México D.F. Jueves 10 de junio de 2004
Los jefes fueron premiados con cargos públicos,
revelan documentos que están en el AGN
Saldo oficial del ataque de los halcones en
1971: 40 muertos y 32 lesionados
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
Hoy se sabe oficialmente que la represión de los
halcones, el 10 de junio de 1971, dejó un saldo de 40 muertos
y 32 heridos; a los cerca de mil integrantes del grupo de choque se les
dio una gratificación de entre 5 mil y 10 mil pesos y la orden de
disolverse; a los jefes, nuevas encomiendas, entre ellas la seguridad pública
capitalina, como ocurrió con Javier Díaz Escobar Figueroa
-hermano del principal operador del grupo-, quien fue nombrado "general"
por Arturo El Negro Durazo Moreno a finales de la década
de los 70.
Documentos
que se encuentran bajo resguardo del Archivo General de la Nación
(AGN) y que obran dentro de las averiguaciones previas de la Fiscalía
Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp),
arrojan luz en torno al número de personas muertas y heridas en
instituciones como la Cruz Roja y el hospital Rubén Leñero,
a consecuencia de la represión de los halcones.
Los nombres de los afectados están en los informes
de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y de la Dirección
General de Investigaciones Políticas y Sociales.
Hace 33 años, a las 5 de la tarde, alrededor de
5 mil personas iniciaron una manifestación que partió del
Casco de Santo Tomás y pretendía culminar en el Monumento
a la Revolución.
Estudiantes normalistas, universitarios y politécnicos,
apoyados por organizaciones sociales, protestarían contra la Ley
Orgánica que se había aprobado para la Universidad Autónoma
de Nuevo León, y demandarían la democratización de
la enseñanza, la desaparición de la Junta de Gobierno de
la Universidad Nacional Autónoma de México, la derogación
del reglamento del Instituto Politécnico Nacional, la disolución
de los grupos de porros que asolaban varias escuelas y la libertad de presos
políticos.
Sin embargo, a 20 minutos de haber iniciado la marcha,
los halcones se lanzaron contra los manifestantes utilizando varas
de bambú, mientras otros disparaban desde algunos puntos de la calzada
México-Tacuba, así como desde azoteas de inmuebles en esa
calle.
Hasta ayer la Femospp, que dirige Ignacio Carrillo Prieto,
trabajaba en las conclusiones de la averiguación previa, en la cual
supuestamente se ha documentado que el ex presidente Luis Echeverría,
el ex regente capitalino Alfonso Martínez Domínguez -ya fallecido-
y el ex secretario de Gobernación Mario Moya Palencia fueron informados
minuto a minuto de lo que sucedió el 10 de junio de 1971.
También, como lo informó La Jornada
el 10 de junio de 2003, se ha podido acreditar, gracias al trabajo de investigación
histórica, que los halcones comenzaron a conformarse en 1961;
que Manuel Díaz Escobar Figueroa, teniente coronel diplomado de
Estado Mayor, con licencia especial para prestar sus servicios en el PRI,
la extinta Secretaría del Patrimonio Nacional y luego en el Departamento
del Distrito Federal (DDF), fue el organizador y principal líder
de ese grupo paramilitar, que actuó bajo el mando de Alfonso Corona
del Rosal hasta 1970.
La consolidación de los halcones ocurrió
precisamernte durante el gobierno de Corona del Rosal en el Distrito Federal,
y se reconoce que la integración de este grupo se realizó
en 1968, con la encomienda de resguardar diversas instalaciones, como el
Metro.
Documentalmente se ha probado que Manuel Díaz Escobar,
quien fue designado agregado militar en Chile poco antes del golpe de Estado
de Augusto Pinochet, mantenía en una nómina especial del
Departamento de Servicios Generales a supuestos barrenderos, cuidadores
de panteones y guardabosques, que en realidad eran entrenados en artes
marciales.
Un informe de la DFS señala que para ser parte
de los halcones era necesario aprender el manejo de armas de fuego,
tiro al blanco, defensa personal y karate; que este grupo fue integrado
por jóvenes pandilleros de colonias como Atzacoalco, Casas Alemán
y Gabriel Hernández.
El salario diario de un halcón era en promedio
de 60 pesos y supuestamente su encomienda consistía en "formar una
policía especial contra motines y evitar que se repitieran problemas
graves por parte de los estudiantes".
Sus campos de entrenamiento, señala un documento
de la DFS, estaban en San Juan de Aragón, Nuevo Chapultepec y la
Villa Olímpica. El grupo estaba dividido en cuatro secciones: los
charros, los panchosvilla, acuarios y halcones.
"El equipo necesario para entrenar se los proporcionó el DDF. El
sueldo dependía de la temeridad y el salvajismo demostrado en las
acciones".
Algunos de los principales líderes después
de Manuel Díaz Escobar Figueroa y su hermano Javier, según
los informes de la DFS, eran Sergio San Martín Arrieta, Candelario
Madera Paz, Rafael Delgado Reyes, Víctor Manuel Flores Reyes, Jorge
Sandoval Ramírez y Mario Efraín Ponce Sibaja.
Luego de su disolución, algunos halcones,
como Madera Paz, Delgado Reyes y Flores Reyes, aprovechando los conocimientos
adquiridos, se dedicaron a cometer asaltos, principalmente a bancos.
Sin embargo, hubo casos como el de Manuel Díaz
Escobar hijo, que recibieron capacitación en Estados Unidos, y que
tras la disolución del grupo de choque fueron incrustados en otras
dependencias del gobierno federal para realizar labores de seguridad.
En el caso de Javier Díaz Escobar, quien había
estudiado en el Colegio del Aire, en Zapopan, Jalisco, llegó en
1968 al DDF a instancias de su hermano Manuel, e ingresó como inspector
de abastos y mercados. Tras la disolución de los halcones fue
adscrito a la sección quinta del Estado Mayor Presidencial (área
encargada de la seguridad del Presidente y su familia), e informes de la
DFS lo ubican posteriormente como parte del personal comisionado para la
escolta del candidato a la Presidencia de la República, José
López Portillo.
Tras la campaña y el ascenso de López Portillo
al poder, fue adscrito a la policía capitalina, en donde Arturo
Durazo Moreno lo nombró "general".
Sergio San Martín Arrieta, según documentos
que se localizan en el AGN, a pesar de haber sido detenido por su participación
en asaltos bancarios, fue designado "técnico en vigilancia" (custodio)
en el Reclusorio Oriente a partir del primero de junio de 1976.
Otro caso, según documentos de la Femospp, es el
de Rafael Delgado Reyes, quien obtuvo de Manuel Díaz Escobar una
carta de recomendación e ingresó a laborar en el DDF en la
Dirección de Acción Deportiva, y se le asignó como
maestro de artes marciales en las delegaciones Gustavo A. Madero e Iztapalapa.
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