México D.F. Jueves 10 de junio de 2004
Reparten materiales de construcción y
accesorios domésticos para atenuar el abandono
Intensifican autoridades de Chiapas la política
de la torta y el refresco
Se ha detectado tráfico y venta ilegal de los
beneficios que deberían recibir indígenas
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Ocosingo, Chis. 9 de junio. Ahí
van los camiones de carga y hasta tráilers cargando toneladas de
lámina acanalada, tubos de PVC y mangueras de plástico, o
bien varilla, alambre y costales de cemento. Como escribe el joven novelista
chiapaneco Alejandro Aldana Sellschopp: "embarrar de cemento a los pueblos
es la mayor prueba del progreso" (en Nudo de serpientes, Ediciones
El Animal, San Cristóbal de las Casas, 2004).
También avanzan los coloridos accesorios domésticos
de riguroso plástico: cubetas, tambos, vasijas y platos, que son
a los campesinos lo que las tortas y el refresco a los acarreados urbanos
en los mítines del Partido Revolucionario Institucional.
Lentos, pesados, los vehículos (a veces oficiales,
a veces particulares por aquello de las licitaciones y la privatización
de la obra pública y el "combate a la pobreza") se internan por
las terracerías de las cañadas de la selva Lacandona desde
Ocosingo, Altamirano o Las Margaritas. Antes llegaban sobre todo a las
comunidades priístas, ahora también a muchas otras del espectro
de organizaciones consideradas independientes (Asociación Rural
de Interés Colectivo (Aric) independiente, Organización Regional
de Cafeticultores de Ocosingo, Central Independiente de Obreros Agrícolas
y Campesinos y otras), hoy identificadas con el gobierno estatal pospriísta.
-Bien que hemos visto a los camiones que descargan en
las comunidades que reciben ayuda y de inmediato la gente se pone a vender
la lámina y el alambre para convertirlos en dinero -expresa Lorenzo,
tzeltal de las cañadas. Y no sólo eso:
-Hace poco, un representante de Nuevo Morelia directo
se arregló con el camionero desde (la ciudad de) Ocosingo, y ya
ni trajo los costales de cemento, allí mismo los vendió.
Los símbolos foxistas de la reconciliación
No obstante, los "materiales" son hoy un símbolo
de la "reconciliación" al estilo foxista. Curioso: siendo que estos
"materiales" marcan visiblemente la diferencia entre las comunidades y
familias que los reciben y los que no, pues están en resistencia,
se les considera oficialmente una respuesta a las demandas indígenas,
y una forma de promover la paz.
Algo hay de neolenguaje orwelliano en este discurso y
en sus resonancias mediáticas.
Otros síntomas de la entronización del dinero
como necesidad de muchos indígenas ha conducido a nuevas formas
de corrupción y delincuencia. Allí está el "retén"
que colocan en Pataté Viejo militantes de la Aric oficial y la independiente
para "cobrar" cuotas a los indocumentados centroamericanos, en evidente
complicidad con los polleros. Tan bueno es el negocio que, cuenta
Lorenzo:
-Ya vinieron los padres de la parroquia de Ocosingo para
aconsejar que dejen de hacer eso, y ellos contestaron a los padres que
no, y que si les insistían, se salían de la Aric independiente
y a lo mejor ponían su propia iglesia.
Otros negocios han sido los asaltos a transportistas de
Ocosingo para robar sus vehículos.
-El otro día un señor, de nombre Coello,
fue contratado para traer un material en su camioneta, y cuando venía
en camino le sacaron los cuchillos y le dijeron 'ora sí, aquí
te paras'. Lo metieron en un camino y en el crucero ya estaban para matarlo
cuando llegaron carros de las dos direcciones, y el chofer gritó.
Los asaltantes agarraron la camioneta, una roja, y se metieron para adentro
de la cañada. Salieron a perseguirlos y no los encontraron. Ya por
el rancho El Roble no habían pasado. Se metieron en otra comunidad,
escondieron el carro y le echaron candado.
A la postre, el vehículo fue recuperado, pero los
responsables ("y todos saben quienes son y quién es el señor
que los manda", dice Lorenzo) lograron escapar. Sólo delataron a
sus cómplices.
Por las mismas fechas, el Ejército federal publicitó
una quema de plantíos de mariguana en "Santa Martha, municipio de
Chalchihuitán" (sic, siendo que Santa Martha pertenece a
Chenalhó) y aunque en cualquier caso no se trata de parcelas de
zapatistas, el énfasis de la información es que la acción
se efectuó "en territorio de influencia zapatista". Este guión
se ha repetido muchas veces, hasta patente ha de tener.
En el mejor estilo de "al ladrón, al ladrón",
los delincuentes procuran inculpar a los rebeldes, y las fuerzas de seguridad
han reforzado la idea de que la existencia de municipios autónomos
propicia los ilícitos, sin que a la fecha alguien haya presentado
alguna prueba, al respecto.
Mientras tanto, la justicia de las juntas de buen gobierno
(JBG) es cada vez más solicitada por campesinos y colonos, con frecuencia
no zapatistas. Un ejemplo reciente: un grupo de maestras que caminaba rumbo
a las montañas en la cañada de Las Margaritas fueron asaltadas
y violadas en el camino por un grupo de hombres encapuchados. Aunque los
atacantes se hicieron pasar por zapatistas, los pobladores de la región
acudieron a la JBG de La Realidad, la cual realizó una investigación
e identificó a los responsables.
-Fue fácil -cuenta un hombre de Guadalupe Tepeyac-.
Se sabía por las maestras que uno de los que las atacó sacó
un machete para amenazarlas y se cortó su propia mano. Allí
fueron los compas a buscar quién tenía una mano así
cortada y lo fueron encontrando. Un señor de aquí de Santa
Rita.
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