México D.F. Jueves 10 de junio de 2004
Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Leopoldo Zea
Ramón Xirau nos enseñó la noción del ''lector ampliado'', expresó José María Pérez Gay
FABIOLA PALAPA QUIJAS
Con un minuto de silencio por el fallecimiento del filósofo Leopoldo Zea, comenzó la segunda y última jornada del homenaje al poeta y crítico literario Ramón Xirau, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
A raíz del aniversario 80 de Xirau, el escritor José María Pérez Gay recordó al profesor y amigo cuyas lecciones ''se convertían en una apasionante invitación a la lectura".
Comentó que una de las grandes enseñanzas de Xirau fue decir que la respuesta crítica ofrece una corroboración inmediata para que un texto no sea un fantasma tipográfico en el libro.
El verdadero crítico es un buen lector, un buen lector que enseña su propia lectura con todo. Ser un lector ampliado, a eso nos enseñó Xirau. Porque leer es una ocupación más inteligente y más intelectual que la de escribir.
Pérez Gay consideró que el quehacer de Ramón Xirau ha sido el trabajo sistemático de los textos, el mantenimiento de la tradición filosófica y literaria y la posibilidad de que no todo texto quede impune y pase desapercibido.
Precisó: ''Ramón Xirau nos ha mostrado que el crítico es poeta cuyo fruto son los libros y su responsabilidad es crear arte y cultura. A propósito de experiencias librescas, el crítico se ve a sí mismo en los textos y ofrece la selección irrepetible de su propia lectura.
''La literatura de crítica -agregó Pérez Gay- jamás desaparece. Los buenos escritores siempre buscan hablar de su oficio y sus lecturas.
''Se puede crear y comentar de literatura y de filosofía como se puede amar y hablar del amor, morir y hablar de la muerte, sufrir y hablar del sufrimiento."
Seductor de los rincones
En el acto también participó Ignacio Solares, quien indicó: Xirau lograba gracias a esa sutileza y esa seducción, hacer entrar a uno en un ámbito diferente.
Agregó: ''Aprendí de Ramón a perder la vergüenza de creer en algo más. Encontré que se podía estar en la facultad siendo creyente".
En palabras de Carlos Pereda, en su larga vida Xirau no ha cesado en su esfuerzo por entender y entenderse, ''por eso sólo enseña murmurando nítidamente, es un seductor de los rincones".
Todos los que hemos tenido la fortuna de leer a Ramón, de acompañar paso a paso su escritura, nos hemos convertido en sus amigos".
Venimos a recordar las improntas que su obra ha dejado en nuestras vidas, señaló por último Federico Reyes Heroles.
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