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México D.F. Sábado 15 de mayo de 2004
OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 123
Día del maestro
Carrera magisterial con dificultades
"HONRAR AL EDUCADOR de la juventud, honrar al maestro,
es conseguir dos fines: uno, estimular su labor con las consideraciones
sociales, y bien sabido es que, al hombre que en sociedad se le estima
y considera y se le quiere, se le facilita más la lucha por la vida;
el otro beneficio lo recogerá la patria, por el estímulo
que se despierte, vendrá la natural competencia y tendremos maestros
seleccionados por sus propios méritos y darán a la sociedad
ciudadanos educados, ilustrados, conscientes de sus deberes y dispuestos
a cumplir con ellos. ¡Cuánto más se ame al maestro,
tendremos una patria más grande!"
EL PARRAFO PRECEDENTE, según consigna el
Diario
de los debates de la Cámara de Diputados de septiembre de 1917,
fue parte de la exposición de motivos que acompañó
la iniciativa para declarar el 15 de mayo día del maestro. Al año
siguiente entró en vigor la iniciativa y desde entonces cada año
se festeja de diferentes formas al maestro. Pero la fecha también
es ocasión para que se expresen los problemas que enfrenta el magisterio
y para que las autoridades educativas anuncien los resultados de las negociaciones
salariales con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE). Desafortunadamente, cada vez parecen más graves los problemas
y menos los motivos para festejar; Observatorio se encarga de analizarlos
en esta entrega.
¿CUANTOS MAESTROS HAY? No sabemos exactamente
cuántos son ni cómo se distribuyen. Las estadísticas
oficiales estiman que en el ciclo escolar 2003-2004 había, en cifras
redondas, un millón 600 mil maestros en el sistema educativo nacional,
de los cuales más de un millón se concentraban en educación
básica, 245 mil en educación media superior y 247 mil en
educación superior. El problema es que los datos no muestran el
número exacto de profesores: se refieren al número de plazas
y no al de personas. Una persona puede ocupar una doble plaza y probablemente
más de dos, pero no sabemos con precisión en qué magnitud
y cómo se distribuye en los niveles educativos. A mediados de la
década pasada, algunas estimaciones señalaban que poco más
de la mitad de maestros de primaria en el Distrito Federal contaban con
doble plaza, pero la proporción no necesariamente se sostiene y
difícilmente la podríamos tomar como indicativa para el conjunto
de entidades federativas y para todos los niveles educativos. Tampoco sabemos
cuántas licencias sindicales indefinidas hay (con derecho a conservar
la plaza de por vida) ni cuántos maestros están de interinos
cubriendo esas plazas sin los derechos que les corresponden.
ACTUALMENTE LA MAYORIA de profesores o de plazas
se ubica en la enseñanza básica: primaria 560 mil, secundaria
333 mil (aquí la variación es por horas de contratación)
y prescolar 167 mil; el volumen de las cifras muestra la importancia de
estos niveles educativos. Sin embargo, como resultado de las tendencias
demográficas y los cambios normativos en la obligatoriedad de la
educación básica, la demanda escolar ha cambiado y seguirá
haciéndolo en las décadas siguientes. La presión ha
disminuido en la primaria pero continuará en prescolar -sobre todo
ahora que la obligatoriedad de este nivel podría convertirse en
válvula de escape del banco de plazas magisteriales- y secundaria,
por lo cual cabría esperar información confiable no sólo
sobre los requerimientos de profesores, sino también de las nuevas
demandas hacia esta profesión, su desempeño en las aulas
y sus condiciones laborales.
EL PROGRAMA PRIVILEGIADO. Otro elemento que permanece
opaco, pero que ha sido declarado central para la revaloración del
maestro es el programa de Carrera Magisterial (CM), que ha sido fundamental
desde principios de los años 90 para modificar las condiciones laborales
de los maestros de educación básica y para articular el sistema
de promoción del magisterio. Sin embargo, su finalidad y logros
han estado en duda desde su puesta en marcha. Las autoridades educativas
destacaron que se trataba de un "sistema de promoción horizontal"
de participación voluntaria e individual, dirigido a elevar la calidad
educativa a través del reconocimiento y estímulo a los mejores
profesores; grupos de profesores inconformes los calificaron más
bien como un sistema de fragmentación y control de su actividad.
Si el SNTE lo consideró un logro sindical que permitiría
la profesionalización de los profesores, la SEP valoró, con
razón, el hecho de que el sindicato aceptase que los maestros fuesen
evaluados.
EL ASUNTO ES QUE CM ha intentado, sin éxito,
mejorar su esquema de evaluación y funcionamiento. A pesar de que
en 1998 se ajustaron los lineamientos iniciales del programa, persistieron
las principales dificultades para reconocer de forma efectiva el desempeño
profesional y los problemas asociados al conjunto de factores evaluados.
Un estudio reciente examina estos cambios y muestra que ni los lineamientos
con los que dio inicio ni los de 1998 expresan una definición de
calidad de la educación: los primeros no precisaban cuáles
eran las cualidades de esos "mejores profesores" que intenta incentivar
y en los segundos simplemente desapareció la relación entre
mejoramiento de la calidad y los estímulos económicos de
CM, suponiendo acaso una relación mecánica entre CM y calidad
educativa (María del Socorro García Manzano, s/f. Una
mirada particular de la carrera magisterial. Estudio de caso de dos escuelas
primarias. Manuscrito. Tesis de maestría, DIE-Cinvestav, México).
ALGUNOS DE LOS CAMBIOS a los factores de evaluación
del esquema de CM son significativos (el esquema de evaluación de
CM consta de seis factores, los cuales tienen un puntaje diferenciado y
en conjunto alcanzan 100 puntos). Por ejemplo, "desempeño profesional",
que es uno de los más polémicos e importantes, sólo
varió su peso relativo en el conjunto de factores a evaluar, sin
resolver el problema de la medición. En los lineamientos iniciales
se le definió como "la suma de acciones que realiza el docente para
interactuar con sus alumnos... y lograr resultados significativos en términos
de productos de aprendizaje"; mientras que en 1998 sencillamente se le
consideró como "la suma de acciones cotidianas que realizan los
docentes en el desempeño de sus funciones" (sin referencia al aprendizaje
efectivo logrado por sus alumnos). Lo sobresaliente es que disminuyó
su puntaje de 35 a 10. Por el contrario, en 1998 el "aprendizaje del alumno"
pasa a ser un subfactor de mayor importancia (de 7 puntos pasa a 20). Cabe
aclarar que la acreditación del desempeño se hace por registros
que maneja la secretaría de cada escuela y no el órgano de
evaluación escolar; y la del "aprendizaje", mediante un examen a
los alumnos a través de un instrumento elaborado por la SEP.
APARTE DE LAS DIFICULTADES con los fines y logros
de CM, y de otros problemas puntuales ya señalados (véase
Comunicado 14: Carrera magisterial, 13/8/99), un problema adicional es
que el programa se ha extendido y arraigado en el sistema educativo sin
que esté a la vista una iniciativa y una estrategia que lo pueda
sustituir. Por cierto, el Programa Nacional de Educación 2001-2006
estableció que CM sería evaluado externamente en 2002 y a
la fecha nada se conoce.
LA EXPERIENCIA SINDICAL. El SNTE agrupa prácticamente
a todos los profesores de educación básica y es uno de los
sindicatos más numerosos en el país y en América Latina.
Este sindicato, que se constituyó en diciembre de 1943 y al año
siguiente obtuvo el registro definitivo y la titularidad de la relación
colectiva de trabajo -el artículo 68 de la Ley Federal de los Trabajadores
al Servicio del Estado sólo reconoce a un sindicato por dependencia
gubernamental-, ha conservado considerable influencia en el sistema educativo
por más de seis décadas. A pesar del proceso de descentralización
de la educación básica que inició a principios de
la década pasada, se logró mantener su estructura nacional
y la representación de los derechos de los profesores ante las autoridades
educativas federales y estatales.
A LO LARGO DE SU HISTORIA, el SNTE ha logrado conservar
su capacidad de presión e introducir cambios en su estructura para
adaptarse a las circunstancias. El problema es que no ha encabezado una
auténtica defensa de los profesores ni una mejora sustantiva de
la educación. Las modificaciones estatutarias de 1992 propiciaron
mayor participación de las regiones, mediante un incremento en el
número de delegados, ampliación de su capacidad de gestión
con la inclusión de nuevas carteras en su estructura y mayor espacio
a las voces minoritarias con el sistema de representación proporcional
para la elección de representantes. Estos cambios le permitieron
sortear la política educativa de los 90, pero no se modificaron
sus prácticas ni la relación entre la dirigencia y los representados.
EL SNTE NUEVAMENTE modificó sus estatutos
en marzo pasado. El cambio más sobresaliente fue la restructuración
de su influyente Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Anteriormente
sólo incluía una secretaría general y una treintena
de carteras (artículo 59) y ahora considera las figuras de "presidencia",
"secretaría general ejecutiva" y 10 colegiados nacionales". Además
se creó un Comité Nacional de Fiscalización, Transparencia
y Rendición de Cuentas, el cual formará parte de sus órganos
de gobierno. Pero uno de los aspectos más relevantes es que la posición
de presidenta fue ocupada por la profesora Elba Esther Gordillo, quien
ya fue secretaria general del mismo sindicato (1989-1995) y recientemente
se separó de su curul en la Cámara de Diputados, y la secretaría
general ejecutiva la conservó el profesor Rafael Ochoa Guzmán,
quien ya ocupaba ese cargo.
EN EL ACTUAL CONTEXTO de disputa y redefinición
de las fuerzas políticas, así como de reorganización
de las agrupaciones de trabajadores -como la Federación de Sindicatos
de Trabajadores al Servicio del Estado y el Congreso del Trabajo- es difícil
prever el papel que desempeñará y la ruta que seguirá
esta organización sindical en los años siguientes. Algunos
analistas consideran posible que cambie su estructura a una conformación
confederada, permitiendo mayor libertad a sus agremiados, o bien, que sea
un proceso más lento de transformación, tomando en cuenta
que sigue desempeñando un papel funcional al Estado (cfr. Aurora
Loyo, "La reforma educativa en México vista a través de los
maestros: Un estudio exploratorio", en Revista Mexicana de Sociología,
vol. 64, múm. 3, julio-septiembre de 2002, pp. 37-62). Otros analistas
consideran que en el CEN del SNTE coexisten tres vertientes: quienes lo
ven como una "fuerza política" con gran capacidad de presión
y negocian a partir de esa apreciación; quienes aún lo consideran
parte del PRI y se sienten comprometidos a recuperar el poder por la vía
electoral, y quienes dan importancia a formular propuestas sustantivas
de carácter educativo, como medio para evolucionar hacia una asociación
gremial más centrada en el mejoramiento profesional del magisterio.
Estas últimas serían las menos.
RECUENTO. Los problemas del magisterio nacional
demandan soluciones urgentes. Seguir manejando cifras y datos inexactos
sobre cuántos maestros hay en el país, en tanto personas
y no en plazas, no contar con un diagnóstico efectivo sobre los
vicios laborales que afectan los programas para elevar la calidad de la
educación o carecer de una dirección clara de trabajo gremial
que permita el avance de la educación, sin el tinte de politización
que impone el SNTE, retrasa la mejora del sistema educativo.
Todos los ciudadanos están cordialmente invitados
a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar sus nombres con sus datos
de localización e identificación al correo electrónico:
[email protected]
[email protected]
Visítenos en:
http://www.observatorio.org
Escúchenos por:
Radio UNAM (860 AM) en el programa Deslinde,
el primer lunes de cada mesa las 19 horas
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