México D.F. Viernes 4 de junio de 2004
Habla George Hanson, quien dirigirá a
la OSN en el Palacio de Bellas Artes
El arte constituye uno de los pocos remansos para resistir
la globalización
Dispuso nuevo acomodo de la sección de cuerdas
para interpretar partituras de Beethoven
La mayoría de orquestas en el mundo cuentan con
una estructura más democrática, evalúa
ANGEL VARGAS
Algunos de los músicos de la Orquesta Sinfónica
Nacional (OSN) se mostraron extrañados por la forma en que la sección
de cuerdas actuará en sus dos presentaciones de este fin de semana:
acomodada de diferente manera al formato convencional.
Sin embargo, ninguno de ellos se había atrevido
a preguntar abiertamente al director George Hanson, quien actuará
como huésped, las razones por los que cambió de lugar a la
mayor parte de los segmentos de esa sección.
El nuevo orden dispuesto ubica a los violines primeros
y segundos frente a sí, en los extremos del escenario; al centro
los violonchelos y las violas, y los contrabajos detrás de los violines
primeros.
Sólo
uno de los atrilistas, en medio del ensayo, ayer hizo patente su asombro
y le externó su duda, a lo cual el músico estadunidense contestó
que esa distribución tiene el fin de responder a las exigencias
sonoras y acústicas que demandan algunas de las partituras de Beethoven.
Y es que el programa de los conciertos que la OSN ofrecerá
hoy (20 horas) y el domingo (12:15 horas) en el Palacio de Bellas Artes,
está integrado exclusivamente por obras del compositor alemán:
la Segunda y la Quinta sinfonías, así como el Tercer concierto
para piano y orquesta, en el que actuará como solista el mexicano
Raúl Herrera.
''Tal distribución tiene el sentido de que el sonido
de cada uno de esos instrumentos sea más nítido, profundo
e intenso, en particular el de los violines segundos, y así puedan
en verdad apreciarse las intenciones del autor", explicó el director.
Precisó que esa disposición espacial también
debe ser aplicada con otros compositores como Richard Strauss, Gustav Mahler
y varios alemanes contemporáneos.
Gusto por el repertorio alemán
En su camerino, durante el descanso de media hora, Hanson
aceptó una breve charla con La Jornada, en la cual, entre
otros temas, manifestó su gusto por el repertorio alemán
de todas las épocas, en específico la obra de Beethoven.
Tal es su admiración y preferencia por ese música,
comentó, que ha viajado a aquella nación europea ex profeso
para escuchar el estilo y el sonido de las orquestas locales.
El objetivo es asimilarlo y posteriormente tratar de reproducirlo
con las agrupaciones que dirige, en particular con la Sinfónica
de Tucson, de la que es director artístico desde hace siete temporadas.
A pregunta expresa, sostiene que la música y en
general el resto de las expresiones artísticas son de los pocos
remansos que han logrado resistir al afán de la globalización
política y económica por homogeneizar todos los aspectos
de la existencia humana contemporánea.
Al respecto, precisa, ''afortunadamente aún es
posible distinguir y escuchar en muchas de las orquestas del mundo la esencia
y el espíritu del respectivo pueblo y cultura de los que provienen".
Respeto a los atrilistas
Entre
las convicciones que George Hanson expresó, se encuentra la de que
''es falsa, además de absurda", esa idea generalizada de ''que nos
encontramos en el principio del fin de la música sinfónica,
ya que son ilimitadas la labor social y cultural que cumplen y deben cumplir
las orquestas".
Aceptó, no obstante, que existe una problemática
entre las agrupaciones por lo costoso de su manutención, aunque
reparó en que ''en el transcurso de la historia ese es un aspecto
que se ha sabido sortear, y seguramente así se seguirá haciendo".
Otra de las certezas de Hanson es acerca de la extinción
absoluta de la figura del director dictador, sobre lo cual consideró
que la mayoría de las orquestas del orbe cuentan ya con una estructura
y una dinámica más democráticas.
Si bien acotó que existen algunas agrupaciones
que parecen aún requerir de un manejo y un trato mas allá
de la disciplina y el rigor de parte de quien las dirige.
Su propuesta como director parte del principio de respetar
a los músicos y hacerse del respeto de ellos, darles libertad y
confianza, aunque sin perder nunca el objetivo conjunto de ''lograr el
sonido que uno busca, la mejor interpretación posible; tratar de
hacerla perfecta, y en ese sentido mantener un orden".
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