sostiene que eso es un
error y ha procurado que su restaurante ofrezca "un pescado muy limpio,
unas croquetas y una ensalada."
El Alaia oferta a sus comensales una cocina de producto,
esto es una gastronomía que se basa en la compra y la calidad de
la materia prima. La compra es la base del fogón; buen recaudo hace
buena cocina. "Sería un engaño decir que voy a comprar a
La Viga -dice Ituarte-. No voy a comprar pero sé recibir una buena
mercancía. Tú vas capacitando a tus proveedores, se van haciendo.
El proveedor ya sabe lo que tú quieres. Si quieres un pescado con
agallas, con ojos saltones, con carne firme. Sabe que no te va a traer
gato por liebre porque se lo vas a regresar. Exigimos mucho en la calidad
del producto. El asunto es que toda la materia prima sea de primera calidad,
que no haya casi cosas congeladas."
El festival
Michel
Cassou es, de acuerdo con Alberto Ituarte, un gran cocinero "con una sensibilidad
en las manos impresionante. Tiene -asegura- un sazón único''.
Nacido en los Pirineos franceses en 1963 cursó sus estudios en la
Escuela de Hostelería en Morloos.
Inicia, desde entonces, una larga marcha en la que labora
en varios restaurantes catalogados con dos y hasta tres estrellas (la máxima
calificación otorgada) por la célebre Guía Michelin,
uno de los libros sagrados de los amantes de la buena cocina. Jefe de Cocina
de diversos restaurantes en Biarritz, Bretaña y París, abrió.
Junto con su esposa, su propio establecimiento en el año 2001: el
Sissinou en Biarritz.
Entre los platillos que podrán degustarse en el
festival, en este nuevo diálogo entre las cocinas vasca y francesa,
se encuentra la terrina de macarela con tomate prensado y macarela, el
carpaccio de atún fresco con albahaca, el costillar de cordero con
mostaza Dijon, la cazuela de mariscos y el foie-gras con caramelo de jengibre.
"Lo que vendo -dice Ituarte- es comida. Cuando hago un
festival lo que quiero es que venga un buen chef. Me quiero vender por
el lado gastronómico. Al final eso no es una moda. Es algo que te
va a costar pero vas a durar toda la vida. Quiero que me identifiquen por
buen restaurante, por buena comida y por buen servicio. Son lugares que
prevalecen." Eso es lo que se encuentra en el Alaia, eso es lo que hallará
quien deguste los manjares del festival.
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