México D.F. Jueves 10 de junio de 2004
Diseñado y construido por Mathias Goeritz,
el museo fue adquirido por la UNAM
Recuperará El Eco su función original
como centro de experimentación
Hace tres años el edificio iba a ser demolido
para convertirlo en estacionamiento
El recinto atrajo en su momento a las corrientes de
vanguardia en el arte
MERRY MAC MASTERS
El
edificio que fue diseñado y construido en 1952, por Mathias Goeritz,
para albergar el Museo Experimental El Eco fue adquirido por la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) el pasado mayo. Una vez
restaurado, el recinto recuperará su función original como
centro de experimentación artística y quedará adscrito
a Difusión Cultural, que dirige Gerardo Estrada
Esta acción, además de poner fin a una lucha
de años, y de muchas personas e instancias, en cuanto al destino
de ese inmueble a punto de ser demolido para convertir el predio de 560
metros cuadrados en estacionamiento, cobra mayor relevancia ante los intentos
recientes de desmontar los vitrales realizados por el artista de origen
alemán en la Catedral Metropolitana.
Inmueble completo
Hace tres años el gremio arquitectónico
se unió para denunciar la demolición del edificio ubicado
en la calle de Sullivan, colonia San Rafael.
En una reunión convocada en el Colegio de Arquitectos
de la Ciudad de México, Maya Dávalos, entonces directora
de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble
del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), informó de una solicitud
de demolición recibida, para dejarlo como terreno baldío
y rentarlo como estacionamiento.
Aparte de negar la autorización, se convocó
a la Comisión Nacional de Monumentos para emitir una declaratoria
provisional que lo protegiera legalmente. En su momento, el trámite
no prosperó, pero luego se volvió a pedir la declaratoria
con miras a convertirse en permanente.
Tampoco se trata de un edificio fantasma, ya que ''arquitectónicamente
está completo", observó Dávalos.
A su vez Enrique de Anda, de la Fundación El Eco,
señaló que sólo habría que limpiarlo de algunas
adiciones, pues se trata de un recinto que en su momento atrajo una serie
de corrientes de vanguardia.
La Fundación El Eco, por cierto, se creó
por recomendación de la UNAM para así tratar con el grupo
CLETA que lo había tomado.
Inicialmente, Enrique de Anda trató el asunto con
Luis Cisneros, responsable de CLETA, pero a raíz de la huelga estudiantil
de 1999, ''la negociación se interrumpió".
El artículo número uno del acta constitutiva
de la fundación determina que su propósito es rescatar El
Eco para que la UNAM lo comprara y lo regresara a su función original.
La segunda opción sería el Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes y la tercera el Gobierno del Distrito Federal.
Hace un lustro el predio estaba valuado en un millón 700 mil pesos,
con base en un estudio encargado por la fundación.
Contenido plástico recuperable
Walter Boelsterly, titular del Centro Nacional de Conservación
y Registro del Patrimonio Artístico Mueble del INBA, afirmó
en su momento que el contenido plástico del museo era recuperable
casi en ciento por ciento.
Una segunda versión del poema plástico,
hecho por Goeritz, está en la Facultad de Arquitectura de la UNAM,
mientras que la serpiente escultórica se encuentra en comodato en
el Museo de Arte Moderno.
Existe el original del boceto que hizo Henry Moore para
un mural, que Alfonso Soto Soria calcó en la pared.
De Anda tiene la hipótesis que el mural todavía
está allí. Carlos Mérida también hizo un mural
que está en Monterrey, mientras que su escultura El torso
pertenece a una colección particular en Centroamérica. Sin
embargo, el dueño está dispuesto a negociar su regreso, ya
restaurado, de El Eco. De Anda también llegó a ver
la escultura El grito, de Goeritz. La única pieza no localizada
es una pintura de Alice Rahon.
Desde que se creó la fundación ha investigado
minuciosamente todos los aspectos relacionados con El Eco. Goeritz,
por ejemplo, hizo el conjunto sin planos, pero al abrirse hubo que hacer
unos para registrarlo. Llevan la firma de Ruth Rivera.
La fundación quiere estar activa en la recuperación
de El Eco, primero, con información y, luego, para garantizar
que su uso cumpla con la vocación determinada por el artista Mathias
Goeritz.
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