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México D.F. Sábado 15 de mayo de 2004
Leonardo García Tsao
Patos, osos y borregazos en la Croisette
Cannes, 14 de mayo. Es en este fin de semana cuando el cine mexicano tendrá el grueso de sus proyecciones. Hoy viernes inició la exhibición de Temporada de patos en la Semana de la Crítica, al tiempo que el corto mexico-venezolano Los elefantes nunca olvidan tuvo su segundo pase en la misma sección, acompañando al largometraje israelí-palestino Atash, de Tavfik Abu Wael. El sábado se dará en Una Cierta Mirada la proyección de prensa de Crónicas, segunda realización del ecuatoriano Salvador Cordero, que ha sido coproducida por la compañía mexicana Anhelo Producciones, representada por Bertha Navarro y Guillermo del Toro.
Había muchas expectativas por la ópera prima de Fernando Eimbcke, sobre todo a partir de su triunfo en la Muestra de Guadalajara. Filmada en blanco y negro, se trata de una comedia que se aparta de la línea complaciente de las recientes manifestaciones nacionales del género, y encuentra un tono singular de neutralidad sin dejar de ser entretenida. Elaborando una premisa que pudo haber desbarrancado a los lugares comunes más manidos sobre la adolescencia chilanga, Eimbcke establece una sensación de melancolía y soledad muy apropiada para los tiempos que corren. Es de imaginar que este debut en las pantallas internacionales será el principio de una invitación repetida en el circuito de festivales. Por lo pronto, la primera función de la película llenó la sala Miramar y fue recibida con sonoros aplausos. Luego el director, el productor Christian Valdelièvre, el fotógrafo Alexis Zabé y el más joven de los actores, procedieron a un simpático debate con el público.
Volviendo a la competencia, ya se dio la primera gran decepción de este año. Con Zivot je cudo (La vida es un milagro) el director bosnio Emir Kusturica ha confirmado el agotamiento expresivo que ya se insinuaba en su anterior Gato negro, gato blanco (1998). A lo largo de una estridente alegoría musical sobre el conflicto bélico que dividió a la ex Yugoslavia a principios de los años 90, el cineasta fastidia al espectador con un bombardeo de imágenes y sonidos excesivos, que dan a pensar que todo el equipo de filmación trabajó bajo una sobredosis de anfetaminas. No hay el menor asomo de sutileza -o siquiera un segundo de silencio- en lo que Kusturiça pinta la guerra como una irresponsable farsa de golpe y porrazo, con intérpretes egresados de la escuela de actuación Los tres chiflados. Imposible reconocer al sensible autor de ƑRecuerdas a Dolly Bell? (1981) o Cuando papá sale de viaje de negocios (1985). Kusturica ya ha presumido que con Zivot je cudo espera llevarse su tercera Palma de Oro. Francamente, lo dudamos muchísimo.
La otra concursante del día fue una improvisación de último minuto por parte del festival. Originalmente programado fuera de competencia, el documental Mondovino, del inepto realizador gringo Jonathan Nossiter, provocó el primer éxodo masivo de periodistas en su función de prensa y ha desatado todo tipo de rumores sobre esa promoción tardía e injustificada. Se dice incluso que ha venido a suplir a Fahrenheit 9/11, la controvertida diatriba de Michael Moore contra el presidente Bush, si esta no llega a exhibirse por razones misteriosas. Ese sería un escándalo tan mayúsculo que uno empieza a sospechar que el rumor fue difundido por el propio festival, nomás para agitar las cosas.
El lector disculpará que quien esto escribe no se animó a ver Troya, la anticuada épica de Wolfgang Petersen, porque se estrenó ayer en México, donde uno no está dispuesto a desperdiciar dos horas y media de su tiempo. La programación de la cinta ya cumplió su objetivo: tener en la Croisette a Brad Pitt, quien causó previsibles tumultos al asistir a la función de la noche, acompañado por su esposa Jennifer Aniston. Tal vez verla a ella en vestido de gala hubiera valido la pena... pero uno prefiere quedarse con la duda. [email protected]
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