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México D.F. Sábado 15 de mayo de 2004
La OFUNAM, con Mozart y Beethoven
La música de Mozart acompaña este fin de semana el vuelo de las flores de jacaranda en el Centro Cultural Universitario: la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) incluye en su programa de hoy, a las 20 horas en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl (Insurgentes Sur 3000), y domingo al mediodía, la Sinfonía 36, mejor conocida como Sinfonía Linz, de Wolfangus Amadeus Muzartus, con la batuta titular universitaria, a cargo del maestro Zuohuang Chen, quien iniciará el concierto con la Obertura de Oberon, del alemán Carl Maria von Weber, seguirá con la luz de Mozart y culminará, en la segunda parte del concierto, con la Segunda Sinfonía de Ludwig van Beethoven. Amados por el público en general, Mozart y Beethoven convocarán multitudes a la mejor sala de conciertos de América Latina.
Y hablando de los públicos de conciertos, decir que cuando se programa a Mozart y Beethoven las personas vencen reticencias y acuden en tropel a las butacas, es descubrir el agua tibia y el hilo negro juntos. En el caso de la OFUNAM esos autores forman parte de un equilibrio notable donde siempre la vanguardia, la calidad, la experimentación y el descubrimiento de nuevos autores mantienen un público fiel, culto, conocedor, ajeno a las veleidades, amante de la belleza. Esa es la tónica de la política cultural de la UNAM.
Es también lugar común decir que los públicos de concierto no son objeto de consideraciones extramusicales, de marketing o artificiosas. Es claro que se trata de una cuestión de educación, la cual en México se deja en manos de la televisión mientras el gobierno se hace de la vista gorda y de oídos obviamente sordos.
La OFUNAM es la única orquesta en México que mantiene un público constante y numeroso y una tradición de vanguardia, educación, divulgación y disfrute. Las otras dos orquestas importantes, la Filarmónica de la Ciudad y la Sinfónica Nacional, perviven con públicos diversos, apasionados al grado de asistir a una sala incómoda y de mala acústica como la Silvestre Revueltas en el caso de la Filarmónica de la Ciudad o de una asistencia irregular en el caso de la Sinfónica Nacional, que ha recurrido a Beethoven en busca de público, lo cual es plausible como deseable ver lleno de público y pasión el Palacio de Bellas Artes, la Sala Silvestre Revueltas y la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, con Mozart, con Beethoven y con toda la música que hay por descubrir y disfrutar. PABLO ESPINOSA
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